4-Catalina

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Catalina

se crió entre papeles,

lapiceras y transportadores. Es la hija

de María Marta, la dueña de la librería,

y fue allí donde empezó a gatear y

aprendió a hacer cuentas, aun antes de ir

a la escuela. Siempre me pareció una

nena simpática Catalina, pero tiene un

problema: habla demasiado. De modo

que yo sabía a lo que me arriesgaba

cuando entré esa tarde dispuesta aencontrarla. No era inocente mi paso por

allí, lo admito. Es cierto que necesitaba

tinta para la impresora, pero el

verdadero motivo de la visita era que yo

había oído decir que Catalina la conocía

a Julieta. Pero de esto al narigón no le

dije ni una palabra.

Cuando llegué ella combatía el

aburrimiento ordenando los cuadernos

por color y tamaño. Por suerte su madre

estaba haciendo el inventario y no nos

interrumpió. Conversamos un poco

sobre la lluvia de esa mañana y sobre la

heladería que estaban por abrir en la

otra cuadra, hasta que al fin fui al grano.

Le pregunté si la conocía.—Tal vez sí y tal vez no —me

contestó.

—¿Y eso qué quiere decir?

—Que no estoy segura.

Me contó que, como todo el mundo,

había estado muy atenta aquella noche a

las imágenes de la televisión. Pero era

imposible distinguir las caras, se

lamentó, estaban muy lejos. Sin

embargo, cuando al otro día en su

escuela empezó a correr la versión de

que la chica era Carla, a ella le pareció

posible. Coincidía el pelo, dijo, largo y

castaño.

—¿Pero no le preguntaron?

—Claro que le preguntamos y ella lonegó. Pero eso no significa nada.

Catalina me dio entonces una larga

explicación sobre el asunto de los

grupos. Que podría resumirse así: entre

las chicas de 7o A había dos grupos. El

de Lisa y el de Sole. También había

algunas que no estaban en ningún grupo,

pero ella, Catalina, sí: estaba en el de

Solé. Y Carla en el de Lisa.

Evidentemente, entre los dos grupos

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