Para salvar su propia vida, Jungkook tendría que matar a Kim Taehyung. Tendría que entregarlo, muerto, a su Clan para seguir vivo. Tendría que terminar con ese brillo que tenía Taehyung en sus ojos grandes e inocentes. ¡Qué ironía era la vida! Todo lo que Jungkook quería era proteger y asegurar que ningún ser dañara a su Taetae, pero allí estaba él mismo, el mayor peligro para Kim Taehyung.
Porque Jungkook no era un chico normal, no era un periodista normal y corriente de 27 años como decía ser. Era un asesino, un asesino a sueldo controlado por una asociación secreta llamado El Clan. El Clan exigía a sus empleados la voluntad y la devoción absoluta a cambio de una vida lujosa y sin preocupaciones.
El Clan era poderosa, omnipotente, y estaba en cada esquina y rincón, controlando a sus asesinos para que estos cumplan los órdenes dictados. Para los asesinos, El Clan era temida pero a la vez, esencial, porque El Clan se encargaba de borrar las huellas y aseguraba que estos estén fuera de los alcances de la ley.
Sin embargo, había una norma, una única norma que era sumamente necesaria para los asesinos y era no enamorarse. Esta norma simple era fácil de cumplir pero siempre hubo casos de que a algunos se les escapaban. La consecuencia del incumplimiento de la norma era clara y directa, la muerte.
No obstante, para El Clan Jungkook era imprescindible, había sido demostrado su capacidad insuperable con sus múltiples logros a su joven edad. Así que El Clan le propuso una oferta nunca jamás ofrecida a ningún otro asesino, traer el cuerpo de su amado para seguir con vida. El Clan confiaba en que Jungkook aceptaría la oferta ya que ningún ser valoraría algo más por encima de su propia vida.
Por eso Jungkook está ahora aquí, en su apartamento en Seúl. En ese apartamento había compartido con Taehyung infinitos momentos de alegría, de pasión, de locura... de amor. Pero ahora está silencioso, frío, como el cuerpo de Taehyung entre los brazos del asesino. En una de sus manos sostiene la daga de Jungkook, enterrada en su corazón. Sus ojos, que solían ser grandes y brillantes, como galaxias en el espacio, ahora están sin luz y apagados. Están abiertos, incrédulos, como si expresaran la confusión de su amo que no tuvo tiempo de decir en voz alta. Taehyung, que tenía un asco tremendo al olor de la sangre, ahora está cubierto de ella pero ya no es capaz de quitársela. Está muerto, apuñalado en el corazón por su novio, por ese chico que tanto le quería.
Jungkook está arrodillado en el suelo, en medio del charco de sangre con su cuerpo entre los brazos. Le tiembla los labios, y le duele, le duele muchísimo el corazón, como si le hubiera clavado un cuchillo. Cierra los ojos con mucha fuerza y deja lentamente el cuerpo de Taetae en el suelo mientras susurra una y otra vez: "Lo siento". Aquellas disculpas ya no pueden ser oídas, ni tampoco los 'te quiero's que vienen a continuación. Lágrimas corren por las mejillas de Jungkook, por sus labios, por su barbilla hasta que caen al suelo mezclándose con aquel charco carmesí. Y con un último 'te quiero', Jungkook levanta la daga enterrado en el cuerpo de Taetae, para clavárselo en el mismo lugar, pero de su propio cuerpo...
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BTS
Hayran KurguHistorias cortas e independientes con los chicos de BTS como protagonistas. Estas historias han sido creadas totalmente por mí e inspiradas por no sé qué. Tened piedad a esta pobre patatita y dad una pequeña oportunidad a la obra. Gracias.