Los sirvientes llegaron hasta nosotros mirándome curiosos. Volteando al lado contrario observé a la princesa Adrienne corriendo hasta nosotros junto con su hermano Evan.
Agradecía que Kilian me mantuviera en brazos o mis piernas se hubieran aflojado hasta hacerme caer.
— ¿Quién es ella? ¿Qué le paso? — preguntó Adrienne mirándome preocupada.
— ¿Qué sucede? — Evan se aproximó a nosotros mirándome confundido con esos profundos ojos verdes.
— La encontré en el bosque, asaltaron su carruaje que se perdió camino acá — les contestó corriendo conmigo en brazos a la entrada del castillo.
— Pobre chica ¿De dónde vienes? — preguntaba la Princesa mientras corría detrás de Kilian.
— Tranquila, estas a salvo — Evan me sonrió tomando mi mano, mientras su mirada se cruzaba con la mía prometiendo que todo saldría bien. Pasé saliva intentando tranquilizarme. No acostumbraba este tipo de cercanía con mis víctimas, así que desvié la mirada, no quería verlo o correría el riesgo de perderme en sus verdes ojos.
Dentro del castillo les dije que me sentía mejor para que me bajaran, pero Kilian no me soltó hasta llegar a una de las habitaciones. ¿Qué clase de lugar era este? Superaba por mucho mi mejor sueño. Todo en el palacio era hermoso.
Una vez me dejaron descansando sobre la cama, los tres hermanos se quedaron conmigo preguntándome cómo me sentía y los sirvientes no paraban de correr buscando no sé qué. Cada que me hacían alguna pregunta Kilian hablaba por mí, contestando a todas sus dudas. Adrienne se ofreció a buscarme un vestido nuevo, ya que el mío estaba destrozado, mientras que una de las sirvientas se encargó de limpiar la sangre de mis heridas. Esto no se quedaría así, Kilian me las pagaría, nadie me ponía una mano encima y se salía con la suya. Lo busqué con la mirada observandolo con odio. Su hermana pudo notarlo y buscó respuesta en su hermano, quien solo negó haciéndose el desentendido.
— ¿Chicos podrían salir por un momento? — dijo Adrienne en tono dulce, dirigiéndose a sus hermanos, ya que los sirvientes nos habían abandonado — me gustaría hablar a solas con ella — le dedicó una mirada a su hermano Kilian y él le respondió con un gesto de enfado, pero fue el primero en salir.
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Doceava campanada
RomanceLa primera campanada resonó en el jardín, haciendo eco en mi corazón e indicando que el tiempo a su lado había llegado a su funesto final. El reloj en lo alto de la torre marcaba la medianoche. ¿Cómo acabé en este lugar? ¿Por qué acepté hacer esto...