XIII- No se debe.

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  ~" Oh, aquí estoy de nuevo, entre el diablo y el peligro. Pero supongo que es mi naturaleza.- Save Myself - Ed Sheeran. "~

Día 4 conviviendo con Harry:

Estaba exhausta, me había resultado casi imposible pegar un ojo en toda la noche. Las pesadillas no cesaban y todo lo que había sucedido, todo lo que nos habíamos dicho no dejaba de repetirse una y otra vez en mi cabeza. Tenía miedo, aquellas pesadillas parecían advertencias, esos besos cada vez me gustaban más y con el pasar de los días lo deseaba más. Desear, gustar, me hacía sentir vulnerable y parte de mí estaba satisfecha con eso. Soltar la espada y el escudo por solo unos minutos.

Enjuagué mi rostro con agua fría y miré mi reflejo. Unas grandes ojeras asomaban debajo de mis ojos. Tendría que maquillarme, tratar de verme mejor pero no tenía ganas. Un día sin cuidar de mi aspecto no me haría mal, además, ¿Para quién me arreglaría? ¿Para qué? Mi mente burlesca me recordó que Harry se encontraba en el piso de arriba, entretenido en el gimnasio. No, no me arreglaría para él. Dejaría mi cabello en ese desordenado moño y mi rostro sin una pizca de maquillaje, quizás de esa forma logre alejarlo. Ya había probado de todo, usé mi frialdad, traté de asustarlo, le fui franca, le di lo que quería pero seguía ahí pidiendo más. Quizás esto funcione aunque de solo pensar en su lejanía mi pecho dolía. Respiré profundo y salí del cuarto de baño. Había estado desde el almuerzo pensando en todo, había ideado planes para todo lo que podía suceder y mi cabeza había empezado a doler. Suspiré y empecé a subir las escaleras. Estaba aburrida, estar encerrada en mi casa sin hacer nada no era algo que realmente me gustara. Necesitaba estar ocupada en algo, moviéndome. La puerta del gimnasio estaba abierta así que me asomé con curiosidad.

Harry golpeaba el saco con fuerza y concentración. Estaba descalzo y solamente vestía unos pantalones negros de algodón deportivos Nike. Su torso, brillante por el sudor, se lucia con soberbia. Sus tatuajes decoraban aquellos músculos que trabajaban sin cesar. Sus grandes manos estaban vendadas y golpeaban con firmeza el saco de cuero. Su cabello estaba mojado por el sudor y se movía al compás de los golpes. Definitivamente, todo lo dicho anteriormente se podía resumir a dos simple palabras. Extremadamente sexy. Mis manos necesitaban acariciar su vientre cincelado y sus gruesos brazos. Sentía calor, mucho calor y no podía aliviarse tan fácilmente. Mi cabeza y mi cuerpo me imploraban tocar y sentir a Harry. Mordí mi labio. Ese hombre parecía un ángel y provocaba pensamientos impuros en mí. Deseo, hacía tanto que no sentía algo así.

-Hey.- Saludó con una sonrisa que luego escondió en una botella de agua.

-Veo que lo disfrutas.- Traté recomponerme, no tenía noción de cuanto tiempo estuve observándolo.

-Igual que tú.- Mi rostro se volvió rojo en segundos, solo esperaba que no estuviese refiriéndose a como mis ojos no dejaban escapar ni un solo detalle de sus movimientos. -Estás algo roja... ¿Te encuentras bien?-

-S-sí... -Clavé mi vista en la pared.- ¿Puedes ponerte una camiseta?- No quería que sucediera algo raro, por ejemplo, llamar a todos los gatos del vecindario.

-Oh... Es que tengo calor.- En un parpadeo lo tenía a centímetros.- ¿Te incomoda?-

Mordí mi labio, con sólo alzar la mano podía tocar aquellos abdominales. No iba a resistir mucho en esta situación así que me crucé de brazos. Me esforzé en mirarlo a los ojos aunque los suyos estaban perdidos en otro lado. El escote de mi camiseta no era profundo pero era suficiente para tener a Harry aprovechando de su altura y mirando dentro de él. Tragué saliva, otra vez había tensión en el ambiente.

-¿Se te perdió algo?- Traté de sonar dura.

Harry me miró a los ojos y relamió sus labios para luego darme una sonrisa de costado.

Dorchadas Álainn ||H.S|| a.u (Wattys 2019)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora