CAPÍTULO 15

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Clarke se sentó en la mesa, perfectamente puesta, y vio a Lexa llegar de la cocina con una olla en las manos. Todavía llevaba vendas en la derecha.

—Deja que te ayude —ofreció Clarke.

—No te preocupes, casi no me duele —aseguró Lexa mientras empezaba a servirle la sopa.

—Por más que insista, no dejarás que te ayude, ¿verdad?

—Así es —afirmó Lexa con una gran sonrisa.

—Eres una cabezota, Alexandria Woods —dijo Clarke torciendo la boca. Lexa se rio un poco y siguió sirviendo los primeros platos.

—Clarke Griffin y su manía de ayudar a todo el mundo —se burló. La rubia no se molestó, pues pudo notar el cariño en la voz de Lexa. La generosidad de Clarke era una de las cosas que más le gustaban de ella.

—¿Cómo te fue el examen de hoy? —preguntó Clarke.

—Bastante bien, creo que al final aprobaré todas las asignaturas —exclamó son satisfacción.

—Sabía que podías hacerlo —dijo Clarke con orgullo. Lexa sonrió en silencio y sin dejar de mirarla. Clarke acabó apartando la mirada.

—¿Te gusta el postre? —inquirió Lexa para relajar el ambiente.

—Sí, está muy bueno —declaró Clarke volviendo a mirarla—, ¿lo has hecho tú?

—Sí, pero me ayudó mi abuelo, siempre ha tenido buena mano para la cocina.

—Gracias por la cena, Lexa.

—La preparé encantada... ¿qué te parece si nos sentamos en el sofá? —sugirió Lexa de pronto.

Clarke asintió, le apetecía estar un poco más cerca de ella. Ambas cogieron sus copas de vino y se sentaron en el sofá.

—Un brindis por el final de los exámenes —exclamó Clarke.

Chocaron sus copas y bebieron un trago del líquido rojizo. Las dos lo agradecieron, porque parecían necesitadas de un poco de arrojo. Por fin, Lexa se aclaró la garganta y empezó a hablar de algo menos académico.

—Clarke... te invité a cenar porque quería hablar contigo.

El corazón de Clarke empezó a latir más deprisa. ¿Qué iba a decirle? Sabía lo que deseaba escuchar, pero nada la había preparado para escucharlo de los labios de Lexa, y menos de la forma en que se lo dijo.

—Sé que te hice sentir muy mal el otro día, con lo que te conté y mis torpes respuestas...

—Lexa, no... —Clarke no pudo continuar hablando, Lexa la interrumpió.

—Dejé de esperar por Costia o por cualquier otra mujer cuando te conocí a ti —Clarke la miraba con ojos como platos—. Sólo que he sido una cobarde, Clarke, hace tiempo que dejé de estar enamorada de Costia, pero... el miedo a volver a sufrir lo que sufrí por ella me paralizaba. La idea de volver a entregarme por completo a alguien me aterraba... hasta que llegaste tú —Lexa le cogió las manos—, con tus ojos azules, tu voz sexy, tu sonrisa, tu forma de ser...

—Lexa... —No pudo decir más, sentía un nudo en la garganta y los ojos húmedos. Lexa llevó sus manos a sus mejillas para secarle las lágrimas con los pulgares, y le sonrió.

—Te abriste camino hasta mi corazón y ahí vas a quedarte para siempre —Los labios de Clarke temblaban, toda ella temblaba. Lexa carraspeó, también ella estaba nerviosa, pero pensaba terminar lo que quería decirle, aunque fuera lo último que hiciera en la vida—. Así que tengo que preguntártelo.

Bajo el mismo techo [Clexa] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora