Tal vez debería ser más supersticioso, o tal vez no, porque los acontecimientos buenos o malos son causados por una parte o un conjunto de acciones llevadas a cabo consciente o inconscientemente por un individuo que a menudo tiene poco que ver con el hecho, o si? Puede ser más palpable creer en la conciencia, o incluso destinos, estos dos elementos pueden ser las explicaciones más plausibles, y retiran en parte de la culpa que pesa sobre mis hombros desde que tan ligeramente le di esos malditos zapatos, o simplemente dejarlo llegar a mi casa.
-Hey Hyung, voy a esperar aquí mientras la lluvia no cesa, puede ser? -él siempre tan grosero, tal vez su confianza en la capacidad de conquistar a todos, poco tiempo después probado por mí mismo. Se acercaba a los extraños debajo de los toldos de sus casas y eran como viejos conocidos. Pero no era esa sonrisa o ese rostro hermoso lo que quizás me capturó un día - Ah Hyung - me llamó de nuevo. Era molesto cuando quería -Acabé no almorzando, ¿puedo tomar un vaso de leche? Por favor, - sus ojos, el muchacho tenía hermosos ojos, no se asemejaban a cualquier otro, me tomé el coraje de analizar. No diferentes por el color negro, predominante en los asiáticos, pero si por el espíritu contenido o no, y en este caso, allí adentro, su alma parecía saltar audazmente, casi enojada contra algún objetivo, el muchacho alto era determinado, sus orbes representaban una madurez contrastante en relación a las mejillas de niño.
Estos mismos ojos, fuertes, decididos, inteligentes me convencieron sin decir nada. Me encontré asintiendo y yendo a recoger la botella de leche. Con una sonrisa se bebió todo el líquido y se sentó en el suelo, parecía hablar solo cuando lo dejé mirando la lluvia.
Minutos más tarde oí los pasos corriendo en la calle, él se alejó incluso bajo la lluvia, el uniforme de una escuela que no era del barrio. Debió caminar durante horas, me imagino que él no quería perder el tiempo esperando que la lluvia pase, con sus torneadas piernas corrió, despertando un magnetismo que me impidió a mirar hacia otro lado hasta que desapareció.
El muchacho se fue, pero las pequeñas marcas no, aún pensaba en él cuando aparté mis libros para terminar al menos este capitulo de mi trabajo de fin de curso. Ni siquiera el próximo final de la facultad y la tesis que debía presentar ocupaban mi mente lo suficiente para olvidar el magnetismo de los ojos salvajes del muchacho.
Tal vez lo podría olvidar el día siguiente, o tal vez la próxima semana, tal vez, si él no regresara. Pero cada día encontré al gran maleducado sentado frente a mi edificio, las excusas variaban desde un descanso, la lluvia, el sol, el caso era que sus ojos convincentes me pedían algo de beber o comer, yo cedía, no resistía, pero no le preguntaba nada.
Todos los días yo lo esperaba, el mismo uniforme escolar, que se gastaba y se ponía amarillento con el paso del tiempo. Pero al encontrarme con él un día cosiendo su uniforme en plena calle, un mes después de la primera vez que lo conocí, las especulaciones sobre su familia tomaron otra dirección, tal vez simplemente no vivían muy lejos, es que sus padres no se preocupaban por el hijo? También podrían trabajar demasiado, podía vivir con otras personas, o en un refugio, no habría otro motivo para estar siempre solo y cada día con la apariencia más descuidada.
Estas especulaciones perturbaban buena parte de mi día, imaginándolo llegar a un lugar en el que no sería acogido, el estar solo siendo tan joven era como un ardor en mi mente, sin posibilidad de detenerse.
Poco a poco los aperitivos se volvieron más cuantiosos. Le ofrecía ramen o kimchi, lo más fácil de preparar o que ya tenia preparado en mi nevera. Mi rutina incorporó rápido la presencia del muchacho.
Yo corría para encontrarme con Chanyeol que acababa de regresar de Japón cuando mis percepciones sobre el maleducado me dieron otro golpe. Estábamos en la misma estación, yo estaba a punto de tomar el metro y él bailando, inventando pasos enérgicamente, el saco de su uniforme en el suelo para que le dejasen dinero, por la transpiración que mostraba su camisa debió haber estado haciendo eso por algunas horas. Mi vagón salía inmediatamente, no podría ayudarlo, y también no quería, conocerlo apenas como un estudiante que descansaba antes de regresar a casa parecía ser lo mejor para los dos.
Él no tenía para donde ir, vagaba por la ciudad, usaba su carisma para pedir sin que pasase por mendigo, no sé donde dormía, buscaba refugio o alguien se lo daba, sin embargo, todo indicaba que él estaba solo.
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Supersticiones [KaiBaek]
FanfictionSegún la tradición coreana NO deben regalarse zapatos, mucho menos a la pareja porque huirá de uno, por ello hay otra tradición que acompaña a esta y dice que si se reciben zapatos como presente, hay que pagar una pequeña cantidad de dinero como 10...