Jungkook sabe que la vida consta de momentos, de retazos de alegría, trozos de llanto y quizás una pizca de furia. Sabe que cada día se descubre algo nuevo y que ciertas personas, tienden a desbordar sentimientos por sus poros, llenando las habitaciones en las que se encuentran, llamando la atención, convirtiéndose en alguien. Alguien que vi, alguien que escuché, alguien que comentar.
Y una de esas personas es Park Jimin, su vecino.
22 años y un historial poco convencional en lo que consta el vivir.
Pero no le sorprende, a Jungkook realmente no le sorprende cuando es temprano por la mañana de un día sábado tan soleado como ninguno y Jimin está lanzando cosas por la ventana de su habitación.
Abajo, en el jardín, se encuentra Yoongi, su ex novio, intentando atrapar cada prenda de ropa que es lanzada, cada disco, cada fotografía. Es una escena muy divertida, pero algo que sí le sorprende, es la diversión que se ve reflejada en el rostro de Jimin, le produce una sensación que burbujea en su interior y se desborda, se desborda como todo lo que significa su vecino, Park Jimin.
- Jimin, ¡por favor! Podemos hablar esto como gente civilizada. - La voz de Yoongi se escuchaba cargada de algo, algo que Jungkook pudo diferenciar como culpa, pero lo único que escuchó, fue una leve risita viniendo de Jimin, quién seguía lanzando cosas por la ventana sin fin.
- Yoonie, no puedo escucharte desde aquí arriba, ¿Hoseok no te está esperando? - Le respondió el menor, deteniendo su tarea para inclinarse en el alféizar y así fingir que podía escuchar mejor al pálido.
- ¡Dije que...! - Yoongi no pudo terminar la frase cuando Jimin le lanzó un globo relleno de agua, logrando que este reventara en su cabeza y lo empapara por completo. La risa del castaño resonó en los oídos del pelinegro y pudo jurar, que era como la risa de un ángel.
Sus manos se apretaron en torno a la tela de sus pantalones cuando se dio de cuenta hacia donde iban dirigidos sus pensamientos y en un arranque, se dirigió a Jimin con la voz temblando en sus cuerdas vocales.
- ¿Te gustaría salir conmigo mañana? - Pronunció, alzando su voz por sobre la alegre y chillona risa del mayor, que, sorprendido, elevó la mirada hacia él, deteniendo su ataque dirigido a su ex pareja. Pronto, una amplia sonrisa se dibujó en su rostro, logrando que sus adorables y rellenitos mofletes se vieran más adorables y rellenitos de lo que ya eran.
La imagen sacudió el corazón del menor.
- ¡Claro! - El castaño sacudió su cabeza un par de veces en señal de asentimiento y le tendió un globo al pelinegro, su mirada viajando divertida y traviesa entre el chico que aún gritaba abajo de ellos y el globo en su mano. Oh no, Park Jimin quería la venganza. Jungkook tomó nota mentalmente de lo peligroso y vengativo que podía llegar a ser el chico cuando arrojó el globo relleno de agua sobre la cabeza del ex novio de este, contagiándose de la alegría del castaño de forma inmediata.
Park Jimin era como una obra de arte sin descubrir, oculta en una insípida exposición.( ✧ )
La risa del mayor se escuchó fuerte, armoniosa y adorable cuando Jungkook hizo un comentario acerca de lo ridículo que se veía Yoongi, todo mojado y atrapando cada cosa que el castaño le había estado arrojando. Había sido sin duda un espectáculo digno de apreciar, en especial por la brillante sonrisa del chico que ahora caminaba a su lado. Su primera parada había sido la cafetería favorita del pelinegro y después de llenarse con un café cada uno y algo de pastel, decidieron que lo mejor sería dar un paseo mientras conversaban e intentaban (sin decirle al otro, claramente) conocerse mejor. Era una escena de película, Jimin se sonrojaba con los ocasionales cumplidos de Jungkook y este a su vez sufría por los impulsos que le enviaba su torpe corazón, esos que le decían que tomara la pequeña y rellenita mano del mayor y la entrelazara con la suya, pero aún así, se negaba. Sabía que Jimin no era como todos los chicos con los que había salido anteriormente y querer tratarlo como uno de ellos, era simplemente impensable para él.
