Parte 1

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— ¿Seguiremos siendo amigos después de esto?

Había preguntado con inseguridad un chico de ojos marrones al ver a Yuri Plisetsky comenzar a bajar el cierre de su sudadera con bastante sensualidad.

— Por supuesto que sí, Beka — la respuesta fue acompañada de una sonrisa por parte del rubio antes sentarse sobre el regazo de su recién declarado amante.

Otabek no sabía cómo habían llegado a tal situación. Se suponía que solo saldrían a dar una vuelta en su motocicleta para conocer un poco más Barcelona antes de retirarse a sus respectivos países en unos días.

Pero ahora estaban ahí, en el hotel en el que se hospedaban, besándose desenfrenadamente sobre las sábanas de su cama con el hermoso chico de ojos jade que compartía amistad con él.

Yuri había ganado el GPF con una presentación impecable, destilando belleza y una inocencia que no poseía, todo lo anterior acompañado de una flexibilidad y agilidad impresionantes, deslumbrando a todos y callando bocas.

Por otro lado el kazajo no había corrido con la misma suerte que el tigre ruso en el hielo, puesto que había quedado unos puntos detrás del canadiense que se proclama "El Rey" en la pista y fuera de ella, ocupando el cuarto puesto seguido del suizo de los orgasmos locos y el tailandés adicto a las selfies.

— ¿Necesitas ayuda con eso, héroe de Kazajistán? — dijo travieso el ruso mientras tocaba por encima de la tela de los pantalones la erección del contrario. Otabek no pudo reprimir un sutil gemido.

— Ah... Yuri... — sus ojos se posaron en la blanca piel descubierta del menor cuando éste se hubo desecho de su camiseta con estampado animal print y sus pantalones.

Plisetsky, tan solo cubierto con unos diminutos boxers negros se frotaba con absoluto descaro contra Otabek, rodeando con sus brazos el cuello del otro, arrancándole suspiros que incitaban al más joven a seguir con su trabajo.

Minutos pasaron y la ropa del moreno fue desapareciendo hasta quedar en las mismas condiciones que el rubio. Sin esperar más tiempo, Yuri se levanto un momento solo para volver a subir sobre el kazajo pero ésta vez dejando su tentador trasero a centímetros del rostro de su amigo.

Por su parte el hada rusa liberó el palpitante miembro de Otabek de su agonizante confinamiento, mirándolo como solo un gatito observa como es servida su leche favorita en su tazón.

Yuri esbozó una sonrisa para posteriormente lamer desde la base hasta la punta, tratando de cubrir todo aquel falo con su saliva, concentrándose en la pequeña abertura y mordiendo todo lo que se atravesase en su camino.

Otabek en cambio delizó los boxers por las torneadas piernas del rubio, deteniéndose solo unos segundos para admirar el casi virginal culo en el que pronto estaría dentro y probablemente no soportaría mucho recibiendo aquel tipo de caricias en un lugar tan íntimo.

Resistiendo el agonizante placer que el menor le proporcionaba, fue acercando su lengua hasta el punto de rozarla contra la rosácea y estrecha entrada, recibiendo a cambio una leve mordida sin llegar a hacerle daño.

— A-ah... Beka... N-no hagas eso — logró decir entrecortado al sentir como su amante deslizaba con suma maestría su lengua por toda la extensión de su ano, dilatando con sus largos dedos; buscando devolverle el favor con la misma dedicación con la que Yuri le había dado "amor".

— No estás nada mal, Yura —espetó mientras dejaba una que otra marca en los pálidos muslos del ruso.

— Cállate, esto sólo lo hago por toda esa mierda de la competencia. Únicamente estoy reconociendo tu esfuerzo —dijo tajante antes de alejarse de las cálidas caricias del kazajo y deshacerse de sus boxers; cambiando su posición sobre él y dándole una erótica vista de su lechoso torso.

Yuri, ansioso por llegar más allá de las simples caricias, ardiendo de deseo por comparar la experiencia sexual con su nuevo amigo con el desliz ocurrido en la competencia de Canadá. Algo que lo atormentaba como una humillación que le había gustado bastante.

Sí, Jean Jacques Leroy le había follado, borrando así el recuerdo de su virginidad desgarrada por el traidor de Viktor Nikiforov.

Nada había sido planeado, simplemente se dio. Encontrándose en un bar por la noche al que había accedido con una identificación falsa, maldiciendo el que un solitario JJ lo viera para posteriormente unírsele en compañía.

Todo fue rápido, no supo cómo ni qué. Simplemente recordaba haber ido con el canadiense a un motel de mala muerte y ahí haber sucumbido ante la tentación. El resto de los recuerdos eran algo borrosos.

Al siguiente día había despertado solo y con un punzante dolor en el trasero, hallando una nota en la mesa de noche que resaltaba lo bien que el "hada rusa" cogía y también remarcando un "primera, única y última vez" al final del trozo de papel.

La noche de diversión le había costado un extenso sermón por parte de su entrenador, y posteriormente la culpa y satisfacción de haberse metido con un hombre comprometido.

Y ahora él se encontraba ahí, ofreciéndole lo poco que le quedaba de pureza al moreno que se hallaba jadeando bajo él en cuanto hubo metido el largo miembro dentro suyo.

— Yuri, eres perfecto, gatito —jadeó el mayor cuando el rubio había comenzado a mover con mayor rapidez sus caderas, sorprendiéndole el hecho de que el seductor chico no necesitó previa preparación para recibirlo.

— Ah... Beka... vamos, dame más —gimoteó mientras unía sus manos con el contrario para seguidamente dejarse caer con más intensidad y fuerza en el duro miembro de Otabek.

Los espamos comenzaron a atacar su delgado cuerpo, agradeciendo a su arduo entrenamiento la increíble resistencia que poseía, ideal para una buena cogida.

Su interior comenzó a estrecharse dando por hecho que su orgasmo estaba llegando, casi gritando su liberación e impidiendo otra estocada por parte del kazajo.

Yuri recibió la caliente eyaculación de Otabek en su interior, llenando hasta lo más profundo de su ser y así concluyendo el acto sexual con ambas respiraciones irregulares por el acto tan impuro.

— Eso estuvo jodidamente genial — dijo el chico con una sonrisa en cuanto hubo salido del menor y regularizado su respiración. 

— Deberíamos repetirlo — sugirió el rubio acercándose a besar a Otabek para proseguir a un sinfín de caricias más hasta el amanecer.

Ya que después de todo seguían siendo amigos, ¿no?

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Pues aquí va lo primero.

Esperaba hacer más pero ya solo di hasta aquí, ya que es muy largo y esto terminará siendo twoshot T----T

No obstante la siguiente parte será mejor porque llega J.J. y varias cosas desatarán el hard 7u7

Si alguien lee esto estaré más que agradecido ya que significa que no hice esto en vano y me alentará a seguir.

Adiós ^^

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2017 ⏰

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