El sonido de las ruedas de mi maleta resonaba el doble sobre el pavimento. La soledad de la noche no me proporcionaba ningún confort, y el haber recordado el homicidio del día anterior en esta misma zona, no ayudaron en nada. Al estar frente al departamento veintiuno, eleve mis nudillos para dar suaves golpes. El timbre de la cerradura eléctrica me quitó del trance dejándome a la vista el rostro sonriente de mi mejor amigo.
-Selin
Sonreí ante él.
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Luego de darme una rápida escaneada, noto mi pequeña maleta, lentamente su sonrisa comenzó a borrarse.
-¿Ocurrió algo?- su tono preocupante me dio ternura y nervios, suspire pesadamente recargándome en la maleta.
-Lo mismo de siempre, solo que esta vez... -Las palabras por alguna razón se atascaban en mi garganta, trague grueso para quietar aquel nudo, los ojos suplicantes de mi amigo me incitaron a seguir.
-Fue definitivo. Yoongi finalmente se canso de mí...- un susurro débil salió de mis labios, algunas lágrimas intentaron filtrarse, pero rápidamente comencé a quitarlas al refregar mis ojos molesta.
Las manos pequeñas, pero cálidas de Jimin se colaron sobre mi cabeza indicando que me acercara lentamente junto a él, alcanzando una distancia poco escasa, coloque mi cabeza sobre su pecho. Me permití elevar mis manos sobre su pecho.
-Está bien pequeña...- sus manos comenzaron a dar suaves carisias.
Park Jimin había sido mi mejor amigo desde la escuela media, gracias a las insistencias de mi madre, nos conocimos en la misma academia de danza contemporánea en Busan. A diferencia de los demás pre-adolecentes el no causaba ninguna repugnancia en mi, al contrario, me parecía bastante amigable.
-Entonces...¿Qué aras?-pregunto volviéndome a la realidad.
Un poco pensativo, comenzó a mover de lugar los anillos de sus cortos dedos. Nos encontrábamos en el único sofá de la sala. Podía sentir nuestras rodillas rozar perfectamente, su respiración por un momento se coloco junto a mi oído, o eso creí.
-Buscare un departamento, tendré que pedirle dinero a mi madre.- Mi voz salió llena de decepción. Nunca imagine que tendría que volver a pedirle algo a mi madre. Me mataría cuando se enterara.
-Puedes... quedarte aquí- su voz dudo por un momento, luego acabo la frase con una sonrisa tímida.
-Jimin, sabes que no te molestaría de esa forma.- intente negarme.
-No me molestas, a veces es un poco aburrido estar solo- bromeo un poco, al sonreír dejo que sus ojos se cerraran al punto de parecer dos rendijas.
