Capítulo 2

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Becca abrió los ojos y tuvo que volver a cerrarlos porque había demasiada luz. Esperó unos segundos y fue abriéndolos otra vez poco a poco; lo primero que vio fue lo que parecía una habitación blanca de hospital, después se miró la mano observando una vía. Siguió la sonda hasta ver una bolsa de suero y con esfuerzo se sentó en la cama.

- Veo que has despertado - dijo una enfermera entrando en la habitación.

- Que... - carraspeó - que a pasado?

- Que recuerdas? - dijo la enfermera acercándola un vaso de agua.

Beca frunció el ceño.

- Estaba...estaba en el coche con mis padres y mi hermano, después...

Se llevó las manos a las sienes intentando acordarse.

- Después... - volvió a repetir - una luz y alguien gritó. Mi madre? - preguntó mirando a la enfermera - que a pasado? Dónde está mi familia?

- Debes calmarte.

- No quiero - comenzó Becca agitándose - donde está mi familia? Y mi hermano? Que me a pasado?

La enfermera la vio cada vez más nerviosa y agitada, así que decidió sedarla antes de que se quitara la vía. En el momento que hizo efecto, la tumbó arropandola con la sábana.

                                                     ~~

Cuando Becca volvió a abrir los ojos, la luz era más tenue.

- No te asustes - dijo la enfermera.

Becca paseó la mirada hasta posarla en el médico que entraba por la puerta.

- Buenas tardes jovencita - saludó el médico mirando unos papeles - la enfermera me a dicho que a tenido que sedarte.

- Nadie me dice que está pasando, ni dónde está mi familia!

Becca frunció el ceño cuando vio a la enfermera bajar la cabeza con pena.

- Tienes que saber - dijo el médico - que esa luz que recuerdas, eran los faros del coche contra el que chocasteis, que por desgracia iba en dirección contraria.

Becca jadeó.

- Mi familia está bien? Mis padres, mi hermano... están bien?

- Tu padre está en otra habitación - siguió el médico - lamentablemente el accidente le afectó la columna y no va a poder andar más.

Becca se tapó la boca mientras se le empezaban a aguar los ojos.

- Entonces mi madre y hermano están con él - susurró con alivio.

- Lo siento - dijo el médico apesadumbrado de tener que darle una noticia tan terrible - tu madre y tu hermano no sobrevivieron al accidente.

Ella se lo quedó mirando sin pestañear asimilando lo que le había dicho para después arrancarse la vía e intentar salir de la cama.

- Por favor, calmate - dijo la enfermera queriendo tumbarla otra vez.

- Dejame en paz!! - gritó revolviéndose - está mintiendo - le gritó al doctor.

Al parecer la enfermera tenía más fuerza que ella pero no desistió en su empeño de salir de la cama; cuando vio al médico sacar una jeringa y acercarse más a ella, se revolvió.

- No te acerques más!! - gritó - no me toques, mentiroso!!

- Esto te hará bien - le dijo pinchando su brazo - descansa.

Becca le dio unos manotazos mientras lo miraba llorando.

- Es mentira...es un mentiroso... es un mentí...es un...

El médico y la enfermera aflojaron su agarre cuando notaron que cerraba los ojos lentamente.

- Doctor...

- Cuando se despierte - la interrumpió - dadle algo de comer, tendrá hambre.

- Y si pide ver a su padre?

- Llevala con él - dijo volviendo a poner la vía en la mano de becca - puede que su padre se anime un poco al verla.

                                                    ~~

Esta vez, Becca abrió los ojos y se limitó a observar a la enfermera.

- Esta vez has tardado más tiempo en despertar - dijo - tienes que comer - le acercó una bandeja de comida pero la vio girando la cabeza rechazándola - si te la comes, te llevo a ver a tu padre.

Becca la miró desconfiada unos segundos y cuando la vio asentir con la cabeza firmemente, comenzó a comer; bueno a esas alturas a cenar porque era de noche. Al terminar, dejó la bandeja y con la ayuda de la enfermera que le quitó la vía, fue hacía la habitación donde estaba su padre. Al verle sentado en una silla de ruedas , corriendo se arrodilló a su lado.

- Papá - dijo triste cogiendo su mano - soy yo, Becca.

Vio a su padre con la mirada perdida hasta que le puso la otra mano en la mejilla; entonces, fue en ese momento cuando la miró e hizo lo mismo. Le puso la mano en la mejilla y lloraron los dos, después lo abrazó con fuerza.

El guardian de su sueño final Donde viven las historias. Descúbrelo ahora