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No era como si Donghyuck odiase trabajar en una biblioteca pero simplemente no es el mejor empleo que una persona pudiera tener.
 
 
Él está cursando la universidad, por lo que debería estar conociendo chicos lindos o saliendo de fiesta cada noche, pero en lugar de eso se encontraba caminando todo el tiempo por lo aburridos y repetidos pasillos llenos de libros.
 
 

Sin embargo una de las ventajas de trabajar allí era el poder pasar más tiempo estudiando, y además, su mejor amigo Jeno lo acompañaba la mayoría del tiempo pero fuera de eso seguía manteniendo la teoría de que no era el mejor trabajo del mundo.
 
 
Nunca podía llegar a conocerse realmente con alguien para salir o para pasar el tiempo porque los chicos que solían concurrir a la biblioteca estaban tan aislados de sí mismos que aterraba, o simplemente estaban demasiados aferrados a la idea de no tener una vida social digna.
 
 
Los días se le hacían interminables y aburridos. Los clientes siempre eran los mismos y cada vez que iban, les hacían revisar la misma sección de libros, y las chicas solo pretendían buscar libros para coquetear con Jeno.
 
 
Donghyuck siempre reía cuando ellas intentaban coquetear con él, esperanzado de que capten la indirecta de que la única impresión que podría tener al ver un par de pechos seria salir corriendo. Luego, Jeno salía a comprar el almuerzo y lo dejaba a él solo atendiendo a las demás personas.
 
 
El pequeño solía pensar mucho mientras yacía allí sentado en el escritorio ubicado en la parte posterior del lugar, rodeado del silencio absoluto y del olor a libros viejos.
 
 
El campus de la universidad no ofrecía una biblioteca, sin embargo estaba directamente frente a ella, por lo que todos los alumnos solían salir a conseguir sus libros de estudio a la hora del almuerzo.
 
 
Donghyuck oyó el sonido de la puerta abrirse, señalizando que alguien nuevo había ingresado, y, a juzgar por el aroma a comida china que se sintió, pudo deducir que se trataba de Jeno. Al cabo de un segundo ya se encontraba frente a él, dejando la bolsa sobre su escritorio.
 
 
— Huele asombroso, gracias— la voz de Donghyuck sonó debajo de un susurro, obviamente para no distraer a los alumnos concentrados en sus lecturas.
 
 
Jeno le dio una sonrisa y abrió la bolsa, sacando un paquete para ambos de adentro.
 
 
Donghyuck abrió su caja. —Me conoces bastante bien.
 
 
Jeno rió en voz baja.
 
 
Donghyuck rodó los ojos mientras ambos comenzaban a almorzar en silencio. El único ruido que se podía oír era el de sus palillos moviéndose y el de las páginas pasarse.

 
 
Alrededor de tres horas después, las cajas vacías de comida ya estaban dentro del cesto de basura. Se estaba acercando el final de su turno pero la biblioteca cerraba a las ocho. Donhyuck había ayudado a cinco personas a buscar los libros que le pedían y Jeno se había dedicado a re-acomodar los estantes, suspirando ante el hecho de que al final del día volverían a estar desacomodados y tendría que hacerlo otra vez.
 
 

Donghyuck organizo un poco de su escritorio. Los papeles esparcidos por todo alrededor de la madera fueron reorganizados en carpetas y los nuevos pedidos fueron tipeados en la computadora.
 
 
Momentos después, los zapatos de Jeno golpetearon hasta llegar a la mesa y se detuvieron delante de él, recuperando el aliento. —¿Que hora es?
  

 
Donghyuck estaba algo desconcentrado, pero bajo la vista hacia su reloj en busca de la respuesta.—Las cinco y media.

   
 
Jeno jadeo, y entonces recordó que debía guardar silencio.—Mierda, mierda y más mierda. Tengo una cita a las seis, joder. Bien, debo irme. ¿Tú estarás bien aquí?
 
 
 
Donghyuck suspiro, exasperado falsamente.—Siempre cuido de la biblioteca cuando tú te vas a tus citas.

   

 
Jeno volvió a quejarse, aun hablando en susurros.—Cuando salgas con un chico la cuidare yo, ¿bien?
 
 
 
Donghyuck rodó los ojos ante la posibilidad de que eso pase alguna vez.—Diviértete
 
 
 
Jeno pego un brinquito y sonrió, tomando a su mejor amigo de los hombros y plantándole un beso torpe en la mejilla, susurrándole lo agradecido que estaba.

   
 
Donghyuck rió entre dientes.
 
 
 
Una vez que oyó las puertas cerrarse nuevamente, largo un suspiro y el prominente silencio que su lugar de trabajo emanaba se volvió a hacer presente.
 
 
  
Cuando el reloj marco las seis en punto, la biblioteca comenzó a vaciarse como siempre lo hacía. Los alumnos siempre solían irse aquella hora y decidían volver al día siguiente, y a partir de ese momento nadie más entraba porque sabían que no quedaba suficiente tiempo de todos modos, excepto algunos que leían hasta alrededor de las siete pero fuera de eso Donghyuck solo se quedaba para cerrar ese lugar.

 
 
Al dar las seis y media, el castaño oyó el ruido de la puerta volver a abrir, interrumpiendo el aura de silencio.
Se escucharon algunos susurros y Donghyuck los calló como tenia ordenado hacerlo.
 
 
Entonces un chico de cabellos rubios se hizo presente por uno de los pasillos. El chico casi tropieza con el pliegue de la alfombra y Donghyuck casi rompe en carcajadas ante aquel acto tan torpe. El chico era guapo, una especie de hermosura que te hacía sentir confuso y bendecido a la misma vez.

 
 
 
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Antes de seguir, todos los créditos a su respectiva autora yo solo me encargue de adaptar y arreglar algunas cosas para que tengas mejor sentido, enjoy this!

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