Esperanza.

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En días como éste, SoonYoung odiaba su vida.
Pero hoy había un plus a todas las cosas malas que le habían ocurrido, y era que es su cumpleaños.

Empecemos por el hecho de que nadie lo recordó, ni su hermano menor, ni su madre, ¡su madre! pero bueno, ella podría ser excusada porque últimamente el trabajo en la oficina la consumía bastante. Sus compañeros de trabajo, y sus llamados amigos. Es desalentador que nadie recuerde una fecha así, llego a guardar la esperanza de que fuera algo planeado y que al volver a casa en la noche lo sorprenderían con una fiesta; pero nada ocurrió. Solo fue recibido por el perro de su hermano, y una nota en la nevera que decía que su madre no vendría a comer por una cena de negocios, y que su hermano se quedaría donde unos amigos.

Herido.

Así se sentía SoonYoung.
Él lo dejaría pasar, pero no podía... por más que lo intentara, ese nudo no se iba de su garganta.
No solo nadie recordaba su cumpleaños, sino qué también es mañana recibió otra carta, siendo rechazado en otra agencia. Su sueño de ser bailarín se veía frustrado nuevamente.
Cuando iba a su trabajo, perdió el autobús, llego tarde siendo regañado por su jefe, y descontado de su paga porque si; aunque fueran minutos o horas, se lo descontaban.
El broche de oro para su mala suerte fue él; eran casi las 6 de la tarde cuando al local entro el hombre al que amaba sobre todas las cosas, una sonrisa se poso en sus labios, esperanzado, de que él si lo recordara, de que fuera el salvador de su día; pero todo se vino abajo al ver que detrás de él, venia su peor pesadilla.

Kim WonWoo.

El esposo de Kim MinGyu y sí, la principal razón y muestra de que la vida lo odia.

Entraron tomados de la mano y se sentaron en una mesa cerca de la ventana, de los lugares más lindos que aquella cafetería rustica ofrecía.
Comenzaron a hablar, y hasta se besaron.
SoonYoung se limpio una lágrima y respiro profundo; él era el mesero que debía ir a atenderlos.

"—Buenas tardes, ¿qué van a ordenar caballeros?— pregunto tratando de poner su mejor sonrisa."
"—Un café americano, un macchiato y pastel de fresas estará bien. Dos porciones, gracias. — respondió el de cabellera negra y piel pálida, SoonYoung se tomo un segundo para anotar lo que le pidió, su atención estaba en masoquistamente observar a aquel muchacho y preguntarse "¿qué tienes que yo no?". Salio de sus pensamientos y hizo una pequeña reverencia.
Antes de retirarse lo miro por primera vez. Pero MinGyu solo lo observo como un extraño y volvió la vista a su acompañante, sonriendole y tomando su mano.
Como si el pobre Soon mereciera sufrir.

SoonYoung ahora recordaba esto mientras se sentaba en el amplio sofá de su casa. "¿Como pude soportarlo?"
Pero ni el sabe como logro ver esa escena y muchas más sin romper a llorar o sentir odio, envidia y miles de cosas más.
Ahora es cuando su mente hace click, y todo cae sobre él.

Se quiebra.

Él chico alegre, hiperactivo, carismático y amoroso desaparecen. Dejando a un muchacho de pequeños ojos y cabello rubio llorando a gritos y sin consuelo.

La vida lo odia, y esta seguro de eso.

Siente unos golpes en su puerta; pero no le interesa.
Si algún vecino se molesto por su llanto escandaloso no es problema suyo o como sea.
Los golpes continúan, añadiendo más insistencia. Y ya no lo soporta, él no se merece todo esto.

"—¡Largo de aquí! ¡Mi vida ya es suficientemente miserable sin sus quejas!—se toma la cabeza con ambas manos y cae al suelo, jadeando por el dolor de su pecho. Otros golpes se oyen y su poca cordura ya no lo soporta. —¿Que más, que más debe pasarme hoy? Primero nadie recuerda el puto día en que nací, nadie, después mi sueño es frustrado una vez más, me descontaron de mi salario por llegar tarde, y lo más hermoso, él hombre al que amo me trato como un extraño, y me restregó su bello matrimonio en la cara toda la tarde. ¿Acaso no fue suficiente, debes venir tu a molestar en mi puerta? Si quieres llamar a la policía haslo, pero yo no me callaré —grito con todo su dolor, cayendo derrotado al suelo, colocándose en posición fetal."
El silencio acompañado de los sollozos del joven se hicieron presentes.
"—Soon... Abre de una vez...—"

Ahí supo que había metido la pata, pero no le interezo.

"—Vete MinGyu, por favor...—pronuncio lo más fuerte que pudo."

"—Soonie...—y ahí estaba, ese tono de suplica que el menor usaba cuando quería algo. Ese tono, al que SoonYoung nunca pudo negarle nada."

Se golpeo mentalmente, se odio, pero se puso de pie y fue hasta la puerta. Rápidamente sintió unos brazos rodearlo y fue encerrado por el cuerpo de su menor.
Luego de un rato se separaron, y se miraron a los ojos.

"—¿A que viniste?...—susurro SoonYoung, su garganta dolía."
"—Hoy es tu cumpleaños, nunca lo olvidaría. —respondio el menor con seguridad, limpiando con sus dedos las mejillas llenas de lágrimas del contrario."
"—Pues hoy lo demostraste de una gran manera...—suelta amargo, sientiendo su pecho contraerse de nuevo al recordarlo."
"—Eso es diferente, nunca planee ir a esa cafetería. Pero él insistió, lo siento.—tomo la mano de su Hyung y la llevo a sus labios.—¿Podemos olvidarlo por ahora? Te planee muchas cosas esta noche Soonie, seria sorpresa, pero es mejor si te lo digo...—acaricio el rostro del contrario, besando su frente."

SoonYoung suspiro.
Se sentía mal, muy mal.

Una hora después, ambos se hayaban en el auto del menor, camino a quien sabe donde. Al subir al auto, Soon recibió montones de regalos; desde relojes a grandes peluches con chocolates y corazones.
Lloro de nuevo, pero ahora de felicidad.
MinGyu lo había tenido planeado, y fue tan tierno, que ni se molesto en recordar su día.
Solo se concentraría en su MinGyu, y en lo que había preparado.

Esa noche, cenaron bajo la luz de las velas en un lugar hermoso, después se la pasaron entre risas y caricias, fueron a un hermoso parador con vista a las estrellas y todo Seúl; SoonYoung se sintió como un adolescente teniendo su primera cita romántica.
Era de madrugada cuando volvieron a la casa del mayor, y este no quería que MinGyu se fuese, así que dormirían juntos. Muchos besos, frases tiernas, sonrisas y caricias provocaron que los dos muchachos terminaran entre las sábanas, sudados y entregándose uno al otro.
Un te amo, fue lo ultimo que SoonYoung escucho antes de caer dormido entre los brazos de su menor.
Decidió que esa noche la recordaría por siempre, que había sido uno de los cumpleaños más trágicos y hermosos que se podría tener.
Se durmió sonriendo.

Se sintió completo, amado.
Se sintió como si fuese el único; como si no fuese el otro.

The other. -MinSoon-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora