Amar un Imposible (Adaptada Harry & Tu)

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Capítulo 1

Des Styles  sostenía una copa mientras conversaba lánguidamente con un viejo conocido con el que solía hacer negocios. No hablaban de nada en concreto y en realidad estaba deseando librarse de él. Sentía que había perdido el tiempo al asistir a esa fiesta. Pero él era una persona importante, muy conocida, y esa clase de fiestas eran la ocasión perfecta para reforzar alianzas y fortalecer sus amistades. Por eso había acudido, aún cuando disfrutaría mucho más retozando con una joven de pechos generosos en el local de Madame Blanche.

Había dejado de prestar verdadera atención a la conversación cuando la vio. Se despedía cortésmente de un joven que la había invitado a bailar para regresar prudentemente con lo que suponía que sería su grupo de amigas. Con el cabello dorado recogido en un elegante moño, sujeto con un hermoso pasador de plata en forma de rosa. Vestía un sencillo pero elegante vestido de seda color azul que realzaba el tono de su piel y su esbelta figura. Tenía unos generosos pechos, cintura estrecha y caderas redondeadas. Pensó que era realmente hermosa y deseaba poder verla más de cerca. Pero antes trataría de averiguar algo más sobre ella.

-   ¿Quién es la joven? – preguntó a Gerald Humms, el hombre con quien hablaba, mientras le hacía una indicación con la mirada.

-   Supongo que se refiera a _____ Harris.

-   _____ Harris - repitió. - ¿Qué sabe de ella?

-   Es hija Robert y Georgina Harris.

-   ¿Robert Harris? ¿El dueño de Textiles Harris? – preguntó Albert interesado.

-   El mismo.

-   ¿No está la empresa al borde de la bancarrota?

-   Eso dicen. La competencia es dura en este mercado – dijo con una sonrisa. -  Pero no solo es la empresa…el señor Harris es bien aficionado al juego y a las mujeres, o al menos eso es lo que dicen.

-   Interesante… ¿qué más me puedes decir de la joven?

-   Debe tener 17…18, quizá 19 ó 20 años. No lo sé seguro.

-   ¿Está prometida?

-   Creo que no, pero no podría asegurarlo.

-   Es una muchacha hermosa.

-   Sí que lo es pero… ¿en qué estás pensando? – preguntó el hombre.

-   No lo sé Gerald, no lo sé.

La joven _____ se había alejado de la pista de baile y observaba desde lejos a los invitados. En parte le gustaban esa clase de fiestas. Una buena ocasión para lucir los mejores vestidos, beber el mejor champán, degustar las comidas más exquisitas y hablar con los amigos de la familia.{ Los hombres solían hablar de política y negocios. Las mujeres, más que hablar, cotilleaban. _____ frecuentemente se mantenía apartada de la gente. Prefería observar divertida a los demás: las jóvenes debutantes intentando atraer la atención de los más apuestos y acaudalados caballeros, las madres vigilantes, los jóvenes que miraban pícaramente a las debutantes que tonteaban…También le  gustaba imaginar sobre qué podrían estar hablando todos ellos. Aunque su imaginación creaba conversaciones más entretenidas y divertidas que las que realmente se mantenían. Y con bastante menos hipocresía. Sí, _____ sabía de la hipocresía de su mundo, pero pensaba que en todas partes se representaba un papel, sin importar lo que uno sintiera realmente.

Esa era la primera fiesta a la que asistía en mucho tiempo. Pensó en lo mucho que le gustaría que Ben estuviese allí. Los dos podrían bailar y bailar. No importaría que rompieran las normas. Harían lo que ellos quisiesen. Pero sabía que eso era imposible. Ben y ella pertenecían a clases sociales diferentes, y por mucho que se quisieran, su relación era algo prohibido, y _____ no se atrevía a transgredir las normas. Se sentía demasiado débil. Por ello, y aunque no le apeteciera demasiado, permanecía en grupo con las otras chicas, participando sin ganas en sus triviales conversaciones. Y por ello, también debía aceptar el brazo del hombre que se lo ofreciese para bailar. No estaba bien visto rechazar una invitación así como no estaba bien visto bailar varias veces con la misma persona. Una muestra más de la hipocresía que la rodeaba.

Extraño sentimiento era el que tenía. Le agradaba asistir a esas fiestas, pero prefería estar sola, cuando normalmente la asistencia se realizaba para dejarse ver y poder hablar con los demás. Le divertían, aún sabiendo de la hipocresía que emanaban. Deseaba enfrentar las normas, pero no encontraba el valor necesario.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de un hombre.

-   Srta. Harris, permítame que me presente. Soy Des Styles.

-    Es un placer conocerle, señor Styles

-   ¿Sería tan amable de concederme este baile? – preguntó Des Styles con una extraña sonrisa en sus labios.

_____ aceptó la invitación con una leve inclinación de la cabeza. “¿Quién es este?” – se preguntó. Preferiría quedarse descansando un rato, pero no sabía cómo negarse sin parecer descortés.

Des  condujo a _____ hacia el centro de la pista en el justo instante en que comenzaba a sonar un vals. Des  sujetó firmemente la mano de _____, mientras que con la otra la acercaba a su cuerpo más de lo que las normas sociales dictaban.

Mientras bailaban, ambos se inspeccionaron mutuamente. _____ de cerca, tenía unas facciones aún más bonitas. Ojos verdes, nariz pequeña, labios carnosos. Albert quiso imaginarla sin ropa. Más aún, deseó verla. Tan sólo su visión le había alegrado la noche y se dijo que después de todo, no había perdido el tiempo. _____ pensó que Albert Horan parecía mayor que su padre. Vestía elegantemente y parecía bastante atractivo, aunque viejo. Tenía el pelo canoso y los ojos grises. Y una mirada que atravesaba como el hielo. Había algo en él que no le gustaba. Sus pensamientos se vieron nuevamente interrumpidos cuando él habló:

-   Tantos bailes de sociedad y no he tenido el gusto de conocerla antes. Me acordaría de una belleza como usted.

_____ sintió sonrojarse. Aquel hombre la había invitado a bailar y ahora…Ella se estaba empezando a sentir muy incómoda. Estaba demasiado pegada a su cuerpo y él le hablaba de una forma bastante indecorosa. No se acostumbraba a los halagos masculinos y eso que había recibido muchos. La mayoría por parte de jóvenes con las hormonas revolucionadas y nunca de un hombre que podría ser su padre.

-   ¡Oh, no! Por favor, no se sonroje, Srta. Harris. No lo haga. Sólo admiro su belleza, no debe sentir vergüenza. Aunque así se ve aún más hermosa. – Hubo unos instantes de silencio. La respiración de _____ se volvía más agitada. – Hubiera creído que sus ojos eran marrones, pero ahora que los miro bien, son verdes. – Entonces le susurró al oído – Desearía perderme en ellos.

_____ paró en seco. Salió de la pista de baile ante la mirada sorprendida de los que estaban alrededor y se alejó por un pasillo todo lo aprisa que pudo. De repente, alguien la sujetó por el brazo y la hizo parar. Era él.

-   _____ por favor, no me deje – dijo él - desearía…- _____ cada vez estaba más asustada. Des le acarició la cara y pasó sus dedos por los labios de ella – desearía besar esos labios. – Des  se acercó peligrosamente a ella. _____ retrocedió un paso.

-   Por favor – dijo casi en un suspiro. Él retrocedió, aunque le dedicó una sonrisa lasciva.

-   ¡Oh, pequeña _____! Tarde o temprano, quieras o no, vas a ser mía, te lo aseguro. Desde el primer instante en el que te he visto, te he deseado. Y siempre consigo lo que deseo.

-   ¿Qué va a hacer? – preguntó asustada. Des rió.

-   No se preocupe Srta. Harris. Prometo no deshonrarla. No me permitiría hacerle algo así a una señorita de su clase, y menos aún si parece un ángel – dijo antes de alejarse por el pasillo.

“¿Qué pretende?” – se preguntó _____. – “Jamás podrá tenerme”.

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⏰ Última actualización: Feb 18, 2014 ⏰

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