Después de que Elizabeth se fuera con su madre esa noche Nicole no hizo mucho, pasó la noche entera recostada en su cama, aun en ropa interior, pensado. Si quería que esa "relación" funcionara debía darle tiempo a la pelirroja, necesitaba darle espacio necesario, inspirarle valor para poder enfrentar a su madre.
Iba a poner todo de su parte para sacar todos sus sentimientos adelante.
La semana siguiente no fue diferente de la rutina de siempre, como era costumbre Nicole esperó a Elizabeth para ir juntas a la escuela, una tradición tan antigua como su relación misma, durante el camino hablaban de cosas sin conexión más que nada sobre la escuela y al llegar a dicho lugar cada una tomaba su propia dirección hasta las aulas correspondientes.
Aunque no lo pareciera algo estaba cambiando entre ambas chicas, el lazo de confianza y cariño que formaron a través del tiempo se fue debilitando, agrietándose poco a poco, imperceptible a los ojos grisáceos de Nicole.
— ¿Te estás sintiendo enferma? — Richard, como siempre, estaba atento a su compañera.
Las mejillas rosas del muchacho le daban un toque de madre preocupada, podría jurar que se veía adorable de esa manera.
Esa era otra cosa que no cambió, el niño de mechones rosas seguía persistente con ella, todos los días sentándose a su lado en clases, preguntándole si se sentía bien o si necesitaba un abrazo y es que la cara de muerta que ponía cuando Elizabeth no andaba cerca era algo para alarmarse, se le notaba destrozada y eso llamaba la atención de Richard.
— Puede que no haya caído bien la comida de ayer, no es nada.
Y ahí estaba ella, adjudicándole todo a cosas externas, acomodó su cabello en un acto desinteresado en la espera de que el profesor entrara y lo hiciera callar a todos. Por suerte la señorita Simian no tardó en hacer acto de presencia.
— ¡Ustedes inútiles! ¡Saquen sus libros, página 89! — gritó con voz aguda, con una taza de café en mano y un gis de pizarrón en la otra.
Como cada clase Nicole hizo lo posible para no llamar la atención de la maestra, era bien sabido que no mantenía una buena relación profesor-alumno con ella, cada vez que la profesora la veía comenzaba a gritarle que era una buena para nada y eso no era lo que necesitaba con su situación.
Se permitió divagar mientras la maestra hablaba de historia, claro, siendo tan vieja esa sería su especialidad. ¿Hablaba de la guerra de secesión? ¡Pero si ella estuvo ahí!
Volviendo a su mente, estaba empezando a enojarse, no le gustaba callarse la furia. Si Nicole no estaba feliz con algo se encargaba personalmente de decírselo a quien estuviese ocasionando tal cosa pero con Elizabeth era diferente, cada vez que intentaba hablar con ella para convencerla de formalizar las cosas y dejarse de juegos de una u otra manera terminaban en la cama.
¿Es que la chica sólo la quería por eso?
Sabía que estaba siendo usada por su amiga, de alguna manera, su teoría actual era que al ser la relación con su madre tan turbia la usaba como contraataque para hacerse la rebelde o para descargar tensión. ¿Por qué se sentía feliz siendo usada? Eso era lo que la molestaba, no quería una relación de sólo sexo, quería poder caminar de la mano con ella y presentarla a sus padres aunque la echaran de casa por acabar lesbiana. Quería enamorarse de ella por completo y ser correspondida. Pero aunque su ambición era tan grande no podía evitar agachar la cabeza y conformarse mientras la otra desabrochaba su blusa y le pedía tiempo.
Sus ojos se aguaron a medida que su frustración se desarrollaba como producto de sus pensamientos, estaba conteniéndose, su lengua empezaba a sangrar por lo fuerte que la mordía.
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Una palabra: ADOLESCENCIA.
FanfictionCómo destruir una amistad de toda la vida en dos simples pasos: 1. Descubre que sientes algo por tu hermano. 2. Di le que te la pone dura. Y si agregas confesartele frente a todas las personas de la escuela totalmente desnudos no estaría mal.