Pov Jorge
1 mes y medio sin tener a mis hijos cerca, hemos hecho todo lo posible para recuperarlos, pero no hay rastros de ellos, ya han notificado a otros países en caso de que hayan viajado, pero aún así no hay noticias de mis pequeños.
Lloro por las noches, o en cualquier momento donde Martina no me pueda ver, se encuentra muy mal, creo que cada día empeora, solamente se ha mantenido comiendo y descansando por el embarazo, pero me tomó demasiado convencerla de llevar a cabo el embarazo.
Mariana se ha encargado de la empresa, junto a Fran, ya que nosotros estamos más que ocupados en la búsqueda de nuestros hijos.
Martina no habla ya casi con nadie, está metida en un mundo donde solo importan sus hijos, ha llamado a todos los mejores investigadores privados del mundo, pero ninguno a dado resultado.
A veces me da miedo pensar que tal vez mis hijos estén muertos, en manos de Andrea no están a salvo, me duele pensar en mis hijos muertos, pero es una posibilidad que exista, y si es realidad no se va a poder evitar.
El otro día le comenté a Martina sobre esa posibilidad pero ella negó y negó diciendo que su instinto materno le decía que sus hijos estaban vivos, que eso me lo podía asegurar, y desde ese día no me dirige la palabra, solo me deja acercarme a su vientre, suelo acariciarlo y hablarle a nuestro bebé. No sé si Martina lo haga, porque cada quien está haciendo lo posible por los pequeños, pero es algo doloroso para ambos ya que se supone que debemos estar juntos en este momento difícil.
- Creo que sé donde se encuentran - exclama Martina, pero no a mi, si no a la persona con quien esté hablando por teléfono.
Me acerco más a la oficina que Tini tiene en la casa, quiero escuchar de que está hablando.
- Andrea me llamo diciéndome que el tiempo de mis hijos era limitado, que esperaba supieran nadar h antes de colgar dijo que yo sabía dónde estaba - dice Tini.
- Significa mucho, están en Sicilia, Italia! Lo tengo Lodo! Ya sé dónde están mis hijos, necesito irme ahora mismo para llegar lo más pronto posible - exclama.
- No lo quiero involucrar, este problema es entre Andrea y yo, Jorge no tiene nada que ver - hace una pausa - Se que son sus hijos pero yo puedo resolver esto sola - dice y cuelga.
Se levanta decidida a salir de la habitación, así que corro a la sala donde me siento y fingí estar viendo la tele.
- Saldré con Lodo, vuelvo mañana - dice y sin más sale por la puerta.
Tengo que seguirla.
Pov Tini
Sé dónde se encuentran mis hijos, ahora nada me detendrá a ir por ellos.
Mi jet va lo más rápido que puede, quiero llegar lo antes posible, mis hijos no están a salvo.
Decidí no decirle a Jorge que iba en busca de mis hijos, este problema lo tengo que resolver yo misma y si no logró salir viva, por lo menos encargarme de enviar a mis hijos a casa, donde se que estarán a salvo y vivirán felices junto a su padre.
- Señorita Stoessel, hemos llegado que disfrute de su viaje - dice el piloto.
- Muchas Gracias! - bajo casi corriendo del avión y tomo un taxi hacia la playa donde se encuentra Andrea, el taxi no tarda mucho en llegar, pero en mi opinión era una eternidad.
Al llegar, le doy un billete al chofer y bajo inmediatamente, voy a a la montaña más alta de las muchas que rodean el mar, y es ahí cuando veo a mis hijos, los tres al borde, a punto de caer al mar , los tres saben nadar, pero lo tienen sus brazos amarrados al igual que las piernas, mis ojos se llenan de lágrimas.
- Martina! Niños saluden a su madre! - exclama con una sonrisa en el rostro.
- Mami! Ayúdame! - habla Mia, su cara está roja de tanto llorar.
Como veo a Andrea lejos, salgo corriendo en dirección de mis hijos, y justo cuando voy en la mitad, un hombre de toma la cintura impidiéndome el paso.
- Suéltame!! - exclama mientras doy patadas.
- ¿ A caso creías que te ibas a llevar a tus hijas tan fácil? - pregunta riendo.
- Déjalos - exclamé.
- Hay dos opciones, o mueres tú o mueren todos tus seres queridos - dice.
- Mátame a mi, pero a ellos déjalos en paz, déjalos libres, mátame a mi, pero envíalos a casa - gritó.
- Suelten a los mocosos y amarren a esta - me señala.
Mis niños son libres y me abrazan pero inmediato me amarran y me alejan de ellos, me colocan en la orilla a punto de caer.
Andrea me mira fijamente mientras que con un arma apunta en mi cabeza, pero antes de que jale el gatillo, se escuchan disparos detrás de ella.
Es Jorge, el cual trae a muchos guardias, y policías y el ya se ha encargado de poner a nuestros hijos en un lugar a salvo.
- Jorge! - la felicidad llega, me ha salvado.
- Detente ahí o la tiro - dice Andrea y apunta a Jorge con el arma.
- Déjala ir, de todos modos pasaras toda tu vida en la prisión - contesta Jorge.
- Como tú dijiste, de todos modos - y lo próximo que siento es que caigo, observó que Jorge se acerca a la orilla para tratar de salvarme, pero su intento es en vano.
Cuando siento mi espalda chocar contra el agua del mar, me disculpo con mi bebe, ya no hay escapatoria para mí, mis pies y manos están atados, moriré, y también mi bebe que jamás podrá conocer a su padre ni a sus increíbles hermanos.
Cierro los ojos mientras espero mi final.
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