CAPÍTULO 27

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Salgo huyendo de su departamento sintiendo la necesidad de apartarme de él cuando en realidad, son mis pensamientos los que me atormentan... ¡es una locura! Pero no puedo evitarlo.

Cuando creo haberme alejado lo suficiente aminoro la marcha y comienzo a llorar.
Escucho mi  celular sonar dentro de mi bolso; seguro es Lorenzo.

Pues  no pienso atenderle, Señor Misterio —pienso ignorando el sonido ensordecedor del celular.

No quiero irme a casa, así que decido dar un paseo por la rambla; a esta hora hay muy poca gente allí, sólo algunas personas que salen de su trabajo a descansar.

Me detengo un momento a contemplar el río agitado por el viento de la primavera.
Bajo las escaleras hasta la playa, me descalzo y doy un paseo por la orilla.

El celular no deja de sonar pero no pienso atenderlo. Estoy muy molesta.
¿Por qué nunca me habló de esa mujer? Es verdad que nunca le he preguntado directamente por sus ex parejas... quizá con la esperanza de que se abra a mí sin tener que obligarlo a ello.

Pero  aún así ¿Por qué no quiere hacerlo ahora que tiene la oportunidad?

¿Qué pasó? ¿Por qué Regina dijo que se habia sentido culpable de su muerte?

¿Habrá tenido él algo que ver? El estómago se me revuelve sólo de pensarlo.

Sobre las cuatro de la tarde decido regresar a casa y luego de quince minutos esperando un taxi sin que aparezca ni uno libre, tomo el autobús.

En el trayecto conecto mis auriculares para escuchar un poco de música y cuando comienza a sonar la canción de Samo “Sin ti” me doy cuenta que fue una pésima idea.

Ojalá fuera cierto lo que dice la canción, ojalá me sintiera así... libre y más feliz sin Lorenzo;  pero no, me siento fatal.

Necesito hablar con alguien, así que llamo a Julieta.

—Isaa ¿cómo estás? —Su voz como siempre suena alegre.

—Juli ¿estás en tu casa?—pregunto de inmediato ignorando su saludo.

—Sí ¿qué sucede? ¿estás bien? te noto rara, ¿estás llorando?

Muchas preguntas para responder por teléfono...

—Voy para ahí—digo sin mas y cuelgo.

Me bajo unas paradas antes y me encamino a casa de mi amiga.

¡Necesito tanto un consejo!

—Isabella ¿qué te paso? —dice nada más abrir la puerta.

Eso significa que tengo un aspecto deplorable ¡lo sé!

Camino tras de Juli hacia el living y me dejo caer en el sillón.

—Además de meterme con un idiota, nada—me lamento.

Julieta me mira preocupada.

—¿Qué sucedió con Lorenzo,  Isa?

—Que no confía en mí, eso me pasa.

—¿Por que dices eso?

—Ay Juli... ¿sabes que tuve que enterarme por su empleada, que su última relación duró cinco años?

Julieta me está mirando como si me hubiese vuelto loca por armar semejante escándalo sólo por eso, así que continúo:

—¡La chica murió, Julieta!—exclamo obteniendo ahora mayor interés de parte de mi amiga—. Lorenzo nunca me habló de ella. Hoy intenté que lo hiciera, pero no quiso hablarme de ello. Se cerró y me dijo que lo único que debía saber es que soy importante para él, nada mas. Se negó totalmente a hablar...

Deliciosa AdicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora