Capítulo 5 (16+)

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Ni siquiera sabía lo que estaba diciendo, pero Kaleb me miró con sorpresa para después sonreír, me besó de forma cálida, jugueteando con mi lengua, me sobresalté, pero terminé por relajarme, ¿acaso no era esto lo que yo quería en realidad?, le sonreí y posé mis manos en sus caderas, todo era tan silencioso, no era necesario hablar, pues el tumulto que provocaban nuestras respiraciones y latidos era intenso.

-¿Puedes adivinar cuál es mi primer deseo?- pregunté mientras pellizcaba suavemente la carne de su cuello con mis colmillos.

-Supongo que quieres un beso.

-No gastaría un deseo en algo que puedo tomar a la fuerza- su rostro se quedó pensativo unos instantes y con las mejillas coloradas me susurró algo al oído.

-¿Entonces me quieres a mí?- ella supo mis intenciones desde un inicio.

No respondí y sólo me lancé hacía su cuello, pasando mi lengua por este y rozandolo con mis dientes, jadeo suavemente, aferrándose con temor a mis brazos.

La conduje hacia la habitación y cerré la puerta detrás de mí, poniendo seguro, ahora no había escapatoria para ninguna de las dos.

Cariño, déjame amarte.

Me deshice con premura de su chamarra y su camisa de cuadros, mis manos actuaban torpemente, avergonzandome, aunque es normal, nunca lo había hecho.

Estamos asustadas, no podemos ocultarlo.

Me detuve bruscamente al llegar a su blusa de tirantes, trague saliva, estaba tan nerviosa.

-No puedo-susurré avergonzada-no puedo hacerlo, no puedo, no puedo- repetí incesante, confundiéndome más, la deseaba en verdad, pero no quería corromperla, la miré nerviosa

-¿Esto está bien?- pregunté, ella me miró burlona

-Tú fuiste quien me trajo aquí en primer lugar, supongo que debe estar bien entonces- acarició mi rostro lentamente, tomé sus manos y las besé.

Mi consciencia seguía rehusandose a quitar su blusa, simplemente no quería arrepentirme.

-Quitate la blusa- ordené fría, traté de que mis nervios no fueran evidentes, tenía que hacerle sentir segura.

Deslizó la blusa por sus hombros y quedó frente a mí en sostén, sentí mi cara enrojecer, comencé besando sus labios, bajé por su cuello y me detuve en sus clavículas, las mordí suavemente, gimió en voz baja.

-¿Se siente bien?- sólo movió la cabeza en afirmación.

Hundí mi rostro en su pecho, haciendo trazos con la lengua, le mordí con fiereza y dejó escapar un grito ahogado, me preguntaba si estaba haciéndolo bien, regresé nuevamente a su boca tibia y la besé con deseo, mis instintos estaban apoderándose de mi razón, y algo bueno no iba a salir de esto.

Supongo que no podré detenerme ahora cariño.

Había visto tantas cosas referentes a esta situación y aún así no sabía que hacer, mi orgullo como activa había acabado, podía deshacerme ya de mi ímpetu dominante, tantas cosas pasaban por mi cabeza, atontandome.

Mis manos se deslizaron por su espalda hasta llegar a los broches de su sujetador y torpemente los desabroche uno por uno, me miró sorprendida. Incluso si pude desabrochar su sostén, el mismo problema apareció: no pude quitárselo.

-No quiero corromperte

-No lo haces

-No quiero romperte

-No lo harás

-No quiero ensuciarte

-Deja de buscar excusas y ámame

-Estoy tan nerviosa

-Yo también, ¿acaso no puedes verme temblar?

-No sé que hacer, no sé que debería hacer, incluso he leído y visto tanto y mi mente está en blanco.

-No te preocupes más, yo tampoco sé que hacer- posó sus manos en mi rostro- sé que me enseñaras todo lo que sabes, aunque, quiero que aprendamos juntas a amar.

Quité aquella prenda cerrando los ojos, al abrirlos quedé maravillada con la vista: los ojos cerrados, las mejillas rojas y los labios húmedos y entreabiertos.

Pasé las yemas de los dedos por aquellos bultos suaves, su tamaño era exorbitante para mí, ya que yo era tan plana como un hombre, Airam cerró los ojos con fuerza, ahora los tomé y masajee suavemente, ella enterró sus uñas en mis brazos, retorciéndose en mi regazo.

Lamí y mordí su cuello, mi lengua hizo un camino desde el cuello hasta el ombligo.

-No más-dejó salir un suspiro tembloroso, miré sus ojos, estos se encontraban sombríos por la lujuria que la envolvía. Ahora me sentía confiada,

Deslicé mi lengua de vuelta hacía su pecho y lamí aquel pequeño "botón", tiré de este con mis afilados dientes y Airam gimió con fuerza, aferrándose a las mangas de mi camiseta.

-No es justo- exclamó

-¿Qué demonios no es justo?

-Tu camiseta, quítatela, dejame contemplar tu cuerpo

-No, no quiero que veas este cuerpo feo

-Por favor, quitatela

-Está bien- me quité la camiseta, dejando que viera mi estómago abultado y las cicatrices en mi espalda, causadas por mis antiguas riñas.

Aquella tarde nos besamos tanto.

-No quiero llegar lejos- dije nerviosa

Me calló con un beso, continue marcandole como mía, las marcas de mis colmillos se extendían de su nuca a su cintura.

Eres mía amor mío, eres mía.

Issey's Love Story Vol.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora