¡Hola! ¡Cuánto tiempo!
He visto tu conversación y me puse a leer. Es extraño, pero muchas cosas vinieron a mi cabeza.
En verdad éramos idiotas. Jajaja.
Takashima Kouyou tenía recién cumplidos los 25 años, vivía en la ciudad de Tokio, en Japón, y trabajaba de ayudante en la editorial del periódico Nihon Keizai. En aquel edificio, por el momento, sólo se ocupaba de ayudar en lo requerido por sus superiores pero deseaba ser ascendido y participar de lleno en la elaboración de aquel periódico.
Su sueño desde un principio había sido ser escritor, era algo que le apasionaba desde niño y que hubiera querido cumplir cuando fuera grande. Ver cómo las personas leían sus obras e iban a pedirle firmas. Aunque el hecho de crear historias era suficiente. Pero sus padres le habían convencido de que con ello no iba a poder tener una vida muy buena como para cumplir todos los caprichos que su cabeza se creaba.
Así fue como terminó estudiando la licenciatura de letras, pero yendo a trabajar al periodismo. Vivía compartiendo apartamento con uno de sus amigos de la preparatoria.Como era de esperarse, su padre no iba a pagarle toda la carrera y sus gastos, por lo que tuvo que buscar un trabajo por las noches para poder sobrevivir. Había días en los que llegaba en la madrugada, tan cansado que faltaba a las primeras clases. Pero vamos, que estudiaba lo que quería y con ello estaba feliz.
Y actualmente estaba feliz con su trabajo, vivía aún con aquel hombre de su misma edad llamado Akira y ahora tenía las noches completas para dormir sus muy necesarias ocho horas.
Como si la vida le premiara lo bien que iba su vida, ese día pudo salir más temprano de las oficinas. Llamó a Akira para decirle que comerían juntos y que no fuera a irse a comer a otro lugar. Compró comida rápida de camino a casa, luego pasó a una de las tiendas para comprar algunas bebidas y finalmente ir a su destino. Su mensaje nunca fue respondido, pero no le encontraba necesidad, pues era una afirmación para él de parte del mayor.
Mientras subía en aquel elevador de paredes plateadas, recordó aquella película de terror que había visto el fin de semana anterior. Sintió terror cuando tuvo que bajar, rezando porque las puertas no se cerraran de repente y lo partieran por la mitad. Nunca había sido un miedoso para esas cosas, pero era divertido pensar en que aquellas cosas fueran tan fáciles de pasar y luego Akira viviera asustado toda su vida por miedo a que alguna maldición hubiera caído en Tokyo.
Con aquellos pensamientos en su cabeza fue caminando por el largo y angosto pasillo que lo llevaría a la puerta de su habitación. Se preguntaba cómo haría su vecino de más de 100 kg para pasar por ahí. Era en verdad pequeña la anchura.
Al parecer, y como lo esperaba, llegó antes de su amigo. Acomodó las bolsas de comida sobre la mesa del comedor y fue a la cocina para lavar sus manos. Cargó los platos y vasos que usarían y los puso también sobre la mesa. Era bastante cómodo y divertido vivir con una persona pues así no se sentía solo. Pero no tenía intención de compartir piso con una tercer persona. Por eso uno de sus amigos había terminado enojándose con él cuando le rechazó el acceso, pero de eso ya eran algunos meses. Debía habérsele pasado ya.
Para matar el tiempo mientras esperaba a su amigo, fue a su recámara donde se quitó los zapatos y se tiró a la cama con su computadora portátil encima. No tardó en perderse en algunos vídeos que aparecían por Facebook. En momentos como esos recordaba lo perezoso que podía llegar a ser cuando no tenía obligaciones, pero se creía lo suficientemente responsable para no dejarse llevar por el ocio y terminar sin hacer nada; ya era un adulto después de todo.
Revisó algunos mensajes; de amigos, familiares y otros de su trabajo. Sólo entraba ahí cuando la aburrición era mucha, por lo que no le sorprendió ver algunos mensajes de cuando había sido la última ceremonia de graduación de la generación que recién salía de la Universidad a la que había ido.
¿Podrás venir?
Y no pudo contener una risa y sentir vergüenza de contestar. ¿Qué le diría a esa amiga suya que le escribió desde hace semanas?
Continuó viendo mensajes hasta que terminaron los que no había leído.Pero luego vinieron conversaciones pasadas con amigos de su preparatoria, las cuales no abrió. No tenía interés pues ya casi no hablaba con ninguno. Su dedo dejó de presionar la tecla para seguir bajando cuando se encontró con la conversación de Shiroyama Yuu.
Sus labios se apretaron entre sí, mientras se incorporaba para sentarse con el portátil en las piernas. La abrió y el último mensaje que le había enviado él mismo decía: Que tengas buena noche. Así, sin más.
Recordaba haber peleado con él por mensajes esa última vez, antes de que al otro día terminaran. Sí, Shiroyama había sido su novio cuando recién entraba a la Universidad. No habían sido días fáciles y recordaba haber reprobado al menos dos exámenes luego de la ruptura por no encontrarse la cabeza. Aunque bueno, esos días habían pasado, y continuando con la lectura de los mensajes luego de retroceder algunos meses, se dio cuenta de que no le provocaba ningún dolor. Al contrario, varias risas se le escaparon al ver algunos de ellos.
— ¿Cómo era yo tan cursi?
Se preguntó siguiendo con su lectura. La pasó así por varios minutos, Akira no parecía querer aparecer. Terminó releyendo el último mensaje enviado y aquellas letritas más pequeñas indicando que lo había leído. 23 de mayo decía luego de Visto. Y el año lo recordaba muy bien.
En ese momento se pensó el qué pasaría si le enviara un mensaje. ¿Volverían a charlar?, ¿Le preguntaría cómo ha estado todo ese tiempo? Quizás recordarían viejos tiempos juntos de cuando fueron novios. No lo sabía, pero lo imaginaba. En el peor de los casos imaginaba no le contestaría y el Visto aparecería de nuevo. Pero eso no le importó y se puso a teclear con una sonrisa en su rostro. Se sintió joven, como si fuera de nuevo uno de esos mensajes que le enviaba luego de que salieran.
Lo escribió y lo mandó, convencido de que no respondería. Pero había sido ocurrencia de un momento, para distraerse.
¡Hola! ¡Cuánto tiempo!
He visto tu conversación y me puse a leer. Es extraño, pero muchas cosas vinieron a mi cabeza.
En verdad éramos idiotas. Jajaja.
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PENSÉ EN TI
FanfictionSe amaron siendo inexpertos en ese juego tan complicado. Después de tanto tiempo ya nada debía ser igual. Ya no debería doler el pasado, ni el ahora. Todo estaba olvidado. ¿Verdad? ¿Qué...