II

45 4 5
                                    

La última vez que hubo querido abrir la Caja Prohibida, no terminó de ver su contenido pues apenas la abrió comenzaron a brotarle ligeras heridas curvas en su espalda, parecidas a las que dejaría un látigo, heridas que ardían y posteriormente sangraban, hasta el punto de lo insoportable, pero eso era poco comparado con el dolor en el pecho que había sentido en ese entonces, pues era como si una bestia quisiera salir del interior de su corazón; eso había sido diez años atrás y aquella vez se acobardó de ver su interior y su contenido debido al dolor que había sentido, esta vez no le importaba si moría a causa del dolor, iba a cruzar una frontera, una frontera entre lo que podemos saber y lo que queremos saber.

La Caja Prohibida del Desgraciado era una caja de cartón rectangular en cuya superficie el mismo Desgraciado había dibujado un cráneo humano con dos fémures cruzados en forma de X bajo éste, en señal de peligro, quizás lo había hecho en cuanto terminó de sellar con cinta adhesiva la Caja Prohibida, no lo recordaba, como tampoco recordaba su contenido ni por qué le asustaba tanto aquella caja, agarró una cortaúñas y abrió la caja; inmediatamente sintió una punzada de dolor en forma curva por todo el largo de su espalda, como si le hubieran propinado un azote, y a continuación sintió como la sangre caliente brotaba de aquella herida que se le había abierto inexplicablemente. Clavó las uñas en el cartón y cerró los ojos, esperando que el dolor se calmara un poco, respiró profundo y logró ver el contenido de la Caja Prohibida.

En la caja había varios documentos, sobres de papel, tarjetas, invitaciones, cartas, postales, fotos, etc. Se trataba de una simple caja de recuerdos, para la gente "normal", pero para el Desgraciado se trataba de una especie de látigo con cuchillas de acero en las puntas, ya que seguía sintiendo como se le abría otra herida en la espalda, y otra y otra más a medida que veía cada tarjeta, cada foto, cada documento de defunción, cada invitación a algún evento, etc.

En el fondo del cajón, habían tres sobres que llamarían la atención de cualquier persona en el mundo debido a la fuerza de su color: una roja, una amarilla y una blanca. El Desgraciado reconoció al instante el sobre rojo, pues acababa de tener un sueño al respecto.

Al tocar este sobre, se le abrió una herida mucho más profunda en su espalda, incluso casi llegó a tocar su hueso, las heridas de su espalda le ardían, mas no lograban opacar el dolor de su pecho que aumentaba directamente proporcional con el dolor de las heridas de su espalda. Abrió el sobre rojo.

El sobre rojo contenía una fotografía de la joven del sueño del Desgraciado, en la foto, la joven sonreía ligeramente sin mostrar los dientes, y al reverso de la foto estaba escrita una dedicatoria con la fina letra de su amada en la cual prometía amor eterno y expresaba además el profundo amor que sentía entonces por él, "no fue eterno... ni siquiera se aproximó" pensó el Desgraciado y se puso a llorar aún más.

Y visualizó entre lágrimas la imagen de ella alejándose por la curva de aquella avenida... y luego subiéndose en aquel taxi blanco.

El taxi blanco...

EL DESGRACIADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora