capítulo 25

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— Vamos cara, no va a pasar nada.

Observé a Bruno otra vez...

Demonios, para ti es muy simple porque no eres quien será despedido y quedará como una zorra ante su ex jefe.

Estaba parada frente a la puerta, vestida y arreglada. Se supone que hace más de quince minutos que debíamos de haber bajado, pero no puedo moverme, mi cuerpo está inmóvil y la verdad no lo culpó; de sólo imaginar el rostro del señor Alessandro  se me pone la piel de gallina.

— No quiero—  suspire— tu padre me va a despedir y no sólo eso, también quedaré como una fresca frente a él.

Bruno se acercó a mí, tomó mis manos y la entrelazó junto con las de él. Sonreí, sé que era su forma de impulsarme valor y por un segundo lo logró.

— Hey, todo estará bien— acarició mis manos.— cara, mirame.

Levanté mi rostro para mirarlo, me perdí en sus hermosos ojos oscuros. Quizá Bruno tendría razón, a lo mejor estoy exagerando, haciendo un drama de una sencillez...

A la mierda, igual me van a despedir.

— Está bien... Vamos—  susurré en un tono de voz casi inaudible, aun que el lo escuchó.

Colocó sus manos en mi cintura, bajamos las escaleras a pasos de tortuga. Mi tobillo no dolía, pero no iba a desperdiciar la oportunidad de que Bruno se comporte como todo un caballero.

Entramos a la sala,  me guió hasta el enorme comedor en donde estaba sentado el señor Alessandro, su rostro estaba oculto bajo el periódico, al percibir nuestra presencia lo bajo.
un escalofrío recorrió mi espina dorsal al ver su rostro, mis manos estaban sudando. Bruno me apretó más a él en un intento de darme seguridad.

— Fara, siempre es un placer verla— dijo en señor Alessandro con la mirada fija en mí.

— Igual...  Igualmente, señor— no pude evitar tartamudear un poco. Los nervios

Bruno retiró una silla para que me sentará, él se colocó a mi lado. mis nervios estaban a flor de piel pero tener a Bruno a mi lado me daba seguridad, ese tipo de seguridad que te hace sentir que todo estará bien aun que tengas un pronóstico ante ti que diga todo lo contrario.

—  Fara—  me llamó el señor Alessandro— es un placer tenerte dentro de la familia.

Innahe y exhale, observé al padre de Bruno, volví a exhalar e inhalar. En serio había escuchado bien, él dijo:
¿" es un placer tenerte en la familia"?.

— Bruno nunca había traído una chica a casa.—continúo hablando.

— ¡padre!—  lo interrumpió Bruno algo exaltado.

—  Eh... Tranquilo hijo, la chica es tú novia... En realidad es la primera que te conozco, debo ser cortés con ella.

— Está bien que seas cortés, pero no tienes porque decir incoherencias —  contra dijo Bruno.

— No son incoherencias— el señor Alessandro Sonrió y luego posó su mirada en mí—.  Eres especial Farita... A hora si me disculpan, tengo una cita con un amigo—  dijo mientras se levantaba de la mesa.

El padre de Bruno se levantó de la mesa y se perdió tras la espaciosa sala...

Okay, esto es extraño.

De todas las posibles reacciones que pude imaginar que adoptaría el señor Alessandro, ésta sin duda era la menos posible; pellizque mi brazo para comprobar que estaba despierta, que en realidad el había actuado de esa manera. Nunca imaginé tal "recibimiento".

—  Perdón, es que el suele ser muy raro a veces—  masculló Bruno.

Giré para verlo, tenía una pequeña sonrisa en los labios que le hacía ver sexy, más de lo que era.

—¿ No estoy despedida?— me di una cachetada interna por mi pregunta.

— Te dije que todo estaría bien—  acercó sus labios a los mios y me beso.

—  Te vez muy sexy cuando estás nerviosa—  susurró entre besos.