Jimin ocupaba otro lugar en sus pensamientos, uno mucho más allá de un revolcón de una noche.- ¡Kookie, mira! - Exclamó el castaño, su dedo apuntando la entrada a una exposición gratuita de arte y sus ojos brillando de emoción. Jungkook pensó que quizás debería llevar al chico a más exposiciones en un futuro antes de ser jalado de forma brusca dentro del recinto.
Su primera impresión fue pensar que a pesar de ser algo apartado y organizado por gente sumamente desconocida (probablemente era algo organizado por universitarios o gente que no podía costear algo mejor, tal vez con poco reconocimiento en la industria), las pinturas colgadas y expuestas en las paredes eran sumamente preciosas.
Pero no más preciosas que él , pensó mientras observaba a Jimin llevándolo por todo el recinto, sintiéndose idiota por lo empalagoso que se había vuelto. Se detuvieron al final del extenso pasillo con la decisión de que comenzarían a mirar desde el fondo hacia la salida, ideas de Jimin, claramente, y que después de todo, le parecieron bastante ingeniosas.
Pintura tras pintura y no dejaba de asombrarse por el talento que cada una reflejaba, mientras que, por otra parte, Jimin señalaba cada parte que le llamaba la atención y le hablaba sobre estas, captando toda su atención por segundos e incluso minutos, lo que en definitiva, le dejaba como un tonto enamorado a la vista de cualquiera que se encontrara con tal escena. Y llegaba a ser divertido, como Jimin saltaba de un lado a otro señalando cosas y diciendo cosas con la emoción burbujeando en su voz mientras Jungkook le seguía con la mirada y asentía una y otra vez, inmerso en la imagen del mayor y todo lo que significaba él en su completo esplendor.
- ¿Kookie? - El rostro de Jimin se apareció y la pequeña mano de este se agitó frente a sus ojos, lo que sacó de la ensoñación en la que se encontraba.
- Perdón, estaba concentrado en otra cosa. - Murmuró, su vista fija en los rellenos y rosados labios del mayor.
- Está bien, pero para la otra te golpearé. - Respondió, más en broma que por una razón real y trató de forma algo inútil de calmar su agitado su corazón. Había que ser ciego para no notar la forma en que Jungkook le había mirado y la sola idea de sentir los delgados labios de Jungkook sobre los suyos causaba que las mariposas descansando en su interior revolotearan inquietas, logrando que un furioso sonrojo se instalara en sus mejillas por más tiempo del que le habría gustado, delatando como se sentía respecto a la compañía del menor.
Jeon Jungkook volvía loco a su pobre corazón.
La visión de una pintura realmente hermosa le sacó de sus pensamientos y corrió hasta estar frente a esta, sus ojos escaneando cada esquina y cada vez sintiéndose más maravillado por los colores, la técnica e inclusive la temática. En esta, la silueta de un hombre de espaldas se mostraba y su rostro se encontraba mirando hacia atrás, mostrando un par de ojos alegres pero a la vez misteriosos, su piel se estaba deshaciendo en mariposas y habían colores esparcidos por todo el lienzo, por lo que cada mariposa tenía manchas como si pintura hubiera salpicado sobre sus alas.
Jungkook por otra parte se había detenido tras el chico, su mirada embelesada por la forma en que la figura de Jimin parecía encajar con la del chico de la pintura, por lo que, sin esperar más, sacó su teléfono de su bolsillo y abrió la cámara, su teléfono traicionándole al tener este puesto el temporizador. Pero antes de que pudiera siquiera cancelar la foto o guardar el teléfono, Jimin le miró por sobre su hombro con una sonrisa, sus ojos brillando con curiosidad pero genuina felicidad. El sonido de la cámara los alertó y Jungkook revisó la fotografía, su cuerpo llenándose de emoción al darse cuenta de la forma en que Jimin tomó el lugar del chico sin quererlo.
Se sorprendió cuando el brazo de Jimin se estiró sin aviso en dirección hacia su teléfono, pero agradeció rápidamente a sus reflejos y elevó su propio brazo, dejando su teléfono fuera del alcance de un berrinchudo hyung. Y fue ahí, cuando vio a Jimin saltando para quitarle el teléfono que se dio cuenta de algo.
La vida consta de momentos, y en ese momento, su vida está teñida de un adorable rosa que sólo puede describir como Park Jimin, porque él es probablemente, mucho más hermoso que la mejor obra de arte antes vista.
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por la ventana ( 국민 ) kookmin
Short StoryJungkook se siente eclipsado por la belleza y singularidad de su vecino, Jimin. 。kookmin/jikook one-shot. 。fluff, cosas de la vida (¿?)