Capítulo 3: Atrapados por la Esencia de la Academia

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La mañana después del juicio me desperté increíblemente cansado. Todo lo ocurrido había pasado muy rápido y no terminaba de creerme que Diu hubiera podido haberlo hecho. 

Aún así (y por desgracia), nuestra vida escolar continuaba por lo que me encaminé al comedor. Cuando llegué el lugar estaba completamente vacío, a excepción de cierta rubia que ya no sabía ni como llamar.

— Buenos días.

— .....— la chica se me quedó mirando fijamente cómo esperando algo.

— ¿Estás bien...?

— ¿...No tienes nada que decirme?

— ¿Eh? — aquello me pilló un poco desprevenido. Era verdad que tenía muchas preguntas que hacerle, pero era por la mañana, estaba muerto de sueño y esas cosas, no me apetecía meterme investigar nada sinceramente.— Supongo que tengo, pero prefiero desayunar antes de nada...— no pude evitar soltar una risita nerviosa, estaba muy incómodo.

— Hm, supongo que está bien.


Tras ese incómodo momento, nos pusimos a desayunar juntos pero sin intercambiar palabra. Le gente fue llegando poco a poco al comedor. Todos parecían estar afectados (unos más que otros todo hay que decirlo) y se nos quedaban mirando raro. 

Bueno, más que a mí a la chica, aunque con la amnesia supongo que también tenían motivos para mirarme. 

— Hola...

— ¡...! 

Anna apareció de pronto en nuestra mesa. Joder, estaba tan concentrado sintiéndome incomprendido y marginado que ni me había dado cuenta. Se notaba que no había pasado una buena noche, tenía ojeras y su cara reflejaba cansancio. Llevaba ademas la cabeza gacha. 

— Buenos días.— mi acompañante saludó de forma fría y mecánica, parecía estar hasta un poco confundida.

— Yo, venía a...venía a disculparme contigo.

— ¿Disculparte...?— la expresión fría de la chica se fue, y efectivamente, estaba completamente perdida sobre el asunto.— Pero, no entiendo...

— Ayer te acusé sin fundamentos, me dejé llevar y lo hice mal. Dejé que la furia hablara por mí, e incluso cuando me di cuenta de la verdad seguí acusándote y...lo siento. 

— N-no tienes que disculparte por eso...— ahora era la rubia la que apartaba la mirada.— Basándote en mi comportamiento es normal que me acusaras, y es normal que protegieras a tu amigo. 

— Pero, aún así, jo...

— Si te vas a sentir mejor, te perdono.— y por primera vez en todo lo que llevábamos allí encerrados vi sonreír de una forma no perturbadora a la rubia. Mientras yo ahí estaba, cotilleando la escena, y se sentía muy bien.

— ¡Bien!— y de golpe y porrazo se sentó en nuestra mesa alegre cual perdiz como si no hubiera pasado nada.— Por cierto, buenos días Juan, que raro verte con....— paró de hablar y se quedó pensando.— Supongo que no podemos seguir llamándote fan...

— Oh. Podéis llamarme Claudia, ese es mi nombre de hecho.— en mi cabeza sonó musica celestial. Por fin sabía su puto nombre joder, a la mierda decir "la rubia", "la fan", "Sayoko/Sayako/lo que fuera"...

— Ay, tu nombre mola!


Después de esto, los tres estuvimos un rato charlando. Bueno, más Anna y yo, Claudia se dedicaba a mirarnos fijamente y a asentir de vez en cuando. No tardaron en unirse Ana y Bya. Casi sin darme cuenta, el sitio ya estaba completamente lleno, y por primera vez estábamos teniendo una conversación tranquila sin ese aire de presión e intranquilidad al rededor. 

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