Prólogo...

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"Si mi sonrisa mostrara el fondo de mi alma mucha gente al verme sonreír lloraría conmigo"...



- ¡Oye chico!, ¡ya vino tu reemplazante así que puedes retirarte- esas palabras viniendo de mi anciano jefe fue como escuchar las campanadas del cielo, ¿cómo era posible que con tan solo escuchar una oración conformada por 10 palabras pudiera volverme tan feliz?, aunque fuera estúpido la alegría me domino en estos momentos...

Sin pensarlo 2 veces comencé a recoger mis pertenencias y guarde los planos del edificio que estamos construyendo para así poder largarme de una buena vez; la tarde ya había caído y las piernas me dolían increíblemente a cada paso que daba, este día estuvo particularmente agotador... después de todo no es tarea sencilla el estar de pie por más de 10 horas seguidas dirigiendo a un número tan grande de personas, el frio viento fue mi buen acompañante durante la mayor parte del trayecto a mi hogar y tan solo me dedicaba a disfrutar de como mi invisible compañía despeinaba mi cabellera aún más de lo habitual e inconscientemente lleve una de mis manos a mi nuca cuando sentí como un escalofrío me invadió en dicha zona, creo que ya necesito un corte de cabello...

No pasaron más de 30 minutos lo que me tomo el llegar a mi pequeño departamento, este se encontraba en el centro de Karakura la ciudad en la que he vivido desde que tengo uso de razón y a pesar que mi actual residencia fuera un lugar modesto enserio era un espacio sumamente acogedor, en el me sentía completamente en casa.

Sin muchos preámbulos me dispuse a entrar solamente para encontrarme con las luces prendidas y ser recibido por un pesado silencio, mi mirada recayó en el reloj situado en la celeste pared de mi costado derecho dándome cuenta que este dictaba las 7:12 pm y sin prestarle mucha atención me dirigí a la sala dispuesto a lanzarme sobre el sofá pero mi plan no surtiría efecto puesto que el mullido sillón ya estaba siendo ocupado por una persona demasiado conocida para mí; allí dormida sobre el sofá yacía mi compañera de hogar, sus cortos y lacios cabellos negros lucían desperdigados alrededor de su blanquecino rostro y sus ojos completamente cerrados así como sus labios entreabiertos le conferían un aire de completa tranquilidad, sin quererlo una sutil risa se escapó de mi boca y no pude evitar envidiar a la pequeña morena que parecía estar de lo más cómoda en esos instantes.

Sin mucho esfuerzo la cargue en mis brazos para llevarla hasta su recamara y que así pudiera dormir mejor, sus ojos se entreabrieron por una milésima de segundo dejando ver ese bello color violeta que poseían pero se volvieron a cerrar en el instante, por lo visto no pretendía despertarse la muy perezosa aunque no es de extrañar ya que Rukia siempre tuvo el sueño pesado, la deposite en su acolchonada cama y cuando estaba a punto de marcharme algo capto mi atención... pude percatarme como su mano izquierda estaba empuñada conteniendo un trozo de papel y la curiosidad pudo conmigo así que tomando dicho papel leí su contenido, era una carta de amor que le habían obsequiado y lastimosamente la propuesta de noviazgo del chico fue rechazada al igual que todas las anteriores... saber eso ya no era nada nuevo para mí; devolviendo la hoja a su posición inicial abandone el dormitorio en completo silencio para dirigirme al propio y una vez metido bajo las sabanas me fue imposible no pensar en cierta situación que me preocupada desde hace unos años... pensar si mi compañera de casa y gran amiga podría superar totalmente los fantasmas que la atormentaban, esos malditos fantasmas que se originaron a raíz de su pureza mancillada y al igual que en la mayoría de las noches pasadas ese recuerdo de aquel maldito día acudió mi mente...

Recuerdo como si fuera ayer aquel detestable 24 de abril en el que me di cuenta de ese horrible descubrimiento... ese preciso día hace 7 años atrás salí temprano de la universidad debido a la incapacitación de Kanade-sensei por lo que decidí hacerle una visita sorpresa a mi pequeña y morena amiga; justo cuando planeaba abordar un taxi de la esquina una camioneta muy familiar para mi llamo mi atención mientras me pitaba sonoramente, sabia de sobra que Retsu-san y Zaraki los tíos de Rukia eran quienes abordaban el vehículo por lo que acercándome a ellos me obligaron a subir para luego arrancar, ellos sabían de sobra que me dirigía a su hogar por lo que Retsu-san decidió llevarme junto a ellos, me sorprendió el hecho de que no estuvieran trabajando a esa hora pero no quise indagar sobre ese asunto, la verdad es que ellos causaban un poco de temor.

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⏰ Last updated: Mar 21, 2017 ⏰

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