♡ONLY♡

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Ahora entendía el porqué la gente odiaba las mudanzas: ¡Eran horribles!
Sólo llevamos una hora de mudanza y mi familia (y sobretodo yo) ya hemos roto dos floreros, cuatro vasos, cinco platos y un pequeño espejo.

Genial, siete años de mala suerte.

Mis padres no me dijeron que la mudanza desde Goyang hacia Seúl sería una experiencia tan terrible. Estábamos apretujados en la parte trasera del camión de mudanzas, junto con todas nuestras pertenencias. La casa nueva contaba con mobiliario (gracias a Dios) así que no nos iba a hacer falta trasladar cosas demasiado grandes.

"Te facilitamos el porte", mis narices. Esto no era ni de lejos facilitar el porte: era ahogarte con el porte.
Literalmente.

Sun hee estaba agotada, tumbada en las piernas de mamá, mientras papá estaba ansioso por llegar. Y quién no.

En mi mente vagaban pensamientos poco tranquilizadores: ¿Qué tipo de gente me iba a encontrar en la capital?
Yo venía de un distrito pequeño, donde nos conocíamos todos y no había ningún problema; ni siquiera con mi sexualidad.
Salí del armario a los quince años (ahora tengo dieciocho) y aunque no hubiera ningún chico gay, tampoco había ningún bulli.

No era lo que se consideraba una margarita o un chico afeminado. Mi color favorito era el negro, me gustaba el Rap y era inteligente (aunque suene mal decirlo de mí mismo).
También estaba mi aspecto físico: nada que ver con el estereotipo de gay.
Alto, grande (no corpulento) y de piel tosca.
Antes con rastas, ahora rubio platino.
Sun hee decía que parecía un periquito.
Yo decía que ella parecía una Cleopatra en miniatura.

- ¿Cuando tardaremos en llegar, Mamá? Quiero salir de aquí, se me duermen los pies y el culo.

- ¿El culo también, Namjoon?- dijo mamá entre risas. Estaba demasiado adolorido como para reírme con ella.
- Creo que en media hora estaremos dentro de la ciudad, ¿No querido?

- Tal vez antes, incluso. Y Nam, tu hermana tiene más culo que tu y no se queja- vale, esto si me hizo gracia. Bastante, para ser sinceros.

- Esta niñita de aquí es demasiado pequeña como para tener siquiera glúteos y con doce años es lo más corriente. Será que el viaje te esta afectando más de lo normal, papá.

- Nam, eres el peor hermano del mundo- decía Sun hee mientras me abrazaba, buscando una postura cómoda en mi regazo y moviendo las piernas. O al menos intentándolo.

- Seré el peor hermano del mundo Sunie, pero bien que me adoras. ¿No todos los hermanos se dejan pintar las uñas, sabes?

- Antes de nada, cabe aclarar que todos son demasiado sosos. El maquillaje, la ropa y los colores carecen de género. Si no, mirad a los Idols- estaba orgulloso de mi pequeña. Se notaba que ella también era inteligente.
-Y segunda, sólo me dejas pintártelas de negro. ¿No te las podría pintar de rosa? Es un color muy bonito y masculino.

- Y nadie dice que no lo sea, pequeña, pero el rosa es demasiado para mí. Tal vez en alguna ocasión acceda.

El camión, de repente, pitó fuertemente; empecé a oír transito y ruido por todos lados. Ya habíamos llegado a la ciudad.

Diez minutos después el motor del camión se apagó, dando a entender que ya habíamos llegado. La "puerta" del camión se abrió y Sun hee salió disparada como un cohete, vomitando en la alcantarilla. Le dije que desayunar tacos ese día no era buena idea, pero ¿Quien iba a escuchar a Namjoonie?
Nadie.

Fui directo a la puerta de la casa con las llaves en la mano, abrí y sin pararme a observar mi nuevo hogar, subí a la planta de arriba encerrándome en lo que se suponía que sería mi habitación y me fui a dormir. Era sábado y tenia entero el día de mañana para acomodar todas mis pertenencias. El cansancio y el mareo se estaban apoderando de mí.

CARINGPRINCESS ;; [namjin - os]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora