En una tarde de verano, estas palabras se juraron...
"Juro que siempre te amaré...
Juro que nunca te mentiré...
Juro que me entregare a tí en cuerpo y alma...
Juro que en los días y en las noches, pensaré sólo en tí...
Juro que solo te vere a tí, porque tú eres mi único sol y mi única luna...
Juro que cuando muera, aún en el más allá, te seguiré amando...
Juro que aún odiandote, te seguiré amando..."
Y con esto ella vivió para él...
Se avoco a él y sólo a él...
No habia mejor amanecer que despertar en sus brazos...
No habia mejor atardecer que mirarlo mientras leía...
No había mejor anochecer que dormirse acurrucada en su pecho...
Y en las peleas, por más terribles que fuesen, lo amaba igual o más que antes...
En una tarde de verano, dos corazones se juntaron...
"Juro que desde hoy, serás mi única estrella, y mi único norte...
Juro que mi amor hacia tí nunca se desvanecerá, porque las almas nunca mueren...
Juro que serás mi aire... El único con el que pueda vivir...
Juro que en mis peores días, voy a ser diferente para tí...
Juro que cuando estés triste, te sacaré muchas sonrisas, porque en tú cara siempre tiene que haber una..."
Y su vida paso de ser de él, a ser de ella...
Mientras ella dormía, él la observaba, la admiraba...
A veces, cuando ella estaba en la cocina, corriendo de un lado al otro, él se paraba en el umbral de la puerta, a verla... Y en lo que pensaba era en lo hermosa y maravillosa que era...
Cuando ella lloraba, lo llamaba y le decía que regresará, que lo necesitaba. .. Y él salía de su trabajo como un loco enamorado y la encontraba en el mueble, cubierta por una manta y profundamente dormida...
Él sólo se quitaba los zapatos y se acurrucaba con ella, porque, aún después de tantas veces de hacerlo, después de tantos llantos, no se cansaba de ver su cara de amor al despertarse y verlo ahí con ella...
Y asi pasaron los años entregados el uno al otro...
Años mas tarde, unos niños llegaron...
Ya no eran ellos dos... Sino que ahora eran cuatro... y no había mejor sentimiento en el mundo que ese... Entregar su vida a dos ángeles...
Y aún, al ser ancianos, se seguían amando, al igual que se amaban aquella tarde de verano...
