Never Enough

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Louis me tenía muy bien agarrado, con su pequeña y fina mano tras mi cuello presionándome más cerca de su anatomía mientras acariciaba mis labios con los suyos, los delineaba con su lengua, los mordía. Besaba tan bien que me hacía olvidar mi nombre.

Lo extrañé tanto que me sentía todo un ganador besándolo. Sus caricias y besos me estaban volviendo loco.

Extrañaba la inestabilidad y el balanceo de su cuerpo al estar de puntillas para alcanzar mis labios tanto como extrañaba tener que agacharme un poco para que enganchara sus brazos en mi cuello y me besara.

-Esto está tan mal, Harry. No debería estar haciendo esto.-Dijo, rompiendo el beso y tirando de mis brazos para alejarse.-Esto es horrible por mi parte...

Notaba en su voz el arrepentimiento, en sus ojos la tristeza. Todo esto era tan difícil...

Aunque sabía que estaba mal, no podía resistirme, necesitaba su toque, necesitaba besarlo. Necesitaba tenerlo a mi lado aunque fuera solo un rato.

-No me importa Louis, no necesito mi corazón, puedes romperlo.

Simplemente no podía tener suficiente de él, nunca era suficiente.

Me besó otra vez, desesperado y podía sentir que me había extrañado tanto como lo había extrañado yo a él.

Sus pequeñas manos acariciando mi espalda, mi cuello, mi pecho, aferrándose a mis brazos.

¿Estaba acaso en el paraíso?

Lo estaba, Louis era mi paraíso.

Fue un momento tan mágico, tan precioso que creí oír aquella música de las películas. Esa que siempre ponen cuando una pareja se reune.

Sonreí en sus labios y lo cogí de los muslos, lo levanté y le di vueltas mientras nos besábamos. Quería separarme y decirle que lo amaba pero sus labios no paraban de moverse sobre los míos.

En ese momento estaba feliz, pero tenía un sentimiento agridulce en mí. Estaba feliz por verlo pero aún no liberaba ese enfado oculto que tenía. Porque aunque no lo pareciera, sí, estaba enfadado. Y trataba de ocultarlo, aún no se por qué.

Muchas veces de las que lloré fueron precisamente por aquella confusión sentimental que cargaba. No quería odiarlo, ni enfadarme con él, porque era mi Louis. Era la primera persona a la que había amado. Me había dado por él. No quería odiarlo, no podía. Nunca he podido odiarlo.

Seguí sonriendo en sus labios a medida que mi felicidad pasaba a ser confusión. Y quise no centrarme en ello. Porque, cielos, iba a tener otra oportunidad con él. Lo estaba tocando. Tenía que vivir ese momento, porque yo sabía en el fondo de mí que todo estaba perdido.

-Vamos a otro sitio Louis.-Le dije mirándolo fijamente. Pude ver su embriaguez brillando en sus ojos y esta no era precisamente de alcohol.

Me cogió de la mano y empezó a caminar rápidamente por los pasillos de aquella casa hasta que dio con una habitación con una pequeña cama en la que me tiró con fuerza inmediatamente.

Cerró la puerta con pestillo y se echó encima de mí para besarme una vez mas.

Su piel se sentía como algodón rozándose con la mía, su piel tersa bronceada y brillante una vez más bajo mi toque. Su lengua rosada una vez mas rozando mi cuello y batallando con la mía.

Mientras estaba encima de mí me aseguré de hacer su ropa volar por todas partes hasta que quedó en calcetines sentado encima de mí.

Parecía tan inocente, completamente desnudo con los labios hinchados y a la vez tan erótico.

Made In The Am (L.S) (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora