Sexto Capítulo

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Sus finos labios hicieron una pequeña mueca. Pestañeé un par de veces, dándome cuenta que no lo había hecho y me sentí algo realmente estúpida por eso. Se acercó un poco más a mí, pero su cuerpo seguía igual: sus manos en los bolsillos, sus observándome desde arriba con absoluta determinación y una profunda posesión.

—No me mires de esa forma. —Murmuró. —Pidiendo que te bese.

—No lo hago. —Mentí. Realmente sentía que no podía dejar su mirada.

—Te besaré.

—Hazlo. —Le indiqué rápidamente. Realmente estaba esperando por eso. Me regaló una sutil sonrisa.

—Me pides que me aleje de ti y aún así quieres que te bese. —Dijo claramente.

—Una cosa no tiene que ver con la otra. —Le respondí enseguida. Le miré con determinación un par de segundos para luego sonreírle con toda la tranquilidad del mundo. Tendí mi cuerpo hacia atrás, quedando cómodamente recostada sobre su cama. Antes no había notado la música que se escuchaba por el lugar, era sólo una melodía tranquila que se escuchaba, bastante baja, desde unas bocinas. Firmé mantuve algo del peso de mi cuerpo sobre mis antebrazos mientras me dedicaba a observarle nuevamente, él seguía delante de mí. —y ¿tampoco me dirás para qué me has traído aquí? Bueno, una cosa ya sé. —Dije, sonriéndole sugerentemente. Su mano de deslizó por su barbilla con una expresión de realmente no tener una puta idea qué hacer, su ceño se frunció y soltó un pequeño suspiro.

—Quiero proponerte algo. —Me miró seriamente. ¡Y, claro! Ahí venía. Nadie podía ser realmente tan santo o tan imbécil. Él era un hombre dominante, le encantaba mantener y tener el control sobre todo, además de orgulloso e inteligente, había notado desde el primer instante que él era alguien que necesitaba compañía de la forma en que yo la doy, sabía que no debía de haber creído todo lo anterior que me había dicho. —realmente quiero que dejes ese trabajo y para eso estoy dispuesto a darte lo que quieras, tú sólo pídemelo y te lo daré, Allison. No importa qué. —Le miré pasmada. ¿Había escuchado bien? Pestañeé un par de veces antes de correr mi mirada a cualquier otro lugar. Eso no era precisamente lo que yo estaba esperando escuchar; nuevamente me había dejado realmente confundida sin saber qué decirle. —Dime algo. —Suplicó.

—Estás loco. —Respondí secamente.

—Lo sé. Lo he realmente aceptado hace tres días cuando te conocí. —Su mirada era totalmente abrumadora, él no te observaba con esa simple mirada que cualquier persona puede darte. Su mirada te capturaba, era capaz de transmitirte cada sensación que él quisiera, y todo su rostro lo era también; la forma en que a veces fruncía sus labios o su ceño, o como su mandíbula se tensaba completamente con fuerza.

—No puedo hacer eso que me pides, lo sabes. —Le respondí su anterior pregunta.

—Él no hará nada, Allison, te lo aseguro. —Me habló firme, realmente seguro de cada palabra.

—No le conoces.

—Y tú aún no me conoces ni un poco. Pensé que con lo poco que hemos hablado te habías dado cuenta de que cada cosa que te diga, que te asegure, será como lo he dicho. —Su voz seguía manteniendo ese tono seguro, y eso era realmente expresado también en su rostro. —como de seguro Caitlin te habrá dicho, lo que he hecho contigo no lo he hecho antes con nadie, y claro que he podido. He estado con muchas mujeres antes pero algo es totalmente diferente a esas situaciones pasadas. —Él se movió libremente por su cuarto, pero sin en ningún caso perder la conexión con mi mirada. Yo estaba realmente siendo afectada por sus palabras, por cada una de ellas. —Tú y el interés que has producido sobre mí es totalmente nuevo para mí. Soy muy observador y también muy buen examinador, tanto de personas, como de cosas, y contigo he tenido mucho tiempo para eso; debido a eso he tenido que hallar dentro de mí ese control sobre humano para no tomarte y follarte cada vez que te veo, porque eso es lo que realmente produces dentro de mí: unas ganas incontrolables e inmensas de follarte duro, una y otra vez, Allison. —Él se detuvo en medio del cuarto, quedando a unos escasos centímetros de la pared de cristal.

Mía & Para SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora