Capítulo Único

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Quizás nunca pueda olvidar ese día, es posible ridiculizar más a alguien? Fui exhibido y técnicamente rechazado al mismo tiempo, todo gracias a esa rubia mimada.

Desde aquel momento algo dentro de mí se dio por vencido con Marinette, sabía bien a quién buscaban sus ojos azules. Todo el amor que tenía se volvió en odio hacia Chloe, si ella no hubiera intervenido aún la amaría, aún soñaría con esa esperanza a la que me aferraba tan fuerte que ella logró romper con sus estúpidas burlas.

Hasta cuándo aprendería a dejar a todos en paz? Pisaba a quien fuera con tal de seguir avanzando, de triunfar en sus ridículos y banales planes.

Cuando menos me di cuenta, sólo pensaba en Chloe, quería destruirla, mis dibujos eran de ella, de sus perfectos rasgos, con su dura y rígida sonrisa, su mirada fría y ese aire de no importarle nada.

Mis cuadros parecían incompletos, irreales, y como no iban a serlo si la irreal era ella. Decidí descubrirla, mostrarla al mundo como era, sin su superioridad, ni joyas o su voz burlona, no, debía mostrar a la mujer que llora, que tiene miedo, que muere de amor, a quién se encontraba bajo su máscara.

No es que la acosara pero hacía lo imposible para observarla. Siempre era igual, pobre Sabrina, cómo es que sigue allí?

En clases se valía de ella para no tomar apuntes ni prestar atención, a la hora de comer la pelirroja le cumplía cualquiera de sus caprichos incluso si ello le implicaba no comer. Al salir si ella quería la acompañaba, sino, adiós y a su mundo de ricos.

Después de un tiempo, soñaba con ella, humillaciones, burlas, incluso maltrato, hasta que en uno de mis sueños la enfrenté, destruí a su demonio quedando la mujer más hermosa que podía imaginar, y claro desperté. Ansiaba dibujar eso, por más que lo intenté el recuerdo era borroso. Entonces tuve una gran idea, haría que la Chloe verdadera fuera así.

Cuando llegó mi oportunidad de confrontarla no pude, me quedé callado. Fue extraño, no lo hice por temor a resultar herido, sino por mi corazón que empezó a latir como loco, con tanta fuerza que seguramente mi rostro se puso rojo y no logré articular nada. Me miró sorprendida, fueron segundos pero para mí fue una eternidad. Sus ojos se abrieron grandes, sus labios se separaron para decir algo que nunca llegó a pronunciar, sus mejillas se ruborizaron y dejó de respirar. De pronto me dio la espalda y se marchó.

Mis dibujos seguían siendo ella, con sus perfectos rasgos, sin sonrisa y unos ojos brillantes sorprendidos. Al menos se asimilaba más a mi sueño.

A partir de allí con sólo estar cerca de ella me pasaba lo mismo, debía huir. Cuando faltaba sentía un hueco y el día se iba lentísimo.

"Te gusta Chloe?" preguntó Sabrina de pronto, "Gustarme? Estás loca!, cómo puede gustarme alguien tan frívola?" respondí, se fue ofendida, me fui ofendido. Gustarme?, una mujer de belleza extraordinaria, cuyos ojos dejan ver de vez en cuando a una persona noble, con miedos, ansiedad, cariño, deseos, lamentos... cuya voz al susurrar se vuelve un canto de ave, cuyos brazos al extenderse son alas que la llevan lejos a volar, quien guarda al mar en sus ojos, las flores de cerezo en sus labios, al sol en sus mejillas y la más dulce miel en su cabello? Gustarme mi hermosa musa?

Una mañana su inseparable amiga no llegó, se le vía algo decaída pero pareció no importarle mucho. Para matar su tiempo le dio por molestar a todos, tontamente esperaba se acordara de mí, por un instante ella me vería, no habría más que nosotros; después asumí que era mejor eso no sucedería y me convencí que así sería.

Seguí dibujando dando por olvidado el asunto, de pronto una mano se puso encima de la hoja y me impidió continuar. Qué mano tan pequeña y delicada! La piel se ve tan suave...

-Dibujando a Marinette de nuevo tomate? – preguntó burlona, me puse más nervioso! No podía decir nada, ni moverme, ni siquiera verla!

- Oye, veme cuando te hablo! – obedecí por reflejo, no sé qué vio en mí pero se sonrojó y cuando quitó la mano tomé con fuerza mi libreta. Reaccionó de alguna forma e intentó arrebatarla.

-No Chloe

-Déjame ver, o te estás besando con ella? Jaja

-Basta por favor

-Ni de rodillas! Espera no es mala idea

-Eres tú

-Qué?

-Mis dibujos, eres tú – por qué demonios se lo dije? Me preparé para una embestida, algún grito de reclamo; sin embargo dio media vuelta y se fue.

En mis último dibujos ella sonreía, tan natural, sus ojos brillaban alegres, estaba plasmada la mujer que era, la que después de tanto tiempo logré conocer, la que oculta al mundo, y yo la ocultaría en mis dibujos, si bien me gustaría que la vieran como yo lograba hacerlo, no quería en realidad, era mi musa y no se la daría a otro para que le componga poemas, le dedique canciones o le haga mejores retratos.

Al terminar el día, con todo mi coraje reunido me le acerqué.

-Chlo... Chlo... Chloe? – estúpido ni hablar bien pude

-Qué quieres?

-Siento si te ofendí con haberte dibujado, tú... - la miré y se fue mi aliento – tú eres hermosa...

-Eso ya lo sé, no tienes qué decírmelo – bajé mi rostro, qué hacía hablándole, de verdad esperaba sonriera y se alegrara?

-Lo siento. Nos vemos Chloe

-Espera Nath – tomó mi brazo – yo... puedo verlos?

-De... verdad? – asintió y por alguna razón se los mostré. Cuando llegó a los último se quedó asombrada se veía como si no se conociera.

-Así... me ves?

-Ahm, bueno, así eres

Una lágrima rodó por su mejilla, instintivamente la limpié provocando volteara, allí estaba, era aún más hermosa en realidad, lo que un día soñé, la mujer que con esa mirada, esa sonrisa conquistaría a cualquiera, incluso a un rocoso corazón como el mío. Sin pensarlo acaricié su rostro como si quisiera comprobar que era verdadero, después la besé. Cuando me separé no sabía quién estaba más rojo, ella o yo. Ambos intentamos salir corriendo de allí consiguiendo bloquearnos la puerta. En respuesta reímos como tontos a carcajadas. Al calmarme tomé su mano, la acaricié por un momento para después aprisionarla con la mía.

-Sé que conozco muy poco de ti, pero lo que sé es que eres extraordinaria, todo esto que haces aquí es sólo un teatro, tu máscara, y te entiendo porque yo prefiero ser el chico ignorado a ser lastimado, pero cuando veo a la Chloe que en verdad eres lucharía contra cualquiera para protegerte, escalaría la más alta de las montañas, cruzaría un mar de fuego o haría lo que fuera para salvarte, para llegar a ti... me... gustas Chloe

-Nath... yo... sabía que tus dibujos eran de mí, comencé a ir a lugares donde pudieras seguirme para intentar conocerte más aunque nunca me atreví a hablarte, ni tú a mí... después mi curiosidad de saber cómo me veías creció, pero cuando dijiste tan honesto que era yo, no pude, no fui capaz, tenía miedo de encontrar al monstruo, tenía miedo de espantar a la persona que tanto se interesaba en mí y que tanto me interesaba a mí... sé que conozco muy poco de ti, pero lo que sé es que eres excepcional, no te rindes, pones todo tu empeño y dejas tu corazón en ello, no sabes cuánto quería que dejaras aunque fuera una parte de él para mí, lo quiero tanto que esperaría pacientemente hasta el fin del mundo por ti... me gustas Nath

Creo que mi corazón se escuchaba en toda la escuela, nuestras caras compitieron en cuál se ponía más roja, juro que a mi cabello sí le ganaban. Apreté aún más su mano sin llegar a lastimarla, nos miramos y hubo algo en ello que me calmó, no era el hecho de verse más hermosa que nunca, sino su manera de mirarme, no conocía esa mirada, era nueva y era para mí; deseé darle mi vida entera, seguirla a donde fuera, nunca soltar su mano y besarla hasta acabar con su aire.

Nos acercamos para rozar nuestras frentes y tímidamente besarnos.

Quizás nunca pueda olvidar ese día, es posible ridiculizar más a alguien? Fui exhibido y técnicamente rechazado al mismo tiempo, todo gracias a esa rubia mimada. Pero no es por esa razón, sino porque fue el día en que ella se dibujó en el lienzo de mi corazón.

El lienzo de mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora