Capitulo 3: La Gota Que Colmo El Vaso

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Él frío del agua, junto con el calor del auto me abochornan, siento él odio y la tristeza en él aire, nadie dice nada, Alma trata de consolarme sobando mi mano izquierda mojada, y dando pequeños suspiros.
¿Sera buena idea decirles lo de mi padre?, no, seguramente lo tomaran como burla y me meteré en mas líos, pero de lo que si estoy seguro es que todo esto es real.
De pequeño, antes de que mi padre me odiara tanto, me contaba historias, decía que venían de sus sueños, eran tan fantásticas y sorprendentes que me sentía como en ellas, incluso, en ciertas ocaciones varios sentimientos recorrieron mi cuerpo como electricidad.
Mi madre da vuelta, aparca el auto y todos bajan, corriendo a la entrada de la casa, yo solo bajo, dejando que él agua me moje mas, siento las miradas de furia de mi Madre y Ryemon, entro en la casa y cierro la puerta.

–¡Vete a bañar y cuando acabes vienes de inmediato!, ¡¿Entendiste?!– me grita mi madre, asiento y me dirijo al baño, escucho como mama comienza a llorar y Ryemon la abraza, Alma sube detrás de mi y me detiene antes de que entre a mi habitacion.

–¿Que fue lo que pasó? – me pregunta tranquila, no es un secreto que ella es la única que me quiere, o algo así.
–nada, solo un ataque de nostalgia– conteste indiferente.
–¿Un ataque de nostalgia?, no te creo, tus ataques de nostalgia son depresiones en silencio, eso fue un show, dime, ¿Que fue lo que paso?– dice casi como si fuera sabia, un ardor se cuece dentro de mi.
–¿te parece si lo hablamos luego?, quiero bañarme– dije y me metí en la habitación, poniendo en pestillo a la puerta.

Me acerco al baño, me quito toda la ropa y me meto en el.
En el momento que abro la llave del agua caliente, un chorro de agua con vapor incluido comienza a salir, me meto debajo y siento como los músculos, las articulaciones y mis pensamientos se relajan.
Gotas, pequeñas porciones de agua que contienen miles y miles de cosas; estas por ejemplo, tocan mi cuerpo llenas de hidrógeno y oxigeno y caen al suelo con sentimientos, lágrimas y partículas de suciedad en ellas... Creo que las cosas pequeñas contienen grandes mundos.
Cuando salgo de bañarme, Ryemon esta en él ordenador, mandando emails a familiares y amigos, solo escucho su respiración fuerte y rápida.
Me acerco al ropero y tomo mi pijama color gris, me la pongo y cuando volteo, veo a Ryemon observándome, sus ojos contienen odio, enojo, y excitación, combinaciones muy extrañas por cierto.

–¿Que?– pregunto molesto.
–¿Por que hiciste tu show en él entierro?–pregunta frío y calculador.
–Por que... No lo se... ¿Quizá estoy loco?– contesto sarcástico, mientras me siento en la litera y me coloco unas pantunflas.
–No, tu no eres así Daemon– se levanta y se acerca rápidamente, poniéndose frente a mi– nunca le mostraste amor a mi papa, y ni el a ti, y no eres alguien a quien le guste estar dejando las cosas para después, ¿Que fue lo que pasó? – pregunta con los brazos cruzados y la voz pesada.
– no lo se, y ya, dejame en paz– digo mientras me levanto e intento salir de la habitación, él me detiene de un brazo y aprieta con fuerza, haciendome gemir.
–dijiste que dejara de bromear, pero después comenzaste a alucinar, ¿Que fue lo que paso Deamon?, ¡Dime!– su voz suena por toda la habitación y retumba en mi cabeza.
–dejalo en paz Ryemon– la voz de mi madre suena detrás de mi, Ryemon me suelta y los dos volteamos, mi madre entra, con los brazos cruzados, la mirada hinchada y los ojos cansados–solo... Deja que yo hable con el– dice mi madre, Ryemon asiente y sale de la habitación.
–Madre...–Comienzo a decir pero ella me calla levantando un dedo, avanza hasta llegar a la ventana, y la abre, dejando entrar la brisa fresca de la noche lluviosa.
–No hables – dice mi madre y voltea a verme esperando una reacción, asiento y ella me señala la cama, asiendo que me siente, lo hago – se que tu padre fue duro contigo– suspira, toma mucho aire y continua – incluso llegó a decirme que no te quería, que eras extraño, y que no embonabas en la familia, yo lo creí en ciertas ocaciones, pero trate de nunca hacerte daño, y aunque se que él no fue él mejor, nunca te dijo nada malo... Pero... ¿vengarte?, ¿por que te querías vengar?, ¿por que no te quería?, ¿u otra cosa?– las palabras se quedan grabadas en mi cerebro como un tatuaje, provocándome dolor, un dolor muy fuerte, que me provoca nudos en la garganta y lágrimas saladas.
–No... No... Yo nunca... – comienzo a decir.
–¡NO ME DIGAS QUE NO!, ¡Entonces!, ¡¿POR QUE?!– mientras lo dice se acerca con pose dramática y amenzadora, lo cual me hace retroceder en la cama.
–¡Por que lo escuche!– digo y las palabras se quedan en él aire, listas para ser atrapadas.
–¿como que lo escuchaste?– pregunta casi en un susurro.
–si, lo escuche, me pedía ayuda, me ganó la locura, pensé que aun estaba vivo en la caja y traté de aventarme para salvarlo, pero no, por que lo vi, en una parada de autobuses, e igual me pedía ayuda...– no termine y él dolor en él cachete yacia ahí, la cachetada de mi madre me había volteado la cabeza, la mejilla me punsa, y apuesto a que tengo su mano marcada.
– con tu padre no juegues, tenle respeto– me dice y sale de la habitación, dejando la tensión en él aire, y un vaso de agua caido que estaba en él suelo, con él agua a su alrededor, y una gota a punto de caer de la boquilla del vaso, en donde apenas podía diferenciar mi reflejo.

Los Ojos De Mis SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora