Único

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Todos los días me levantaba con una sonrisa en el rostro, con una motivación enorme que me hacia levantarme con gusto, sabiendo que ese día iba a ser perfecto.

Todo era gracias a tí, contigo mi vida era diferente, era buena, era divertida, era valiosa.

Todos los días, tardes y noches pensaba en tí, pensaba en que vestirias al otro día, en que nuevas cosas te pasaron y pasarían, que comerias, que estudiarias...Muchas cosas de las cuales estaba muy feliz de poder saberlas.

Viendo tu cabello moviéndose con el viento, ver tus dientes perfectos cuando ríes, ver tu cuerpo de entre todos, ver tu color de piel único. Todo eso venía a mi mente cuando abría los ojos. Sabía que estarías perfecto como siempre.

Vivía con las mismas o incluso más ganas de besarte. Sentir tus labios únicos corresponderme tímidamente.
Amaba cuando eras así, de repente parecias un chiquillo adolescente que iba a dar su primer beso, pero otras veces parecias un experto en volverme loco como sólo tu sabías hacerlo.

También amaba cuando te molestabas, te divertias, te avegonzabas, te frustrabas, te emocionabas, amaba todo de tí.

Mi peor pesadilla era verte con esa expresión característica que me indicaba que algo andaba muy mal, yo sabía que no querías hablar con nadie y querías descansar pero yo siempre te insistía, hasta que me dabas paso a tus brazos y llorabas en mí mientras te repetía que todo estaba bien, te calmabas después de un rato y te quedabas dormido en mis brazos que nunca te dejaron caer. Nunca te dejarían caer.

Las múltiples noches que te hice mío en la cama que compartiamos, resguardados bajo la luz de la luna. Esos momentos inolvidables que tus caricias me dejaban.

Como cuando te pedí ser mi novio oficialmente, nunca olvidaré ese sonrojo que me hizo sonreír como tonto; y tu silencioso "Sí" que me alegró el corazón de una manera inexplicable.

Como terminamos viviendo juntos un corto tiempo, aún sigo agradecido de que aceptaras casarte conmigo meses después. Todavía no logro sacar de mi cabeza tu imagen en ese hermoso traje caminando hacía mí, y cuando por fin llegaste al altar pude ver unas cuantas lágrimas resbalar en tu mejilla.
Fue el mejor día de mi vida.

En la noche hicimos el amor como nunca antes, me encargue de tocar cada parte de tí con todo el amor que te mereces. Me regalaste las mejores caricias que nunca nadie me dió, me demostraste cuanto amor me tenías, tanto que yo correspondía por igual. Como no iba a hacerlo si tú eras un verdadero ángel caído del cielo que llegó a iluminar mi vida.

Creo que nunca me cansé de decirte que te amaba y te necesitaba; y tú siempre me contestabas con un dulce beso que a veces terminaba en otra noche de pasión.

En la luna de miel te lleve a tu lugar favorito, la pasamos muy bien ahí. Hicimos de todo, conocimos nuevas cosas, recorrimos todo el lugar y nunca, nunca solté tu mano.

A veces me preguntaba que sería de mí sin tí, sin tu calor, sin tus risas, sin tus lágrimas, todo eso que después de un tiempo sólo fue dedicado a mi, y contestaba con un 'nada'. Gracias a tí yo vivía.

Y lo sabías, sabías que sin tí no tenía razones para levantarme, porque siempre te lo susurraba de la manera más dulce que podía. Sabías que me costaba ser tierno contigo, sabías que normalmente no era así, y me comprendidas; no hacía falta decirte más de dos palabras porque sabías que en ellas te entregaba mi vida entera. Y por eso te agradezco.
Aunque es muy poco lo que digo ahora, en comparación a todo lo que mi alma siente por tí.

Pero además de agradecerte todo lo que hiciste por mí, también te quiero pedir perdón. Sabías que cada día me sentía más débil, y eso te hacía llorar, aunque me lo negaras yo lo sabía.
Te encerrabas en la habitación a llorar en silencio, para que yo no me preocupara. Sé que te dolía.

Y a mi también me dolía, es por eso que me dedicaba a acariciarte y besarte todas las veces que podía.
Te aferrabas más a mí toda la noche, me abrazabas y me repetias que me amabas, que nunca dejarías de hacerlo y yo sabía que era cierto. Nunca dudé de tu amor incondicional.

Gracias a tí me sentía más fuerte aunque no lo era, me cuidabas como si fuera lo único de tu vida.
Llorabas cuando te decía algo lindo, ¿porqué? Yo quería hacerte felíz nunca quise hacerte sufrir.

Me sentía cada vez más mal, pero sabías que tu sonrisa borraba mi malestar para sustituirlo por felicidad, es por eso que delante de las lágrimas que derramabas siempre había una sonrisa sincera para mí.

Cuando me casé contigo nunca pensé que me iría de tí tan pronto, perdóname por eso. Nunca quise dejarte sólo.

Creo que el peor día de mi vida fue cuando lloraste como nunca en mi pecho, ese día también lo hice. Sabías que mi dolor acabaría y por eso lloraste. Nunca deje de repetirte cuanto te amaba, y eso aumentaba tu dolor. Se que era difícil, para mí también lo era, y me sentía culpable por eso.

Me dolió como nunca despedirme de tí, tu llorabas diciéndome que no me iría a ninguna parte, que siempre estariamos juntos, yo sabía que sí.

Te agradecí desde el fondo de mi corazón todo el amor que me brindaste, todas esas noches que me hacías sentir la persona más afortunada del mundo, porque realmente lo era.

Miré a mi alrededor una última vez, me di cuenta que lo más valioso que tenía eras tú. Y en ese momento estabas ahí. Te abracé, me besaste.

Mi dolor disminuía, sabía que acabaría, simulabas estar felíz por ello, aunque en el fondo estabas destrozado. Te pedí que fueras fuerte, por mí, por tí, por nosotros. Y tú me lo prometiste. Fue el último deseo que pedí. Te tranquilizaste un momento, y te acostaste a un lado de mí en la pequeña cama. Iba a extrañarte, y mucho. Iba a extrañar tu calidez.
Nos quedamos así un largo rato.

De repente, estábamos en la escuela, el día que te conocí y me enamoré. Sentí una pulsada en el corazón que me hizo ir a hablarte a tu asiento en la esquina del salón. Estabas hermoso. Tus ojos me sonrieron delicadamente, ese momento nunca lo olvidé.

Pero yo te escuchaba en otra parte, estabas llorando y gritando mi nombre. ¿Qué pasa mi vida? Aquí estoy.
Lloraste con todas tus fuerzas mientras sentía tus labios por todo mi rostro, apenas susurraste un 'Te amo" en mi oído, mi alma se liberó.
Sentí que respiraba de nuevo, el dolor había desaparecido. Pero parecía que tu lo cargaste. Ví como te levantabas de la cama y corrias a la puerta a gritar algo, no tardó para que un hombre llegara a la habitación y revisará todos esos aparatos que me tenían con vida. Creo que llegó la hora.

Para ese entonces, yo ya no estaba ahí, y tu lo sabías.
Suspiraste sin llorar, y te acercaste a mí a tomar mi mano. No podía sentirla, lo siento, pero sabía que lo hacías con todo tu cariño. La besaste y tus lágrimas comenzaron a salir sin control.
Pero estabas felíz de verme sin dolor, tenías que aceptarlo, perdón por hacerte pasar por esto.

"Te amo" volviste a pronunciar viéndome, yo también te lo dije, aunque no escucharias, y no hacía falta, pues tu ya lo sabías.

Esa fué la última vez que te ví junto a mí.

Pero quiero que siempre recuerdes que te amo como nunca a nadie. Pudiste ser felíz sin mí, te lo agradezco.

Jimin, mi vida. Yo te amaba, y te amo con todas mis fuerzas.
Recuerda que aunque sea desde acá arriba, siempre te protegeré.

Yo Te Amaba °Yoonmin°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora