Invierno, 9 de Enero de 2017.
—Jovencita, ya son las once de la mañana, deberías levantarte. —oí una voz, pero estaba tan adormilada aún que no era capaz de distinguirla. Aquella persona en cuestión comenzó a subir las persianas, dejando que la débil luz de una mañana de enero se colara por la ventana, iluminando mi habitación.
Fruncí mi ceño, tapándome el rostro con las manos.
—¿Vas a estar vagueando todo el día? Que sea fin de semana no quiere decir que no hagas otra cosa que comer y dormir.
Gruñí.
—Vamos. —me arrebató mis lindas y cálidas sábanas, provocándome un escalofrío por el frío repentino en mi cuerpo.
Me apresuré a cogerlas lo más rápido posible mientras gruñía aún más fuerte y hacía un vano intento de abrir mis ojos.
—No, no, no. A levantarse. Dae ha llamado para quedar contigo y tú aún estás en cama.
Resoplé.
No me quedaría otra que levantarme.
Despejé el pelo de mi cara en un movimiento brusco, después de darle los buenos días a mi madre y que esta abandonara mi habitación. Me dirigí al cuarto de baño a un paso lento y somnoliento, mientras barajaba mis opciones para esa mañana. Decidí darme una rápida y cálida ducha para despejarme y después elegir ropa cómoda y cálida para salir con Dae. Después de todo eso, desayuné en la cocina mientras hablaba con esta para concretar los detalles de nuestra salida. Me recogería en veinte minutos, lo que le llevaba llegar a mi hogar a un paso tranquilo. A Dae le gustaba caminar por las mañanas con música, decía que era una forma de despejarse y empezar bien el día, aparte de mantenerse en forma.
Yo era más de estar durmiendo, para qué mentir. Aunque a veces también me gustaba pasear tranquilamente disfrutando de las vistas de la ciudad, y aunque no me gustara admitirlo, la ciudad estaba más bonita cuanto más madrugara. Ver el amanecer era un lujo que mi amiga Dae se permitía todos los días, y yo cuando mis horas de sueño pesado no me lo impedían.
El timbre sonó y me encaminé hacia la puerta para encontrar a mi amiga. Me despedí de mis padres y ambas tomamos dirección a la playa. Aunque no viéramos el amanecer, sí que dentro de los oscuros días de invierno hoy era en el que más relucía el sol.
—Ayer he tenido una noche especial con Jungkook. —dijo una vez estábamos sentadas en la arena de la playa, mirando el movimiento relajante del mar—. Creo que cada vez me gusta más, Haneul.
Sonreí, sin ambas apartar nuestra mirada del enorme manto de agua azul que no paraba de ondularse.
—Me ha llevado a cenar a un sitio lujoso. Dios, Haneul, si supiéras lo nerviosa que estaba. Llegué a su apartamento como me pidió por teléfono, y una vez allí me sorprendió con un gran paquete. Era un regalo. Me quedé de piedra, pero mi estado fue peor al ver el precioso vestido elegante que había dentro. Entonces él me enseñó su traje, y me explicó que iríamos a cenar a uno de los restaurantes más famosos y refinados de la ciudad. Yo me quedé impresionada, y me negué, ya que se me daba muy mal ser "refinada" y elegante. Sin embargo, él con una sonrisa me acercó a su cuerpo por la cintura mientras agarraba mi mano, y con confianza me dijo que era la mujer más elegante y hermosa que había visto en su vida. El resto de la noche fue como estar flotando en una nube.
Escuché su relato sin decir una palabra. Me sentí enormemente feliz por ella, porque se merecía todo lo que le estaba pasando con Jungkook.
Sin embargo, a su vez sentí una punzada en mi corazón porque Yoongi y yo no estábamos atravesando nuestro mejor momento. Pero eso, ni siquiera Dae lo sabía. Me estaba guardando el dolor dentro de mí.
YOU ARE READING
Prodigies. ➳Min Yoongi.
Fanfiction❝A veces, las cosas llegan en el momento más inesperado de todos. Otras veces, son las cosas que llegan las más inesperadas de todas.❞ ;no copias ni adaptaciones; ©_miinmin