—Duerme sin temer, mi amado bebé. Yo estoy aquí para socorrerte del peligro —Viktor abrió sus enormes ojos azules bañados con una sustancia trasparente que empapó su rostro; al mismo tiempo que evocaba sobre la piel de su mejilla, el tenue toque de unas manos adormecedoras, capaces de afianzar sus deseos de continuar viviendo.
Respirando con dificultad y batallando para no romper en sollozos inconsolables, él joven se repitió, en silencio, que lo mejor era no recordar pasajes estrechos por lo que nunca recorrería otra vez: "A veces el olvido era la única salida para poder ser feliz".
Una prolongada y extenuante sensación de cansancio embargó sus entrañas hasta dejarlas reducidas a polvo, cuando al fin pudo calmar las agitaciones de sus pulmones.
La maestría del sufrimiento involuntario que desesperanzaba sus cándidos sentimientos, consumió su cuerpo mientras despertaba su cabalidad del letargo más insoportable que tuvo en las semanas más largas a las que tuvo que sobrevivir.
Fueron horas, minutos, segundos en los que fingió que podía conciliar el sueño sin la presencia de su adorable esposo, para su desgracia, aquella hazaña no fue cumplida. El insomnio no tenía un contrincante digno que pudiese vencerlo en un simple parpadeo.
Viktor, desplazando la imagen de su madre a un rincón muy alejado, intentó mover los brazos, mas no lo consiguió. Le resultaba cómico, pero se sentía más agotado que antes de recostarse en la cama. Dormir en ese tipo de condiciones no era sano para ningún ser humano, menos para él.
—Odio tener esos recuerdos —se dijo con un tinte apagado de voz por los temblores que aun golpeaban su cuerpo, resumiendo el malestar causado por las memorias que todavía revoloteaban de un lado a otro dentro de su cabeza.
Viktor elevó los puños a su rostro para restregar sus ojos todavía adormilados y húmedos por los lamentos atravesados en su corazón.
Realizando esa acción, él se preguntó si ya había tenido suficiente de karma.
El hombre de cortos cabellos, no negaría que gran parte de su niñez se destacó entre las demás por ser una verdadera mierda y todo eso marcó la ruta que tomó el resto de sus decisiones.
Vivir con moretones en la cara y en las rodillas fue lo de menos... la escena que todavía lo perseguía para atormentarlo, era una cicatriz con la que tendría que cargar por el resto de su miserable vida.
Si Yakov y Lilia no hubiesen estado allí cuando su mayor desgracia ocurrió ¿Qué habría sido de él estando en esas condiciones? Probablemente habría muerte de hambre y frío, o en el peor de los casos...
No, no era dable ser persiste en formular vidas imaginarias a partir de un tonta conjetura.
Viktor, el pecador por excelencia, levantó la espalda del colchón y meneó la cabeza, buscando la manera de eliminar el grito desgarrador que resonaba desde los confines de su cerebro, que además, arañaba su cordura y exterminaba su paz.
No, por la piedad de todos los ángeles del cielo, él no quería ni pensar en los acontecimientos oscuros de su pasado enterrado en el pozo más profundo del dolor, ya tenía suficiente con los problemas que lo asolaban en esa etapa de su adultez para retomar la pelea que todavía libraba con los recuerdos que permanecían latentes de día y de noche.
El hombre resopló y maldijo por lo bajo al hilar la secuencia de imágenes impregnadas en sus pupilas. Durante el último mes, Viktor había desempolvado sus temores de la niñez. Las pesadillas vivientes que eclipsaban su sonrisa a cada momento, persistían desde el inicio de su separación, y la única persona que podía alejarlas, no dormía junto a él, ni siquiera quería volverlo a ver.
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Stay Close to Me
FanfictionEl amor después del silencio combatirá nuestros demonios. El odio nacido antes de comprender tu partida, perseguirá a la razón con ahínco, y eso me obligará a despreciarte. Podré pedirte que permanezcas junto a mí, pero mis lamentos ya no interesará...