Capítulo 28: Ryan

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Lo observé por un momento, pestañeé incrédula. No me gustaba decir mi nombre a diestra y siniestra. Menos después de la experiencia que había tenido en Lakecity con tipos que odiaban a mi padre. Tragué saliva, mantuve la calma.

—Pascal ¿Por qué?

—Por nada —contestó de inmediato —, sólo quería saber tu nombre. Soy Ryan —se presentó como si nada.

¿Es que aquí todos acostumbraban a hablarte y presentarse así de la nada? Le sonreí en silencio, no sabía qué decirle.

—Bueno, em... lo lamento —aclaró su garganta —Te confundí con otra persona.

—No suele pasarme —contesté intentando seguir amable.

—Lamento si te molesté.

—No hay problema.

—De acuerdo, nos vemos —me dijo. Me sonrió amigable y yo le devolví la sonrisa.

Ryan continuó su camino con sus amigos y yo junto a Millie hacia la otra dirección.

—Es obvio que no te confundió con otra chica, sólo quería saber tu nombre —me dijo Millie.

—No entiendo para qué —bufé.

—Igual era atractivo ¿no?

—Millie —fruncí el ceño —, eres la futura novia de mi cuñado. No deberíamos estar hablando de esto.

—Si, lo sé —resopló —, pero también soy una amiga con buen gusto —se encogió de hombros y yo me reí.

——


Mientras pasaban los días fui dándome cuenta de que no quería sólo quedarme en casa esperando que algo sucediera con mi vida. Millie estaba haciendo su tramitación para postular a universidades y yo, sin saber qué hacer, decidí que sería buena idea estudiar inglés antes de la universidad. Luck no tenía gran interés en estudiar alguna cosa, me decía que no era su fuerte y que quería dedicarse a las carreras clandestinas y, aunque se le daban genial, siempre estaba insistiéndole que no tendría veinte años para siempre.

Luck me fue a dejar al lugar en donde ahora estudiaría inglés, debía inscribirme ese día. Tenía una reunión con su padre, así que me dejó y luego regresaría para ir a comer algo conmigo.

El sitio se parecía a una casa gigantesca, entré en busca de una recepcionista mientras observaba las áreas verdes y también la decoración colorida de la sala.

—Buenos días —oí la voz de una mujer, di un respingo y la vi sentada detrás de un mesón —¿Se te ofrece algo?

—Si —me acerqué rápidamente —, me gustaría inscribirme en el curso de inglés que comienza la otra semana...

Ella me sonrió y buscó algo en la computadora, luego sacó un sinfín de papeles y comenzó a mostrarme los horarios, de qué se trataban las clases, cuanto tiempo duraba el curso y lo que podía esperar de él. Me habló del dinero de la matricula, de los probables gastos que podría tener y de alguna u otra oportunidad para viajar fuera del país e ir a aprender mucho más a Inglaterra o Australia... En eso estaba cuando vi a un chico muy conocido a mi vista caminar por el pasillo. Nuestras miradas se encontraron y rápidamente recordé quien era: Ryan.

—¿Entendiste? —me preguntó la mujer despertándome de mis pensamientos.

—Si, claro... —contesté de inmediato —¿Podría pasarme los valores y todo eso? Tengo que consultarlo con mi padre.

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