Despertar

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Despierta en una habitación de cuatro paredes, todas están acolchadas, al igual que el suelo. Observa a su alrededor y capta una pequeña ventana con barrotes oxidados, la única luz que ilumina la habitación; saca su mano a la ventana y siente el cálido y fresco viento de otoño. La ventana que lo separa de su libertad.

Observa un parche en su overol azul, desgastado y con  manchas de sangre ajena, el cloro sólo logró decolorar la sangre y la tela. Sobre el parche logra apreciar un nombre "A. Reinhardt" y un número bajo el "090617"

No sabe donde está, los recuerdos de su pasado son muy borrosos y no logra recordarlos, el por qué está ahí es incierto, el quién o quiénes lo llevaron ahí también.

Logra ver una puerta que se confunde con la pared, pues también es acolchada, pero la puerta tiene barrotes al igual que en la pequeña ventana, sólo que mejor cuidados. Se asoma a la puerta y ve enfrente de él otra habitación igual a la suya. Ve a un viejo con cabello y barba larga, ya bastante canosa, en la misma posición que él, con la mirada decaída y perdida, solamente suspirando, luego el anciano suelta un grito y unos hombres uniformados con casco corren hacia él. 

-¡Cálmate!.- Grita uno de los uniformados.

El anciano no deja de gritar y se golpea contra los barrotes de la puerta.

-¡Hey, anciano! Última advertencia, no me haga entrar.- Grita el otro uniformado.

El anciano golpea a uno de ellos en el casco.

Los uniformados entran a la habitación con una tarjeta y uno saca un estilo de vara con choques eléctricos y le pega al hombre. Se ve como sale humo del hombre y los uniformados lo arrastran por el pasillo mientras el hombre sigue gritando y le pegan, mientras más gritaba más fuerte le pegaban, hasta que sus gritos desaparecieron en la lejanía y el eco.

Ahora sabe que necesita una tarjeta para salir, pero necesita de los uniformados para salir. En el momento aparece un uniformado caminando por el pasillo, dando vueltas de izquierda a derecha y viceversa, sin ir a ningún rumbo. 

-Oye, ¿Me dejarías salir, por favor?.- Le pregunta a el uniformado.

-Vaya, en serio que los tipos de aquí están locos.- responde el uniformado con tono de burla y observa el parche de el prisionero.- Ah, eres tú, Ancel Reinhardt, el hombre que quedó sin familia e intentó revelarse contra el gobierno y provocó la guerra.

Ahora sabe que se llama Ancel. Pero lo mira extrañado.

-¡¿Qué, perdiste la memoria?!- Exclama el uniformado mientras se ríe.- Que ridículo, el líder del levantamiento rebelde "Ava" ya no sabe ni quién es.- Lo dice mientras se va riendo del lugar.

¿A qué se refería con "levantamiento rebelde"? ¿Una guerra? ¿Familia? Se pregunta Ancel mientras se va a un rincón del cuarto. No logra recordar nada de lo que dijo el uniformado ¿Habrán sido sólo mentiras?

La noche llegó y la habitación queda totalmente a oscuras. En el pasillo se ven luces que se mueven en la oscuridad, son los uniformados caminado otra vez a ningún rumbo. 

El sueño le gana a Ancel y duerme en el piso acolchado.

Ancel escucha una recarga eléctrica, al igual que pasó con el anciano de la otra habitación. Se levanta de golpe y ve a un uniformado con la vara de choques e intenta pegarle, pero Ancel, de un movimiento rápido lo esquiva, toma la tiroides del uniformado y la aprieta en su puño hasta que suena un crujido, el uniformado cae suelo. Una oportunidad para salir llegó tan rápido al igual a como entró, aunque no tenga memoria de ello.

Amor de manicomio. (En proceso xd)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora