Moonlit Bear

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(Se recomienda escuchar con esa canción.)
(Paz entre el Clan Senju y el Clan Uchiha.)

Mientras el bosque a las afueras del clan Uchiha se encontraba totalmente oscuro, un hombre de 30 años caminaba por allí con una capa cubriendo su cuerpo mientras vigilaba que ningún intruso entrara a su Clan, en especial a la casa mas cercana a la entrada del bosque, su propia casa, donde se encontraba su familia.
Caminando por todo el alrededor, encontró un lugar donde la luz de la luna alumbraba como si fuera una señal. Al acercarse más se sorprendió de lo que encontró, allí mismo habían dos canastos de mimbre, cada uno portaba dos frutos.

El primer canasto tenia un fruto de color marrón, mientras que el otro era un fruto de color blanco, y el segundo canasto tenía un fruto de color crema, mientras que el otro fruto era de color marrón con blanco.

Este se encontraba sorprendido, pensando que era un regalo de Rikudou Sennin agarro ambos canastos en brazos, con la opción de llevar los cuatro frutos a su esposa Midori y a sus dos pequeños hijos, Madara e Izuna.

Mientras mantenía un paso apurado, observaba como la luna estaba totalmente reluciente en esa noche, blanca, enorme y brillante, maravillosamente hermosa.
Sin embargo, siempre en noches así los osos aprovechan para cazar, sean otros animales o seres humanos.
Tajima, quien portaba ambos frutos, sonreía con felicidad, hasta que un ruido y pasos feroces los seguían de atrás.
Al darse la vuelta con nervios, pudo observar la silueta de un oso, y sin pensarlo dos veces comenzó a correr lo más rápido que sus piernas le daban.

- No dejaré que un oso hambriento me quite estos frutos. - Pensó mientras corría por el camino donde las flores caían mientras abrazaba con fuerza ambos canastos con los frutos dentro.

Aunque corría de esa manera, el oso lo seguía detrás de él, rugiendo con ferocidad.
La piel de Tajima se puso como gallina con solo pensar que en cualquier momento el enorme oso lo atraparía.
Mientras corría, iba rezando a dios que el oso le diera el perdón y lo dejará escapar con aquellos frutos en brazos.

Corría y corría pero el oso no lo abandonaba, por suerte aun no llegaba a atraparlo.
Tajima mientras corría supuso que los frutos eran el mayor tesoro del oso, aun tratando de perder al oso, comenzó a correr sin rumbo, perdiéndose de su camino, pero teniendo esperanza de que llegaría a su casa.
Los rugidos del oso cada vez parecían una voz...

"Devuélvemelos" 

La luna iluminaba la silueta del oso y la de Tajima, ese ultimo en ningún momento soltaba ambos canastos, no se lo dejaría tan fácil al oso.
Tajima, al saber que perdió su rumbo comenzó a llorar en voz baja, sintiendo también otros llantos... los del oso y los frutos llorar. 
Ignorando todo aquello, pensando que su mente estaba jugando con él en ese momento de pánico, siguió corriendo con lágrimas.

Al abrir sus ojos observo su casa frente de él, y en la puerta de la entrada su escopeta, la cual usa para cazar.
Dejando los frutos en la entrada de la puerta agarro su escopeta y apunto al oso.

(...)

El ruido de una puerta de madera al cerrarse en la casa...
Él mayor por fin se encontraba calmado, cerrando con tranca la puerta de su casa, tras de él apareció su esposa, Uchiha Midori, acompañada de ambos niños entre ocho y seis años de edad, Uchiha Madara y Uchiha Izuna.

- Por fin logre llegar a mi dulce y querido hogar. - Dijo Tajima en un suspiro, sin darse cuenta que su familia estaba tras de él.

Tajima al girarse observo la sonrisa alegre de su esposa y de sus hijos... la cual dramáticamente cambio al observar los cuatro frutos en dos canastos, el rostro de sus dos hijos eran de curiosidad, mientras que el de ella era de tristeza con asombro.

- Tajima... escucha bien... se que nuestros últimos tres hijos ya han dejado este mundo... vamos... devuelve a esos cuatro bebes, junto a su familia... te lo ruego... -Dijo con el tono más calmado posible.

Los ojos de Tajima se abrieron enormemente, al bajar la mirada, los frutos tenían la forma de cuatro bebes que lloraban con fuerza.
Recordando todo su recorrido, no podía creer que había raptado cuatro bebes inocentes.

- Dios mio... he... he cometido un crimen imperdonable... -Dijo Tajima quien se encontraba en estado de shock.
- Vamos, aún podemos arreglarlo. -Dijo Midori tocando el hombro de su esposo.

Mientas ambos adultos hablaban, Madara e Izuna abrieron la puerta de la entrada para buscar leñas en la parte afuera de la casa, al abrir la puerta se sorprendieron con la escena que encontraron ante sus ojos.

- No puede... -Dijo Madara sin quitar la vista de aquello.

Ambos adultos se acercaron a la entrada de la casa, observando un oso... o no.
Afuera de la casa yacía un hombre alrededor de la misma edad que Tajima. Era un hombre alto, con el pelo marrón oscuro largo y una piel bronceada. Llevaba un traje rojo carmesí, al igual que la sangre que salía de su pecho, en su frente portaba una bandana blanca, con el símbolo del Clan Senju.
Y a su lado había, una canasta con unas rosas rojas y cuatro biberones de cristal muy llenos de leche, la cual aun se encontraba caliente...

Aquella voz del "oso" que escuchaba Tajima, era la voz de aquel hombre que lo perseguía.

- Padre... se parece mucho a ese bebe. - Dijo Izuna, señalando al bebe de cabello marrón y piel bronceada.

Tajima, sin responder aquello recordaba los gruñidos, que poco a poco en su mente se aclararon en palabras.

"Devuélvemelos" "Devuélveme mis hijos" "Ladrón" "Mis hijos"

- Que haremos... - Dijo su esposa observando el cuerpo de aquel hombre.
- ... Solo nos queda devolverlos al Clan Senju... y decir... que hubo un percance con el padre de ellos...

"Ni dios te salvara de tu pecado cruel..." "Robar por algo que perdiste y matar por algo que quieres."


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