Mis ojos se movian agilmente por el rectangular espejo del baño de ceramica, el acomodo de las luces desde arriba le daban un aspecto sombrio a mi palido y nervioso rostro, dejando sombras por debajo de mis ojos y sobre la barbilla, provocando una imagen extraña y algo diabolica en mi. Con los ojos recorri la pared llena de mosaicos de diferentes tonalidades de azul algo nerviosa, la musica del restaurante retumbaba por toda la puerta entrando al baño. El olor a ceramica y a baño recorria deliberadamente toda mi nariz, mezclandose con mi nerviosismo, dandome unas ganas tremendas de vomitar.
Recarge mis manos sobre el mojado lavabo de ceramica con grabados de diferentes formas y tamaños, respirando agitadamente. Un mechón de cabello negro se resbalo por mi frente, quedando pausado en el aire.
-Puedes hacerlo Emilia- susurre cerrando los ojos con fuerza.- Es solo un chico, nada más, nada importante- suspire pesadamente.
¿Nada importante? El sería el chico con el que quizá, y si tenia suerte, contraería matrimonio.
Era una de las ultimas citas que tendríamos antes de casarnos.
Nunca en mi toda mi vida habia estado tan nerviosa, mi padre y su padre habian pactado hace varias semanas, algunos contratos importantes que beneficiarian a nuestra familia y, en uno de ellos, estaba incluido el matrimonio.Contraeriamos matrimonio, reforzando nuestros lazos comerciales de su familia con la mia, aunque yo no sabia si él estaba de acuerdo del todo con ello.Guillermo Estrada. ¿Como describir a Guillermo Estrada?Era un chico bastante alto, hasta para altura promedio del mexicano, poseía grandes y pobladas cejas negras, que hacian juego con su cabello negro azabache, ojos miel y tez bronceada.No sé si era su sonrisa o sus hoyuelos en boca lo que hipnotizaba a cada chica cuando transitaba por algún lugar, fue nominado dos veces como el chico más influyente en todo México en 2015 y 2016, sin mencionar que fue nombrado por la revista Starch -una de las revistas más importantes e influyentes en todo México.- Como el soltero más codiciado y guapo del 2017. Y ahora yo, Emilia Diaz, cuya familia fue expuesta por lavado de dinero y narcotrafico, cuyo apellido familiar que ha sido reconocido por años y años, ha sido manchado abrupatamente, tendría oportunidad de casarse con el.
Aún no me entra en la cabeza como ha aceptado este matrimonio.
Absolutamente nadie, excepto mi familia y algunos funcionarios de gobierno sabian de donde provenia realmente la riqueza y el poder de los Estrada, aunque aún asi, eran adorados por todo el pueblo y hasta llegaban a sentir fascinación hacia ellos. Una familia llena de hijos atractivos, grandes mansiones, haciendas al rededor del país, viñedos en Europa ¡hasta eran dueños de una cadena de hoteles!
Suertuda o suertudo fuera quien se casara con alguno de los Estrada, pero si entras a esa poderosa familia, no hay escapatoria, no te puedes echar para atrás.
Los Estrada era una de las familias más importantes en el comercio del narcotrafico, distribuían drogas al rededor de toda América y parte de Asia, lavado de dinero, y hasta trata de blancas- lo que no me agradaba nada en lo absoluto- era una familia bastante poderosa, tenían más poder que hasta el mismísimo presidente, era de esperarse que todos los funcionarios les tuvieran miedo, tenían miles de bodegas con droga, y pozos de petróleo, pero todo esto era tan bien cuidado que ni la sociedad misma se había percatado de ello.
Alberto Estrada, el padre de Guillermo, tenía bastantes influencias al rededor de todo el país y, gracias a él, mi padre no estaba en prisión, quien se escondía de los molestos fotógrafos que querían dar alguna nota en sus revistas amarillistas sobre cómo "El imperio de la familia Díaz cayó".Levante la mirada y me incorporé, despegando mis manos del húmedo lavabo.
-Puedo hacerlo- me dije, forzando una sonrisa- Debo hacerlo.- acto seguido de salir a zancadas del baño.
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Carniva
RomanceMire mi pálido cuerpo reflejado sobre el espejo ovalado que tenia frente a mi, el maquillaje le daba algo de color a mi blanquecino rostro, cubriendo por completo las azuladas ojeras. -Luces hermosa, Emilia-dijo mi madre mientras colocaba sus manos...