Connor Paris. Scarlet & Alexander

667 81 39
                                    

Ian, como toda la población de Beacon Hills, no era inmune a los encantos de Jezziel. Y los nuevos niños Hale-Stilinski en general, porque todos y cada uno de esos niños eran absolutamente lindos y adorables; con mejillas regordetas y ojitos claros que hasta daban ganas de apretarles hasta hacerlos llorar.

Por esa misma razón, no podía evitar ir a los mismos lugares que la familia frecuentaba. Sólo por ir a ver al adorable Jezziel. Ese niño rubio de ojos verdes era su perdición. Había perdido la cuenta de cuántas veces lo había robado de sus padres en el centro comercial para poder comprarle el nuevo kit de Lego's. O de cuántas veces había ido a casa de Parker y su novio para estar con el pequeño.

Ian estaba malcriando a ese niño.

_

*
_

-Hola -le dijo Jezz desde su cama con sábanas de Lilo & Stitch. Tenía sus sharpies regados por toda la cama y varias hojas de colores.

-¿Qué estás haciendo? -el niño palmeó la cama, indicándole que se sentara-. ¿Qué estás haciendo? -repitió.

-Un cartel de bienvenida para los nuevos bebés. Mira -Ian se dio cuenta de que las bolitas amarillas no eran dos soles, sino dos bebés y que los extraterrestres no eran precisamente eso, sino que eran Dan y Rose-. Lo pondré en la nevera. O en el auto de tío Dan, para que los bebés lo puedan ver.

-Jezz... -Ian contuvo el aliento al ver los brillantes ojos verdes del niño. Y odiándose por lo que iba a decir, se pasó una mano por el cabello-. Jezziel, los bebés no son muy fuertes y...

-Lo sé. Pero son Whittemores y los Whittemore son tercos. Y sé que estarán bien. Son mis primitos y son lobitos feroces.

Ian frunció el ceño ante la extraña comparación con lobos, pero lo dejó estar.

-Vale, me gusta que seas optimista. ¿Quieres que vayamos por ahí? ¿A la pista de patinaje?

-Sí, vamos.

_

*
_

Cuando se dio cuenta de que pasaba mucho tiempo con Jezziel, fue demasiado tarde. Ya no podía apartarse. Había algo que lo retenía con fuerza. Sentía cierto afán de protegerlo del mundo, que era hasta imposible de describir.

Cada vez que pensaba en la posibilidad de alejarse del niño, de poner distancia entre la amistad que se había formado entre ellos dos, un lacerante dolor comenzaba a expandirse desde su pecho hasta su cuerpo entero. Y es que ya no podía imaginarse el resto de sus días sin Jezziel.

Ya no podía imaginar una tarde sin ser pintado con los plumones permanentes del niño, o cuando veían todas las películas de Harry Potter. O cuando iban a partidos de béisbol, aunque a Jezziel no le gustara jugar. Porque Ian conocía al niño, incluso mejor que sus padres.

Sabía cómo le gustaban sus hot cakes, cuántas chispas de chocolate quería en su Starbucks y que prefería mirar que jugar algún deporte. Sabía que tenía pesadillas sobre galletas gigantes cuando comía mucha pizza y que siempre cruzaba las piernas cuando la situación requería su total atención.

Y le gustaba conocer al niño. Le gustaba esa extraña sensación de tranquilidad, paz y pertenencia que tenía cuando estaba con él.

_

*
_

En definitiva, Dallas Hale-Stilinski no esperaba que su segundo hijo viniera en el día programado. Para nada. Él esperaba que fuera como los bebés anteriores y naciera días o semanas antes. Pero no fue así, gracias a Dios.

Su niño era perfecto. Tenía el cabellito de color rojo y pequitas en las mejillas. Era adorable, pequeñito y era suyo. Claro, hasta que su abuelo se lo quitó de sus brazos para marcarlo con su olor, porque el abuelo Derek era así de posesivo con todos. Hasta con Daniel, que tenía que sufrir por lo menos cinco minutos debajo del cuerpo de lobo de su abuelo.

_

*
_

Y lo más raro que pudo pasar fue que Connor quisiera pasar más tiempo con la muy embarazada Rose que con ellos. Si intentaba llevárselo consigo, lloraba por Rose. Y le dolía que su pequeño hijo no lo necesitara.

Claro, hasta que se dio cuenta de que había desarrollado una extraña conexión con los gemelos de Rose y Dan.

-Tienen una conexión. No es bastante raro, en realidad. Si mi teoría no falla, alguno de los bebés es el compañero o compañera de Connor.

-¿Compañeros? ¿No es muy pronto? Quiero decir, apenas es un recién nacido. Y mis hijos no han nacido -murmuró Daniel. Rose miró a Alessia, pidiendo una explicación del hecho.

-¿Vieron alguna vez la saga Crepúsculo, cierto? -Derek y Stiles gimieron al escuchar ese nombre-. Es básicamente como esos cambiaformas. Connor no verá de manera romántica a ninguno de los bebés hasta que lleguen a la edad necesaria.

-¿Cómo podemos saber cuál de nuestros bebés es? -inquirió Rose. Thiago le dio una sonrisa tranquilizadora que logró su cometido. En el jardín, Ian mantenía una charla con Jezziel.

-No podemos. No hasta que nazcan. O hasta que Connor muestre señales.

-Básicamente, lo que me dices es que alguno de nuestros bebés ya encontró a su compañero -las palabras de Daniel sonaron a pregunta y no a afirmación-. Tu hijo me va a quitar a uno mío apenas nacer. Gracias, Hale.

-Hey, no es mi culpa, ¿vale? Es el destino -Dallas tenía el ceño fruncido. A Jackson le palpitaba un músculo debajo del ojo.

-No se puede hacer nada cuando son compañeros. Es... Inevitable -pronunció Derek mirando a Stiles. Will hizo lo mismo con Alessia, al igual que Parker con Edward.

_

*
_

A pesar de haber sido un embarazo realmente peligroso, con amenaza de aborto, Daniel Whittemore tenía ahí, en sus brazos, a uno de sus tweedles. Su niña era perfecta, y era la única entre tantos chicos. La mimaría tanto como a su hijo y la querría hasta el infinito.

-¿Dastan? ¿Estabas viendo El príncipe de Persia?

-Fui idea de Rose -Daniel apuntó a su esposa. Ella abrió la boca y apuntó a Parker.

-Fui idea de él.

-Claro, culpen al hombre -refunfuñó Park.

-Tenía que ser -Jackson rodó los ojos -. Por tu culpa mi nieto tiene un feo nombre persa.

-Tío, no seas dramático.

-¿Podrían callarse los dos? El nombre de la niña, Rose, por favor -Stiles apartó a los dos hombres de su camino y se sentó junto a Rose para escucharla.

-Scarlet Alexandra.

-¿Otro Alex? Ya tenemos muchos derivados del señor Alejandro Magno -dijo Ed.

-Alessia, Alexandra, Alexander, mi segundo nombre... -susurró Jonathan intentando recordar a todos los derivados de Alejandro Magno de la manada.

-Exacto -pronunció Edward acariciando el cabello rubio de su hijo.

-Bueno, es hora de la verdad -dijo Dallas apenas ingresó a la habitación. Jessica traía en brazos a Connor, quien olfateó el aire y estiró sus manitas hacia Rose.

Jess lo llevó primero hacia a Jackson, ya que él tenía a Dastan Alexander. Connor tocó al bebé y se echó a reír. Ante esa acción no supieron si el recién nacido era el compañero de Connor. El pequeño pelirrojo hizo lo mismo con Scarlet Alexandra.

-Tal vez cuando sean mayores. Cuando Connor pase más tiempo con alguno más que con el otro. Se definirá más tarde. Pero manténganlo cerca de ambos bebés -dijo Alessia. Daniel y Rose asintieron, esperando ansiosos ir a casa para cuidar a sus hijos.

Después de nueve meses de terrible espera, en donde lo único que les decían era que los bebés no sobrevivirían, era lo más normal que podían hacer.

________________________________________________________

Esto está ubicado en el año 2044 y Connor va a cumplir un año.

-MadMaxies

Teen Wolves [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora