Capítulo 1.

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*Dos días antes del accidente*

- Te veo en casa, ¿si? – coloque uno de sus mechones lacios detrás de su oreja y acaricie su mejilla disimuladamente, me sentía tan afortunado de tenerlo a mi lado.

- De acuerdo, voy a extrañarte – hizo un puchero, era quince centímetros más bajo que yo, se veía tan tierno haciendo ese gesto.

- Te amo, David, cuídate por favor – hable en voz muy baja para no ser escuchado.

Me ignoró y se dio media vuelta para ingresar a la preparatoria.

Suspiré, realmente lo amaba, él era muy especial para mí, pero debía entender que no podíamos gritar nuestro amor al mundo.

- P.O.V. DAVID –

Entre a la preparatoria un poco fastidiado por la actitud de Alejandro, ¿acaso era tan difícil aceptarse?

Vi a Kazzie, mi mejor amiga, se encontraba con su grupo de amigas.

-¡Pequeño! – corrió hacia mí una chica rubia amiga de Kazz, me abrazó y besó mi mejilla. Se separó de mí y limpie con brusquedad el lugar donde marcó su labial.

- No sé quién eres y no me interesa saberlo, pero no vuelvas a besarme – dije molesto mientras la señalaba con mi dedo índice - ¿oíste?

- Venga, ¿seguirás con eso de ser gay? – preguntó burlona.

- ¿Seguirás con eso de ser tan cabeza hueca? – seguía molesto.

- Me llam- la interrumpí.

- No me interesa saberlo, ¿acaso no comprendes? – levante un poco la voz provocando que algunos alumnos que iban pasando se girarán a ver la escena.

- ¡Eres un maldito gay! – chilló molesta.

- El gay al que te quieres coger, querida – guiñé el ojo burlón y me fui lejos de esa rubia loca.

Caminé al segundo piso, tenía Literatura Antigua, era mi clase favorita, sin embargo, no tenía amigos en ese modulo, era un chico solitario.

Tome el asiento del fondo, a mi lado se sentaba una chica de cabello corto teñido de morado y azul, era homofóbica, pero no tenía idea de mi orientación sexual.

-Chico, ¿tú eres David? – pregunto un tipo de primer año desde la puerta.

- Sí, soy yo – me levante y camine en dirección a él - ¿Paso algo?

- Te mandaron esto – me entregó un ramo de tulipanes naranjas – Que suerte tienen algunos – rio, tomé el ramo, le agradecí y regresé a mi asiento.

Había una nota, una letra algo torcida y bastante familiar para mí "Lo siento. – Ale"

La clase comenzó segundos después, con una motivadora frase por parte del señor Diley, el profesor.

-"El amor te desarme, pero es lo único que te mantiene vivo". Buenos días jóvenes.-

- Buenos días – respondimos todos los presentes al unísono.

- Espero que se encuentren todos presentes, hoy entrego calificaciones parciales – dejó el portafolio sobre el escritorio para después sentarse.

Este era un buen momento que quisiera compartir con Alejandro, pero si pasaba o no a él le daba totalmente igual.

-Parra, David; usted fue el mejor este parcial – la voz del profesor me sacó de mis pensamientos, mis compañeros aplaudieron más a la fuerza que con ganas.

Me levante y fui directo al escritorio – Venga, lea en voz alta su trabajo – dijo y me dio una palmada en el hombro.

Asentí con la cabeza, nervioso. Tomé la hoja que contenía mi trabajo y comencé.

-E-enamorarse es bue-bonito, es fácil – realmente estaba nervioso, la respiración comenzaba a faltarme – e-es una-a sensación de-e mariposas y-y... - solté la hoja y cubrí mi rostro con ambas manos, comencé a llorar y a respirar rápido.

Sentía que me ahogaba y a nadie parecía importarle.

-¡Alguien vaya por ayuda! – escuché al profesor gritar asustado.

Lo último que recuerdo fue el sonido de la puerta cerrándose.

- P.O.V. Alejandro –

Me sentía mal por David, así que corrí, literalmente, a una florería por un ramo de tulipanes naranjas, no tengo idea de cuál sea su flor favorita, solo quería estar bien con él.

-Hey, ¿eres de último año? – pregunte a un tipo que paso cerca de mí.

- No, voy en primero – respondió algo extrañado.

-Bueno, eso da igual – le enseñe el ramo – por favor, llévaselas a David, es de último año, debe estar en alguna porquería de literatura.

El chico acepto y se llevó el ramo consigo.

Me fui caminando a la casa que compartía con David, no dormía ahí, solo pasaba las tardes y después me iba a casa de Alyn, hay que cuidar las apariencias.

Estaba por llegar cuando recibí una llamada de David.

-No tienes que agradecer, enano – dije apenas conteste.

- ¿Alejandro? Disculpe, David Parra se desmayó – una voz totalmente distinta habló del otro lado de la línea.

-David, esto no es gracioso, odio las bromas – intente ser un poco más paciente.

- Señor Alejandro, esto no es una broma – se hizo un silencio incomodo- Lo esperamos en la enfermería de la preparatoria.

Y la línea se cortó.

¿David? ¿Desmayado?

Regresé sobre mis pasos a la preparatoria.

Llegue y pase directo a enfermería, ahí se encontraba David, ya consciente, pero un tanto "ido", le habían atado el cabello en forma de coleta.

-¿Qué te ha pasado? – me acerqué con temor de hacerle daño.

- No- no se- dijo con una voz apenas audible- Estoy muy asustado, Ale – se aventó a mis brazos y comenzó a llorar.

- Hey, suéltame – lo empuje levemente – ¿De nuevo la ansiedad? – rodé los ojos.

-¿Por qué eres así? – sus ojos estaban rojos y un poco hinchados.

- Vamos a casa – tome su mochila, el ramo de tulipanes y a él lo jale con brusquedad – Deja de llorar, pareces marica – comenzaba a irritarme.

Salimos de la preparatoria, David estaba hecho un mar de lágrimas, me colgué su mochila y aventé los tulipanes a media calle.

-¡BASTA! – Lo tome por los hombros - ¡DEJA DE LLORAR, JODER! – me pase ambas manos por el cabello.

Camine a casa, sentía los pasos lentos de David detrás de mí.

-Fui el mejor este parcial – dijo triste.

-Ah, que bien – levante los hombros restándole importancia, llegamos a casa, abrí, deje su mochila en la sala y me tiré al sillón.

David entró y cerró la puerta detrás de él.

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2017 ⏰

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