¿Estás conmigo? | Noodle & 2D

Capitulo 3

Señoras y señores, repetí el capítulo por qué para ser sinceros después de leerlo un par de veces de nuevo , no me gusta. Y por lo que puedo notar, a ustedes tampoco xD.Es como si fuera relleno :v así que les traigo el nuevo y mejorado capítulo 3.1. :)

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Eran altas horas en la noche y ninguno de los dos podían dormir. El muchacho miraba al techo mientras la japonesa le daba la espalda. Ambos no querían hacer nada al respecto pues pensaban que el otro estaba dormido.

Por un lado, la nipona no podía dormir por qué tan pronto cerraba los ojos , las imágenes de su pesadilla volvían como flashes de cámara.

Por el otro lado, el peliazul podía sentir a la ballena mirándolo a través de la ventana e intentaba temblar lo menos posible para no perturbar a la japonesa.

—T-Toochi, ¿Estás despierto?—Pregunto la nipona en voz baja con intenciones de llamar la atención de su amigo o en todo caso de no despertarlo en el intento.

—Si...—Dijo con voz temblorosa.—¿T-Todo bien Noods?

—No, ¿todo bien Toochi-san?

—No.—Dijo de manera desafinada.¿A ti qué te pasa?

—Las imágenes.—Dijo volteándose a ver al peliazul mientras señalaba su cabeza.—Vuelven y vuelven... —Dijo mientras tocaba varias veces su frente con su dedo índice.—No puedo dormir.

—Todo está bien , sabes que estás conmigo ahora.—Dijo dandole una ligera sonrisa.

—No es eso. No sabes. No puedes saberlo.—Dijo mientras se estremecía ligeramente.—Yo... Ellos... Sus ojos...Estaban cerca, tocándome.—Dijo mientras se pasaba las manos por el rostro de manera desesperada. El muchacho se sentó le sujetó las manos mientras la miraba preocupado.

Las manos le temblaban y la muchacha cerraba los ojos con fuerza. El peliazul se llevó las manos de la japonesa a los labios y las besó delicadamente regresándola a la realidad.

—Cuéntame lo qué pasó, todo lo que viste.—Dijo mirándola fijamente.

—Esos ojos, sus ojos brillaban . Como luces...—La muchacha miró a la nada.—Ellos se me acercaban, sus manos. Toochi sus pequeñas y frías manos. Estaban por todas partes.—La muchacha se cubrió el rostro de nuevo. —Aún puedo sentir sus uñas clavándose en mi piel, rasguñándome...

—¿Como se veían?

—Ellos...—La voz de la japonesa se quebró.—Yo los conocía, a todos. Eran niños que yo conocí. Aquellos que me acompañaron en el experimento en Japón... Toochi ellos lucían tan aterrados...—La nipona lloraba desconsoladamente.—No pudieron salvarse y están condenados.—Dijo mientras sorbía la nariz.—Nadie pudo salvarlos, ni siquiera lo intentaron. Eran tan pequeños, tan indefensos...

El muchacho con un nudo en la garganta abrazó a la muchacha.

—En esos momentos no sabía qué hacer , no sabía a dónde ir ni a quien buscar... No sabía si seguías allá afuera o si estabas buscándome. Perdí la fe por un momento. Estaba hundiéndome...

—Pase lo que pase, siempre estaré allí afuera buscándote ¿me entiendes? No voy a dejarte nunca más...—La nipona lo abrazo de vuelta escuchando los latidos del corazón del muchacho . Le resultaban calmantes e hipnóticos.—Siempre de los siempres, ¿recuerdas?—Pregunto el peliazul.

La pelivioleta río un poco al recordar.—Tenía 10 años y estaba aprendiendo inglés Toochi-san.

—Lo se.—Dijo con una sonrisa mientras acariciaba el cabello de la pelirroja. Una sensación de calidez le recorrió el estomago.