Louis siempre fue un amante de la música y la danza. Lo tenía en la sangre. Podías verlo bailando con una gracia y suavidad digna de un bailarín profesional desde que aprendió a caminar a sus tres años. La primera vez que bailó, a sus tres años, fue en su casa el día de su cumpleaños. En la lista de reproducción que estaba sonando, se encontraba una de las canciones más hermosas de la música clásica; El Lago de los Cisnes, de Piotr Ilich Chaikovski*. Al instante en el que empezó a sonar la canción, el pequeño Louis comenzó a bailar, aun cuando no sabía nada de ballet. Bailaba de manera desprolija y graciosa, casi como un payaso; después de todo era un niño. Pero eso no quitaba la gracia y flexibilidad de sus movimientos, así como tampoco impedía que se mueva al compás de la música.
Su madre y su padre, orgullosos de su talentoso y apasionado hijo, siempre lo apoyaron y lo alentaron a seguir bailando y superarse a sí mismo cada vez más, intentando que su hijo saque todo el potencial que ellos sabían que tenía; pero un día, todo cambió. Los padres de Louis siempre estuvieron en una muy buena posición económica, por lo que el chico siempre obtenía lo que quería y no sabía lo que eran las responsabilidades; no sabía lo que era tener necesidad de algo, o lo que era tener que salir a trabajar todos los días para poder mantenerse, así que sus padres decidieron que era hora de sacarlo de su pequeña caja de cristal.— ¡Louis, basta! No vamos a estar para ti toda tu vida, muchacho. Siempre te mantuvimos en una caja de cristal, protegiéndote del mundo y dándote todo lo que querías. Es hora de que salgas y te hagas responsable de tus cosas. Si quieres seguir yendo a esa academia de danza, tendrás que trabajar y pagarla tú mismo.
— Pero papá, ¡sólo tengo dieciséis! ¡Me tomará meses encontrar un trabajo que quiera tomarme!
— Ya tienes un trabajo. Mi jefe estaba buscando un nuevo asistente personal y le pedí que te tomara a ti; dijo que sí. Yo y tu madre pagaremos tus estudios y tu universidad, tú pagarás la escuela de danza.
— ¡¿Me conseguiste un trabajo sin preguntarme?! —Giró la cabeza y miró a su madre con la boca abierta al igual que sus ojos— ¡Mamá, ¿no dirás nada?!
— Louis, deja de gritar. Tu padre tiene razón, hablamos sobre esto entre los dos. Nosotros no vamos a poder mantenerte toda la vida, ¿y qué mejor edad que esta para comenzar a independizarte? ¡Agradece que ni siquiera tuviste que buscar un trabajo! Empezarás el lunes, ya está todo dicho.
— ¡Mamá, faltan dos días para el lunes!
— Dije que ya está todo dicho. No hay vuelta atrás, no tienes opción; si quieres seguir en la academia, tendrás que trabajar.
Louis zapateó el suelo y soltó un grito de odio. Se giró sintiendo lágrimas de impotencia acumulándose en sus ojos y subió a su habitación, empujando y pateando todo lo que tenía en frente. Al llegar a su destino, se tiró boca abajo y escondió la cara en su esponjosa almohada, pensando en lo injustos que eran sus padres y en lo mucho que deseaba que, como mínimo, su jefe no sea un viejo amargado.
En otro lugar no muy lejos de allí, sentado en su oficina, un hermoso hombre rizado de ojos tan verdes como un poblado bosque estornudó sin imaginarse que su vida cambiaría por completo en dos días.
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*Chaikovski no está mal escrito. La Real Academia Española decidió castellanizar el apellido de Tchaikovsky.
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¡Hola! ¿Qué tal? Bueno, esta es mi primera historia, así que no va a ser demasiado. Espero que les guste aunque sea poco. Yo voy a dar todo de mí para que esto salga lo mejor posible e intentaré actualizar lo más seguido posible. Besos.
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Dancer [LS]
FanfictionCuando Mark, padre de un pequeño chico de dieciséis años llamado Louis Tomlinson, lo obliga a conseguir un trabajo como secretario de su jefe para seguir pagando su academia de danza, nunca se habría imaginado que su vida iba a cambiar por completo...