Ryan pasó un rato sólo mirando cada parte de la casa. Caminando por cada habitación e imaginando como habría sido su vida allí. Pero rápidamente volvió a la realidad.
Volvió a la realidad donde estaba Sara esperándolo en la casa, tal vez algo inquieta porque no le había dicho a donde iba. La realidad donde tenía una hermana y la verdad no se arrepentía de tenerla.
Salió de aquella solitaria y triste casa que había dejado de ser un hogar hace mucho tiempo. Se permitió una última mirada hacia atrás y eso fue todo. Siguió su camino hasta llegar a su casa.
Al abrir la puerta se topó con la castaña yendo de un lado a otro buscando las cosas que necesitaba para arreglarse envuelta en una toalla.
-¿Para qué tanto? Normalmente no te arreglas así. -Comentó el rubio desde la puerta mientras se despojaba de su abrigo y lo colgaba.
-Es que quiero verme linda, tú sabes, mamá ha estado llamándome constantemente para decirme que necesito salir y conocer a alguien para, ya sabes, casarme y esas cosas. -Respondió la castaña deteniéndose por un momento.
El de ojos verdes frunció el ceño sin estar completamente convencido de que todo aquello fuera necesario.
-Te ves linda siempre. -Comentó él y aunque no estaban acostumbrados a este tipo de comentarios entre sí, ella lo acogió muy bien y sonrió.
-Gracias y por favor, si encuentro a alguien no vayas a hacer el papel de hermano celoso Ryan. -Pidió Sara.
-No prometo nada, tengo que estar pendiente de ti. -Dijo el rubio caminando hacia su habitación y provocándole algo de risa a su hermana.
Cuando entró y miró el celular en la cama recordó algo que no había hecho. Sin pensarlo mucho tomó el celular y le mandó un mensaje a M.R diciéndole que quería hablar con él.
En otro lugar estaban dos amigos volviendo a lo de antes, jugando videojuegos que los convertían en las personas más competitivas. De un momento a otro se oyó el tono de mensaje en el celular del menor.
Tuvieron que pausar el juego un momento para que Mangel revisara si era algo importante.
Al ver las iniciales de la persona que le había mandado el mensaje el pelinegro empezó a ponerse nervioso, pero no podía decirle que no a R.A, él mismo le había dicho que hablara con él.
Se levantó rapidamente del sofá y le avisó a Rubén que iba a salir un momento a hacer una llamada.
Salió y estando afuera marcó el número de su amigo de Noruega, ni él mismo podía creer las ansias que tenía de escucharlo.
-¿Hola? -Se oyó a través de la línea.
Mangel tenía una tonta sonrisa, le alegraba escucharlo otra vez.
-Hola ¿Cómo has estado? -Le preguntó Mangel.
-He tenido días mejores. -Su voz se oía considerablemente apagada y esto preocupaba al andaluz.
-Dime qué tienes, te oyes mal.
-Es que me he enterado de demasiadas cosas en estos días... Mi familia nunca fue la que yo creí, todo está confuso para mí ahora. -Respondió Ryan sabiendo de sobra que esa persona a través de la línea era una a las que más le tenía confianza.
-Me preocupas, cuentame qué te pasa, parece grave.
-Si, bueno, yo... -Al momento de querer seguir hablando se oyó la voz de Rubén.
-¿Es una emergencia? -Preguntó asomándose por la puerta de entrada.
-Perdón, pensé que estabas sólo, llamaré otro día si quieres... -R.A se sintió apenado por interrumpir.
-No, no es nada. -Dijo el pelinegro sin estar seguro de a cuál de los dos se había dicho.
-¿Quién te está llamando? No me digas que tu hermanita marcó mal otra vez. -Bromeó Rubén y al ver la seriedad de Mangel se percató de que no era eso. -Un momento... ¿Es él? -Preguntó Rubén incrédulo.
Mangel lo miró disculpándose con la mirada, no dijo nada.
-Fantástico. -Dijo Rubén en tono sarcástico entrando otra vez a la casa.
-¡Rubius, no te enojes! -Exclamó Mangel y R.A colgó la llamada sintiéndose peor consigo mismo por darle problemas a su amigo.
(...)
Se iba acercando la hora y allí estaba Sara, completamente arreglada esperando a que su hermano se dignara a salir del cuarto.
-¡Se nos hace tarde! -Gritó la chica desde el sofá y él intentó apurarse.
Entre una cosa y otra se escuchó el ruido del timbre y Sara estaba completamente segura de quién iba a ser.
Abrió la puerta y vio a un Miguel con el cabello perfectamente peinado, un traje que le iba a la perfección y una corbata color azul.
-Te ves fantástico. -Comentó Sara con una sonrisa.
-Gracias, no estoy muy seguro. -Aquí estaba el verdadero Miguel, el inseguro y algo amargado otra vez. -Creo que es demasiado ¿No crees?
-Para nada, es más, la rubia sigue arreglándose aunque no porqué tarda tanto. -Le dijo ella invitándolo a pasar.
-Por cierto, si fuera otro te invitaría a salir, te ves hermosa. -Dijo Miguel galantemente.
-Lo sé. -Respondió Sara sin una pizca de modestia, lo que hizo reír a su amigo.
-¡Ryan, por favor, se hace tarde! -Exclamó Miguel en frente de la puerta del rubio.
El chico de ojos verdes se aseguró por última vez en el espejo y caminó hacia la puerta para abrirla y finalmente ver lo increíble que se veía Miguel.
Se quedaron mirándose unos segundos para luego sonreír y mirar a otra parte.
No entremos en tantos detalles con lo que dijeron o no dijeron. Salieron y subieron al auto para que Miguel los condujera al bar más refinado que había visto Ryan en su vida.
Se sentaron en la barra y pidieron algo suave para empezar. Al lado de Miguel estaba sentado un hombre hablando con una mujer.
A Ryan le pareció conocida y efectivamente, recordó haberla visto antes en la empresa donde habían contratado a su amigo. A simple vista parecía que el hombre con el que estaba era su pareja.
El hombre tenía la apariencia de alguien que acostumbra ir al gimnasio, barba, una camisa lila con un saco y al rubio le pareció especialmente peculiar que su voz aguda no encajaba con su cuerpo.
Se acercó a saludar para no parecer maleducado, pero el maleducado resultó ser él cuando apenas lo vio frunció el ceño.
-Él es Ryan, un amigo del nuevo empleado de la empresa. -Presentó Beatriz.
El hombre lo analizó de arriba abajo.
-Tiene un parecido espeluznante con alguien ¿No lo crees? -Le comentó el hombre a la chica.
Beatriz tomó un trago y asintió dándole la razón.
Y es que ambos tenían un amigo que era idéntico a Ryan, tal vez español, tal vez castaño, tal vez youtuber.
Continuará...
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Los Gemelos Doblas
FanficEn el mundo de Youtube existen muchas personas. Unas más conocidas que otras; como es el caso de Rubén Doblas, un Youtuber español que está en la cima de lo que alguna vez habría deseado. Él tiene amigos, una familia que lo apoya y lo quiere... Pero...