Capítulo 20: El amor y la sombra.

10 0 0
                                    

Hace 10 minutos que había sonado un disparo en seco que rompía con el silencio absoluto de todo el llano, lo que antes era un cono guíado por 3 ó 4 humanos con estado físico por excelencia, ahora no tenía forma geometríca que lo describiera, lo único destacado es que los guias ahora iban hasta atras, tratar de intuir la cantidad de objetos era increiblemente complicado, pero se movían de forma que seguían caminando de forma conexa mientras trataban de acercarse a su objetivo, mientras este último trataba de alejarse. Se podía encontrar de todo, desde objetos con una simple mordida en la muñeca izquierda, tal vez sin un dedo, hasta objetos que solo contaban con una mano y parte del torax, algunos con mas huesos que otros, mientras otros parecían que podrían conllevar al canibalismo, ya que se mantenían casi en perfecto estado con la única diferencia que Daniel había notado al inicio de todo: en sus ojos les faltaba "vida".


-¿Qué tan buena es tu punteria? -Daniel trataba de crear el mejor escenario posible al tiempo que corrian como si sus vidas dependieran de ello, ya que sus vidas dependían de ello.

-No lo sé, tal vez pueda darle a algo de 20x20cm a unos 20 metros de distancia. -Yoshua trataba de no errar en sus datos al tiempo que volteaba para asegurarse que aún tenían tiempo para elaborar algún tipo de plan.

Las dos mujeres del grupo se encontraban cansadas, pero no podían detenerse para tomar el más mínimo aliento, Akane tenía su azul mirada en ese simple chico, confiaba en él, y empezaba a preguntarse si daría su vida por él, pero esa nueva costumbre de analizar las cosas la hizo ni siquiera pensarlo: (Sería muy egoísta perder la vida a cambio de salvarlo, tendría eso en su mente por el resto de su vida, lejos de salvarlo para vivir, lo salvaría para sufrir, el hecho de poder hacer sacrificios hacía una persona no nos da derecho a hacer dicho sacrificio, al mismo tiempo estaba segura de que él recordaría eso, la hacia sentir importante en su vida, lo que conllevó a que Akane tuviera una sonrisa incluso en su situación actual).

Daniel no se detenía mucho con los objetos que encontraba en su camino, con la velocidad a la que iba bastaba con golpear con su actual arma en las rodillas de los objetos para tirarlos, en lo que se levantaban ya estaban varios metros atras y les sería imposible alcanzarlos.

-Escuchame bien, hay 3 ó 4 de esas cosas que son más rápidas que las demás, nos alcanzaran a más tardar en 40 minutos, he visto que brincan más de 3 metros horizontalmente hablando, y tienen mejor visión que el resto, necesito que me digas a cuantos puedes liquidar una vez que entren en el rango de los 20 metros de los que hablas, ten en cuenta que estarán en movimiento- Daniel trato de realizar la siguiente oración lo mejor que podía, sabía que era imposible lo que iba a pedir -y ten en cuenta que estaras pensando que si fallas, morirá Adriana y el resto de nosotros con ella- Daniel no quería en lo más mínimo poner nervioso al dueño del arma de fuego, pero quería prepararlo un poco, algo similar al acto de llamar a su chica en cuestión: Siempre salía mal.

-Demonios chico no tengo idea, dos, a lo mucho de tres podría encargarme pero el tercero ya sería demasiado cerca- Solo sus pisadas sonaban durante 10 minutos aproximadamente.

El sol ya se encontraba al Oeste de ellos, su sombra, incanzable como un amor al cual se le dan migas de vez en cuando, empezaba a cambiar un poco de lado, ignoraban cualquier cosa a su paso a excepción de objetos, había más insectos de lo normal ya que había menos comedores de insectos de lo normal, a pesar de ser mediados de invierno había más verde de lo usual, las 4 sombras comenzaban a bajar el ritmo de su anvance, producto del cansancio físico, pero sabían que sus predadores no harían lo mismo.

Empezaban a verse encerrados poco a poco por la parte del este,  pero si seguían en linea recta podrían alcanzar a pasar el río que los encerraba por el norte, lo que antes parecía un gran llano, ahora parecía un campo de gente desterrada del más alla, Daniel trataba de formular como sería el encuentro con los más rápidos, pero eran demasiadas variables: ¿Llegarán al mismo tiempo? ¿Donde debo estar? ¿Podre distraer a uno?.

Gotas espesas de sudor resbalaban por cada una de las frentes del grupo de sobrevivientes, Adriana sentía culpa ya que ella había iniciado todo al necesitar la ayuda de un objeto de plomo, sin embargo no decía nada, solo trataba de no quedarse atras.

A lo lejos se podían divisar a 4 objetos acercandose de forma más rápida que el resto del conjunto, estarían con ellos en menos de 20 minutos, Daniel se paró en seco.

-A la mierda, nos quedan 10 minutos si no nos movemos, no los culpare si quieren irse aprovechando que los detrende un tiempo, pero si se quedan, tendrán que guardar silencio mientras pienso la sitación- Daniel no quería hacerse el héroe, Daniel quería tener el derecho a pelear por su vida, Daniel se sentía vivo.


La muerte olvidó la tierraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora