A la mañana siguiente no me sentía muy bien, tenía un fuerte dolor de cabeza y me sentía fatigada, como si hubiera llegado de una fiesta donde habían tragos y música muy alta. No fue así. Me removí un poco de la cama, busqué a Michael y me encontré con sus enormes ojos cafés que me miraban tiernamente. Se acerca a mí, deposita un beso en mi nariz y luego se levanta de la cama.
—En un rato vendrá el doctor Pattison —Dice, mientras se coloca su bata y camina al baño.
—Oh, el doctor —Respondo, me siento sobre la cama y me cubro con las sábanas— ¿Estoy pálida?
Él se gira sobre sus talones y me mira fijamente.
—No, estás bien —Dice, cerrando la puerta del baño. Yo suspiro y miro hacía el techo, empiezo a formular las posible razones por las que me siento así, detengo mis pensamientos, cuando alguien interrumpe con el desayuno en manos. Es Karlota, quién entra con una bandeja llena de comida, resoplo y pongo los ojos en blanco.
—Buenos días Karlota —La saludo y ella asiente en forma de saludo.— Gracias por traer el desayuno.
—El señor lo ordenó, dijo que usted estaba muy mal —Dice y yo la miro fijamente.
—Está bien, muchas gracias —Asiente y se retira.
En aquella bandeja había fruta, granola, jugo de naranja, leche, pan, tostadas y un café. Tomo el tenedor y llevo un poco de fruta a mi boca, quizás comiendo un poco se me pase el dolor de cabeza, pasado unos minutos, mi hombre sale del baño, vestido, perfumado y bien arreglado, se acerca rápidamente a mí, se sienta a mi lado y empieza a desayunar conmigo. Terminado de comer todo, me levanto, me meto al baño para darme una ducha y ponerme una ropa un poco más decente para recibir el médico; al salir, me pongo un vestido floreado, unas sandalias bajitas y dejo mi cabello suelto con unos bellos rizos.
Busco a Michael, quién no está en el cuarto, así que decido bajar a la sala, me quedo ahí unos minutos y observo el árbol de navidad, donde hay unos regalos, luego siento que me elevo un poco y mi cuerpo toma temperatura, cuando ya toco tierra firme, me giro y es Michael, quién me había abrazado.
—Abre los regalos que hay debajo del árbol —Me indica señalando con sus ojos, la parte superior del enorme árbol.
—¿Todos son para mí? —Pregunto incrédula— Debe haber algo para los empleados de esta casa.
—Por ejemplo, ese presente de color púrpura es para mi mejor amiga Elizabeth —Me dijo señalando el regalo de ese color.
—Yo dije... empleados... pero... ¿Ella vendrá?
—Así es —Asiente con una gran sonrisa.
Yo me avergüenzo al saber que no le compré nada a él para navidad.
—Yo... no te compré nada —Balbucee y él niega con su cabeza.
—El mejor regalo que puedo obtener, es estar a tu lado.
Lo observo con ternura, tomo su rostro entre mis manos y le doy un beso casto en sus labios.
—Bien, abre tu regalo —Me interrumpe y yo lo miro fijamente por unos largos segundos. Este hombre, no tiene remedio.
—Está bien, ¿Cuál es? —Pregunto ansiosa y me siento en el piso, cerca del árbol.
—El de allá —Me señala una bolsa de color rosado pastel, la tomo y miro dentro de ella.
Saco lo que hay dentro de la bolsa, hay unos chocolates, una pulsera muy hermosa que tiene grabado nuestros nombres y también una pequeña cajita, parece de un portarretratos. La tomo en mis manos, abro la caja con cuidado para no dañarla y observo el portarretratos, tiene una foto de nosotros dos, tomada de unos días anteriores, después de navidad. Mis ojos se cristalizan, me pongo de pie rápidamente y lo abrazo fuertemente.
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Casados a la fuerza © [TERMINADA] #Sakura2019
Romance"No podía verlo, me daba ira máxima, con sólo sentir su presencia". Lo que ella no caía en cuenta, es que del odio al amor, sólo hay un paso. María, la criada mas joven de la mansión Neverland, donde actualmente vive Michael Jackson, el famoso c...