El Secuestro

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Llegué en taxi al centro de la ciudad. La noche está fría y el cielo muy despejado.

Lo mejor para pasar el frío es caminar rápido. La casa de Einee queda a pocas cuadras de aquí, así que sostengo mi abrigo bien cerrado en el pecho y me pongo a correr.


A los pocos minutos visualizo la casa de mi amiga, reduzco el paso para tranquilizar mi corazón. Se nota que ya hay gente adentro, se oye música no muy fuerte y algunas risas, es una pequeña junta que había planeado hacer Einee.

Me dispongo a entrar y mi teléfono suena.

Mensaje de <Número desconocido>

Pincho la pantalla e inmediatamente sé que se trata de Tiare.

Te esperaré en 30 minutos fuera de la casa de Enrique, tengo todo planificado. Estaré exactamente en la plaza de juegos que está al frente.
Nos vemos.

Hago una mueca y me muerdo el labio. Es verdad que durante la semana se me ha ido quitando el odio y la rabia contra él, pero aún así siento que es injusto que solo una parte sufra (claramente esa parte no es él). Tiare me había contactado, jurándome que Enrique jamás le había hablado de mi existencia, y que se sentía muy mal al respecto, finalmente planemos hacer algo.

Oigo pasos acercándose a la puerta desde el interior de la casa, alguien va a abrir y si me ven allí no tendré excusa para irme.

Tengo sed, sed de venganza.

Aferro mi mochila contra la espalda y me doy la vuelta. No quiero mirar atrás, solo corro hacia alguna calle que me proteja de la vista de mis amigos.
La casa de Enrique está a unos 20 minutos caminado, tengo el tiempo suficiente para llegar.

Cada paso que doy me hace cuestionar mi decisión. Quizás el karma se encargaría de devolverle su mal, pero si el karma no existe entonces ¿quién lo hará?... La otra parte de mi (la que está de acuerdo con todo esto), me dice que el Karma ha venido en forma de Tiare, dándome la posibilidad de participar en su retribución del mal.

El estómago se me retuerce sólo de los nervios ¿Qué ha planeado esta chica? Realmente se veía interesada en crear una buena venganza, pero ¿qué tan astuta será para que no nos descubra Enrique?.

Llegué al fin frente a su casa. Trago saliva y noto que las luces están apagadas y el auto de sus padres no está. Lo había olvidado, hoy es viernes y por lo general sus padres van a un restaurante y luego a una discoteca a "disfrutar en pareja".

Mi corazón se aceleró con una mezcla de miedo y algo más. Tal vez no es buena idea venir si estaba solo en su casa.

El arrepentimiento empieza a apoderarse de mí. Miro en todas direcciones sin decidir qué hacer. Einee está esperándome, le dije a que iría.
¿Qué pretendo con jugar a la venganza? Comienzo a caminar de vuelta y siento un tirón en el brazo que hace precipitarme detrás de unos arbustos.

-A dónde ibas -me dice Tiare en susurros. La calle está demasiado vacía y silenciosa.

-Podrías no haberme arrojado al suelo -contesto ignorando su pregunta.

-Debemos actuar ahora, no quiero llegar tan tarde a casa. Vamos.

-Espera. -digo poniéndome en pie.

-¿Qué?

-No me has dicho el plan.

-El plan es que me sigas, haremos algo con su teléfono, tal vez subir una foto de perfil privada en su Facebook. Sólo ven, y no hagas tanto ruido. -me coje del brazo sin darme tiempo a chistar.

Nos metemos por el costado de la casa hasta llegar a la ventana de la pieza. La cortina está abierta y se divisa en la oscuridad la silueta de Enrique durmiendo en la cama.

-Hay que entrar.

-Pero cómo...

-Tranquila, en la mañana me encargué de dejar la ventana abierta -susurra y extiende su mano a la ventana. De a poco la desliza a un lado hasta dejarla complemente abierta, sin hacer el más mínimo ruido. Con facilidad se encarama y entra- Tu turno -susurra mirando hacia atrás para cerciorarse de que el sujeto siga durmiendo.

Mi corazón nuevamente se acelera. Esto es allanamiento de propiedad, ya soy mayor de edad y perfectamente podrían llevarme presa si me descubren.

-Qué esperas - susurra Tiare tendiéndome la mano y me ayuda a subir.

Tengo vagos recuerdos de su habitación, normalmente cuando iba a verlo estábamos en el living o en el jardín trasero. Todo luce muy ordenado.

Tiare me hace señas. Con su dedo índice y corazón apunta a sus ojos y luego hacia Enrique. Quiere que lo vigile mientras ella busca su teléfono.

Me acerco temblorosa. Su silueta está demasiado quieta. ¿Como es capaz de dormir en paz con lo que ha hecho?

Rodeo la cama para verle el rostro y mi corazón casi explota del susto, comienzo a sudar y algo grita en mi interior que corra y salga de allí lo antes posible. Enrique no está en su cama, es tan solo un montón de almohadas cubiertas para simular un cuerpo.

Levanto la vista y Tiare me mira con expresión divertida a la vez que junta la ventana.

-Fue tan fácil convencerla -dice pero no me mira a mí, si no que detrás mío y antes de que pudiera darme la vuelta los brazos de Enrique me envuelven.

-Que ilusa - me dice al oído. Mis ganas de llorar son inmensas, pero no debía darle ese placer. Intento zafarme pero el me sujeta más fuerte- Te tengo una propuesta -dice.

-No quiero propuestas tuyas, suéltame, idiota -digo enojada.

-Por supuesto -responde soltándome. Me dispongo a correr y él jala de mi mochila, Tiare se ríe y yo casi caigo de espaldas- Oh, no. No te dejaré ir tan rápido, primero escúchame.

Le miro enfurecida.

-¿Qué quieres? -espeto. 

-Divertirnos, los tres juntos. El hecho que me haya empezado a gustar Tiare, no significa que hayas dejado de gustarme.

-Estás loco, no estoy interesada, gracias. -digo y me dispongo a salir rápido, pero Enrique me abraza y se acerca a mi rostro intentando besarme. Dudo por un momento, no puedo olvidar mis sentimientos hacia él en una semana ¡Es imposible!, sin embargo, la herida que ha dejado en mí me recuerda que debo tener un poco de dignidad- No quiero -le susurro volteando la cara.

-¿Por qué no? -pregunta Tiare, que se acerca a nosotros- No me molesta que estemos los 3 juntos, me pareces muy bonita, podríamos conocernos mejor.

-No me agrada la idea de compartir con alguien que decidió meterse con mi novio, sin consultarlo previamente. Tampoco es que hubiera aceptado, no tengo interés en mujeres.

Mi mente desesperada ruega por ayuda, sospecho que no me dejarán ir fácilmente, a pesar de estar hablando en buenos términos. Ojalá nunca hubiera venido, debí hacerle caso a mi miedo, a veces el miedo es bueno.

De pronto, la ventana se abre de un sólo golpe. Enrique y Tiare dan un salto, asustados. Giro la cabeza para ver quién es y distingo que la persona que acaba de entrar, lleva lentes ópticos con estilo hipster.

Esto es más de lo que podría pedir.

Hay caballeros que saben cómo encontrar a las doncellas en peligro.

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Espero que les haya gustado el quinto capítulo de "No me dejes por él"
No te pierdas lo que sigue, si te gustó dale una estrellita ☄️ y si quieres saber más agrégala a tus lecturas.
Otra vez gracias por leer 😍

El capítulo seis está disponible :3

No me dejes por élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora