"Capítulo 39" Parte 2

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Di una vuelta por todo el barrio y me crucé con algunos vecinos del barrio. Obviamente les saludé.

Me paré frente a un quiosco y compré una revista de cotilleo. Era bueno cotillear de vez en cuando para informarse de todo sobre los famosos, aunque la mayoría sea falso, pero bueno.

La pagué y me quedé al lado de un banco para leer la revista. Hacía mucho frío, pero iba cargada con bufanda, gorro y de todo.

De repente, apareció una página de Antoine y Erika. ¿No lo habían dejado?

Leí atentamente las palabras que ponían, decían que su amor era perfecto, no había nada ni nadie que lo rompiera. Fui a mi casa con la revista en las piernas y cuando llegué a mi casa, no había rastro de Antoine.

Gruñí con una capa de lágrimas en mis ojos. Era tan frustrante que me haya de enterado de esta manera. Era tan agobiante. Cogí mi móvil y le llamé varias veces, pero nada. No lo cogía.

Le dejé un mensaje en el buzón de voz, ya que me había bloqueado de todos los sitios: de WhatsApp, Twitter...

Antoine, hola. Soy Laura, por si no lo sabías. ¿Cómo pude enterarme de esta forma? En estos momentos eres una mierda. Me has decepcionado, pensaba que podíamos llegar a ser una pareja de verdad, y presentarnos como una pareja. ¿Pero sabes qué? Ya no. Ahora quiero olvidarme de ti y de tus cosas. ¿Cómo me he podido enterar de esta forma? Por una revista —y ahí fue cuando me encajó todo—. ¡Por eso me decías que me querías pase lo que pase! —reí incrédula—. Ya no, Antoine. Ahora yo también te bloquearé, y te olvidaré. Sé que será difícil, pero lo conseguiré. Au revoir, Antoine.

Colgué y, como dije, le bloqueé de todas las formas posibles. Después, lloré. Lloré como nunca en la vida.

Soy idiota por haberme creído todo lo que dijo. Soy una maldita idiota. Soy de todo menos lista.

¡Me he acostado con él! ¿Y si se entera Erika? Cortarán, y esta vez de verdad.

Me quité las lágrimas y fui al baño. Me lavé la cara y suspiré. ¿Qué hago ahora? Mi vida estaba destruida completamente.

Yo había puesto todas mis esperanzas en Antoine. De que iba a ser sincero y que me iba a contar todo, pero no, me equivoqué. Por eso dije que no confiaba en los hombres.

Todos los hombres son iguales. Lo siento, pero necesito desahogarme.

Fui a mi sala de grabación y cogí el trípode y la cámara. Ya la controlaba más o menos, y el micrófono ya lo utilizaba, más o menos.

Iba a desahogarme a cámara.

Lo puse en el salón y la encendí.

Bien, muy buenas. Espero que se oiga bien, ya que estoy con el micrófono y no lo controlo muy bien. Yo necesito desahogarme con vosotros y vosotras, porque vais a estar ahí. Sé que tendré haters, pero todo el mundo tiene. Iré al punto de este vídeo. Como dije, necesito desahogarme. Primero, os contaré la historia entera, sin detalles. No diré nombres, diré para el chico Andrés, por ejemplo y a su novia, Raquel, ¿vale? No se llaman ni Andrés ni Raquel, así que no os alarméis porque no son sus nombres verdaderos. Empiezo, Andrés y yo nos conocimos por Instagram, yo comencé diciéndole porqué daba likes a todas mis fotos. Él me contestó y comenzamos a hablar por ahí hasta que nos dimos los números y empezamos a hablar por WhatsApp. Todo bien hasta que me di cuenta que tenía novia, mujer más bien. Ella se llamaba Raquel y tenían una hija, que la vamos a llamar Verónica. Pues eso, me di cuenta que el amor que sentía hacia Andrés era más fuerte de lo que pensaba, y ya estaba enamorada de él. Me dije a mí misma que me tenía que olvidar de él, eso duró durante un mes o un mes y medio. Hasta que le conocí en persona, él era guapo y perfecto, lo tenía todo. ¿Qué pasó? Nos besamos y yo necesitaba olvidarle, porque él tenía a Raquel y a Verónica. Hasta que nos acostamos. En ese punto, ya me dio igual que si tuviera mujer e hija. Le di todo de mí. Él cortó con ella y yo feliz y no. Porque él cortó con Raquel para estar conmigo, pero por otra parte estará conmigo. Total, que todo perfecto hasta que me entero que no han cortado. Me he enterado por otras cosas que él no ha sido capaz de decirme que no habían cortado, que todo ha sido una mentira.

Mis ojos comenzaban a picarme.

¿Qué opináis? Sé que me he metido en un lío. Andrés me bloqueó de todos los lados y yo igual, pero antes el dejé un mensaje en el buzón de voz . Esta vez, me olvidaré de él para siempre. No le volveré a ver en mi vida, bueno, sí, pero hay tiempo para que nos veamos otra vez. Quiero olvidarle ya, pero sé que será difícil. Pasando a otro tema, ya tengo la cámara, el trípode y el micrófono para grabar. Sólo falta pintar y poner el sofá en la sala de grabación y colocar los paneles para insonorizar la habitación. Dentro de dos semanas o así podré grabar allí y enseñároslo. Os quiero —lancé un beso a cámara y sonreí.

Paré de grabar y subí el vídeo a YouTube, obviamente tardó en subirse. Cuando terminé, me había quitado un peso de encima. Sonreí y miré la hora. Las cinco y media. En quince minutos me iría de aquí porque os recuerdo que tenía cita con el fisioterapeuta.

Fui al baño y me lavé la cara. Tenía los ojos rojos al igual que mi nariz. Suspiré y pasé mi mano por mi cabeza. ¿Os dije ya que ya no estaba calva? Ahora tenía pelo como Dakota Fanning en Now is Good, es una película de 2012. La tenéis que ver, yo la vi y lloré como una magdalena.

Me gustaba la pareja que hacían. Bueno, no os diré nada para no haceros spoiler. Sólo la tenéis que ver.

Fui a mi sala de grabación y canté un poco Price Tag junto con los acordes. Después de varios minutos, fui a maquillarme, muy poco la verdad.

Me puse la riñonera a la cintura y me puse camino al fisio. Cuando llegué, el mismo recepcionista que el de esta mañana me dirigió a la sala donde estaba Álvaro. El recepcionista se fue y volví a quedarme con Álvaro a solas. La verdad es que me intimidaba un poco.

—Bien, comencemos.

Se levantó y entró por una puerta.

Le seguí y era una sala amplia, con mucha luz y en las paredes con espejos. A la derecha, había un pequeña rampa y al lado unas escaleras. Primero tenías que pasar la rampa y bajar por las escaleras, o viceversa. Al lado, había dos barras colocadas horizontales y paralelas.

De frente, había una máquina para correr con unos soportes extraños. Al fondo, había una camilla.

Por último, había otras cosas más, como una pelota gigante como para hacer pilates.

—Comenzaremos por tumbarnos en la camilla. Te haré unos estiramientos y empezamos.

Asentí y le seguí a la camilla. Se quedó parado y le miré como diciendo "¿Me vas ayudar o no?".

—Vamos, levántate y túmbate.

Suspiré y puse mis manos en los laterales de la silla de ruedas. Me impulsé y mis piernas flaquearon. Pronto, comencé a sentir dolor en las piernas.

Le agarré de los hombros y cerré los ojos por el dolor. Me agarró de la cintura y me tumbó en la camilla lentamente.

—¿Estás bien? —murmuró mirándome.

Suspiré y le miré. Asentí.

—Empezaremos por la cadera, ¿vale?

Asentí.

Y así empezamos.


***

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