Sin soltar el sobre rojo, cogió el sobre blanco y lo abrió.
Este sobre contenía una nota, el Desgraciado se secó las lágrimas y con los ojos húmedos, leyó la nota, que decía lo siguiente:
"Perdón, sabes que te quiero mucho, pero ya no soporto su ausencia, espero que algún día puedas entenderlo y puedas perdonarme.
Papá"
Entonces el Desgraciado volvió a llorar desconsoladamente al recordar aquella noche de febrero, cuando su padre volvió a casa, llegó en un taxi blanco, el mismo en el que se había subido su amada un año atrás. Aquella noche escribió su padre aquella nota mientras tomaba una botella de whiskie y escuchaba Gloomy Sunday* a todo volumen en su vieja SONY, aquella noche su padre, acompañó aquel vaso de whiskie con una pastilla de cianuro, pastilla que, una vez la hubo mordido, acabó con su vida en un par de minutos, mientras que el Desgraciado se limitó a disfrutar la canción desde su habitación a oscuras, con la mirada perdida en el techo, con las lágrimas resbalándole por sus mejillas, pues aunque no vio ni oyó nada, al ver el taxi blanco estacionado frente a su departamento y vio a su padre saliendo de él con los ojos tatuados de tristeza, supo que algo malo pasaría, una desgracia más...
La tercera...
La tercera... ¿Cuál fue la segunda?
‒Mamá ‒susurró el Desgraciado en la soledad de su habitación e instintivamente, armándose de todo el valor posible, abrió el sobre amarillo, era otra nota:
"Hay mucha gente en el taxi blanco"
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*"Gloomy Sunday", en español, Domingo Triste, es conocida como la canción del suicidio, según las leyendas urbanas, su letra y melodía tristes y melancólicas incitaron a diecisiete suicidios en Hungría (ahí es su origen) y a más de cien en Estados Unidos.
Originalmente el padre del Desgraciado debía estar escuchando "Wish you where here" (Desearía que estuvieras aquí), de Pink Floyd, antes de matarse. Pero luego me decidí por esta hermosa y triste canción.
Os dejo "Gloomy Sunday" en multimedia.
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EL DESGRACIADO
Short StoryLa gente lo conocía como El Desgraciado, pues nunca lo vieron sonreír, enflaqueció, y su piel perdió el color que antaño le daba vida, parecía un muerto viviente. Y es que moría cada día. Moría a causa de la pena. Moría a causa de la soledad.