Volví a besarlo, sintiendo su lengua recorrer mi cavidad bucal, bajó sus labios hasta mi cuello, haciendo que mi estómago se contrajera al sentir todo un zoológico dentro de él.

Llegó hasta mi blusa, una vez desabotonada se dirigió a mis senos.

—  Bru... Bruno, debemos parar—  me alejé un poco, llevándole la contraria a mi cuerpo— tu padre puede entrar en cualquier momento.

Empecé a arreglar mi blusa, Bruno me rodeó de la cintura acercándo nuestros cuerpos otra vez. Mordió el lóbulo de mi oído, dejando besos y pequeñas mordidas alrededor de éste.

—Mi padre ya se fue, estamos sólos—  susurró en mi oído—  además... Siempre he querido hacerlo en ésta mesa.

Reí ante su "confesión", él tenía el don de sacar mi lado pervertido. Me tomó de la cintura colocándome encima de la enorme mesa, agradecí que fuera tan espaciosa. Colocó su cuerpo sobre de mí, quitando mi blusa sin ningún pudor.

Acerqué nuestros rostros para besarlo.

— Sabés, las mesas no suelen utilizarse para éste tipo de cosas —  emití una pequeña risita—. Esto es algo... Pervertido.

Bruno rió—.  Si te consuela, te voy a comer a ti—  volvió a besarme—  y no es mi culpa que tú seas toda una pervertida, cara.

Volvió a colocar sus labios sobre los mios, besándome con ferocidad. nos besamos sin atajos ni medidas, mis labios ardían pero no me importaba, retiré su camisa dejando al desnudo su lindo torso. Bajé mis labios hasta ahí, saboreando cada parte de su cuerpo.

Cambié la posición de nuestros cuerpos, quedando ha ahorcadas sobré él, continúe con mis besos hasta llegar al cierre de su pantalón; posé mis ojos en los de él, me dedicó una sonrisa pícara como si adivinará lo que yo estaba pensando.

Desabroche su pantalón, lo bajé hasta sus rodillas dejando expuesto su gran erección, bajé su boxer...

¡Madre mía!

Tomé su miembro entre mis manos y lo comencé a masajear, lo escuché gemir y sonreí al saber lo que yo podría lograr en él.

Continúe con mis masajes, cuando noté que estaba a punto de correrce me detuve. Levantó su rostro para mirarme.

— ¿ porqué paras?—  preguntó con voz cortada.

Sonreí de forma pícara.

— No te quiero que te corras—  repetí sus palabras, una sonrisa ladina se dibujó en su rostro—  al menos no fuera de mí.

En un rápido movimiento me tomó de los hombros acercándome a él, sus labios atraparon los míos con desesperación. Sus manos bajaron hasta el cierre de mi pantalón, lo desabrochó y posteriormente lo bajo, acarició mi zona humeda por encima de la tala, sus dedos recorrieron delicadamente cada esquina hasta retirar mis bragas. Las bajo en un segundo, volvió a colocarme sobré la mesa y sentí su invasión.

La embestida fue profunda, fuerte y directa e hizo que todos mis sentidos lógicos desaperecieran.

Se movía de forma desesperada dentro de mí, me sentía en otro planeta, alejada del mundo, ahogada en su cuerpo por placer.

Gemí ante cada embestida, sus labios buscaron los míos, me besó de forma pasional y necesitada, gimió sobré mis labios y a los segundos emití un grito ahogado junto a él.




Hola!!!!🙈🙈🙈, quería aclarar que no soy muy esperta en las escenas eróticas, así que pido perdón por los errores o palabras estúpidas.

A mis amigas y mi hermana  que leen esto, por favor cero comentarios en público. Que mami no lo se entere jjjjj🙈🙈🙈😈😈, las quiero mis amores, gracias por él apoyo.😘😘😘😘

AMORES QUE MATAN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora