Capítulo Único

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Hace mucho tiempo que lo había conocido, recuerdo que llovió bastante fuerte y para cuando regresaba de la universidad no conté con un paraguas, maldije internamente pero ahora me alegro de que haya sucedido, no sabía como la vida me iba a cambiar con aquel pronóstico de clima. Corrí hasta un salón para tratar de refugiarme y la lluvia no paraba de caer. Sin más remedio entré al lugar, me quité los audífonos y comencé andar hace horas que el sitio había cerrado sin embargo el sonido de la música hizo que siguiera caminando.

Recuerdo la primera vez que lo vi, él patinaba sobre el hielo, su cabello en ese entonces era rosa, cuando lo vi patinar por primera vez quedé como un tonto mirando como sus pies bailaban dulcemente con el hielo, me pareció hermoso, él extendió los brazos para dar una serie de saltos y al final tomó un vuelo para realizar un flip cuádruple, lo vi dar vueltas en el aire y mi corazón comenzó a dar golpeteos más acelerados tanto que dolía. Cayó de pie con una sonrisa en el rostro inclinándose a un público que no existía sin embargo él nunca imaginó que yo le aplaudiría, se volteó a ver al atrevido encontrándose conmigo me dio una sonrisa la que nunca me brindarán jamás, sin más él salió corriendo.

Yo sólo pude observar cómo sus cabellos rosados desaparecían mientras caminaba torpe en el suelo con los patines, su delgada figura atravesó la puerta yéndose y dejándome solo con palabras en la boca, quise elogiarlo por la manera en la que danzaba dulcemente entre el hielo. Si tan sólo hubiera corrido detrás de él muchas cosas hubieran cambiado. Era tan bello, su piel lucía tan cuidada y parecía de porcelana. El destino se mostró muy caprichoso e hizo que me enamorara de él, tal parece que un duende del amor tocó mi corazón. Juré que volvería todos los días sólo para mirarlo de nuevo.

Asistía todos los días para verlo otra vez, él no asistió en las veces que fui, eso me decepcionaba un poco, a veces me decía a mi mismo duramente Min Yoon Gi ya déjalo ir, no vendrá más sin embargo la esperanza volvió cuando lo vi llegar de nuevo con las zapatillas de cuchillas muy blancas, pero esta vez no lo miré feliz, hizo una pirueta baja saltada sin embargo ésta no pareció salirle así que cayó golpeándose con el frío del hielo las lágrimas no tardaron en salir, sus patines negros parecían sucios no como la otra vez que lo observé. Me acerqué a él y le tendí la mano.

—No deberías ayudarme —dijo, su voz es algo que nunca voy a olvidar.

—¿Por qué? —me quedé con la mano extendida.

—Porque estoy roto —en ese momento no entendí lo que me decía.

—¿Roto? —cuestioné.

Me miró con los ojos suplicantes de que me marchara pero mis intenciones no eran esas, yo iba a tener el valor de preguntarle lo que le sucedía aunque al final él no me respondiera nada. Tomé la postura de él y le sequé las lágrimas.

—Porque soy una vergüenza —soltó el llanto.

Sin embargo esa noche en mis brazos lloró como nunca confesándome que sus padres no aceptaban que él practicara patinaje sobre hielo, es más, todo lo que hacía no parecía lo suficiente para sus padres, me enteré de todo lo que le pasaba.

—Soy un adefesio, mis padres nunca me han querido. En la escuela me burlan de mi peso, de mi orientación sexual, dicen que jamás llegaré a ser alguien y también dicen que soy nada para alguien, me golpean horriblemente —entendí cuán lastimado estaba —. He intentado todo para hacer feliz a mis padres incluso he dejado de comer, ¿qué estoy haciendo mal?

Era triste ver como él se veía así mientras que yo lo miraba como el diamante más caro y delicado del mundo. Noté todo lo que le hacia mal. Su cuerpo estaba bastante delgado incluso sus huesos se asomaban en la piel. Y yo estaba dispuesto a curar y a borrar todas las heridas que le atormentaban. Hubiera dado todo para que fuera feliz.

—Tú no haces nada mal, ellos son los equivocados —mi coraje aumentó —. Tú eres algo tan bello. Eres una hermosa flor entre tantas marchitas. Y es mentira lo que dicen, tú ya eres todo para mí. ¡Te amo! —sonaba apresurado pero era lo que realmente sentía.

¿Quién se enamora de la noche a la mañana? Yo lo hice. 

—¿Cómo puedes decir eso? Apenas y nos conocemos —su voz sonaba débil.

—Sólo lo sé —dije seguro con las mejillas rojas.

Creí que no podría enamorarme más pero cuando me brindó una hermosa sonrisa en donde sus ojos desaparecieron en media luna mi pecho se infló de amor, esa noche me reveló su nombre.

—Park Jimin —soltó él su nombre con la garganta destrozada.

—Es muy lindo para un patinador como tú —me había enamorado, aunque en ese momento me dije: Yoon Gi eso está mal. Pero ya todo estaba hecho —. Min Yoon Gi.

Él tenía grandes sueños, sueños que se vieron aplastados por acciones y palabras de malas intenciones. Habían roto a mi chico de los patines negros. Le habían quitado todas sus ilusiones, lo hicieron miserable, le hicieron añicos el corazón, le arrancaron las alas y le destruyeron el alma. Era algo que jamás les iba a perdonar. Sus ojos estaban apagados pero lograron encenderse con mi presencia.

Nos contamos secretos, él vivía un infierno en esa casa por lo que le pedí que escapara conmigo tal vez sonaba loco ya que nunca lo había tratado, negó con la cabeza y se fue no sin antes darme un beso en la mejilla, cerré los ojos emocionado. ¡Me besó!

—Gracias por amarme —luego de esto, me depositó un beso en los labios. Jamás olvidaré aquel beso.

Hubiera dado lo que sea por seguirlo y llevarlo conmigo pero no lo hice, no saben cuánto me arrepiento, yo le hubiera dado todo el amor y felicidad que se merecía no obstante esa fue la última vez que lo vi, fue la última vez que vi a mi chico de los patines negros antes de que decidiera quitarse la vida.



Dedicado a mi mejor amiga: ParkMei_111

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Historia inspirada en la clase de Diseño y Desarrollo de páginas web. Y hecho para mi mejor amiga en agradecimiento a su amistad. Perdona mis faltas de ortografía. ¡Gracias por leer!

El Chico de los patines negros || YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora