Prólogo

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Lucio estaba aburrido. Tirado en su cama, mirando al techo. Se estiró como un gato y su pie tocó algo. Dirigió su mirada hacia ahí perezosamente. Una bolsa de una tienda de lencería, donde su mamá le había comprado, en joda, una sunga de animal print, al estilo leopardo. Hizo una mueca "Muy gracioso". Se imaginó usandola y sonrió involuntariamente, seguramente su amigo, Toto, estallaría de la risa si lo viera con eso puesto. Su expresión cambió. El imaginarse que Toto lo viese con esa sunga lo ponía cachondo, demasiado cachondo. Cuando se dio cuenta de lo que estaba pensando hizo una mueca de asco, pero la situación seguía dando vueltas en su cabeza y había quedado irremediablemente excitado.. Decidió no preocuparse más y primero que nada, encargarse él mismo de la excitación que sentía en ese momento... y mientras se tocaba pensó en Toto, y en que alguien los miraba mientras estaban juntos.

Lucio pasó los siguientes días pensando en eso, estaba muy preocupado, "No soy gay. No soy gay...". Pero decirse esto no hacía más que hacer que la fantasía con Toto lo obsesionara cada vez más.

Un día en clases, otra vez el tema le daba vueltas por la cabeza, pero la voz de su compañera, Mabel, lo sacó de sus pensamientos, la miró y movió el mentón invitándola a hablar

-Estás re colgado. ¿Qué te pasa?

- Ah...nada...tengo sueño- Mabel frunció el ceño, no se lo creía ni él . Pero se acordó de lo que le tenía que mostrar.

-Mira esta foto-exclamó dandole su celular. Lucio lo agarró y sonrió por cortesia. Estaba, claramente, en otro mundo. Empezó a pasar las fotos del celular de Mabel sin darse cuentra, hasta que una lo sorprendió. Eran dos hombres, uno encima del otro, desnudos y con cara de placer. Lucio sonrió

-¿Qué es esto?

-Emmmmm....nada- dijo Mabel ruborizada, intentando sacarle el celular. Pero él lo puso fuera de su alcance

-Hasta que no me expliques, no te lo voy a dar.

Mabel suspiró

-Me gusta el porno gay, ¿Ok?

En ese momento Lucio se sintió iluminado "La única forma de librarse de la tentacion es ceder a ella", evidentemente no era tan ignorante, conocía una frase de Oscar Wilde. Miró a Mabel con superioridad, ya tenía un plan

-Te propongo algo...

Sexo con Lucio AldereteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora