XI

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NA: Tengo la sensación de que siempre tengo hambre cuando escribo este fic. La comida no deja de ser mencionada... ups.

*~*~*~*

La escena era surreal. Todos sentados sobre una manta puesta sobre la hierba y tierra, comiendo y bebiendo sin ningún tipo de preocupación... incluso Ulquiorra estaba incluido en la imagen. Si lo hubieran dicho hacia varios meses que algo como esto podría pasar, no se lo hubiera creído.

—Kurosaki, —su leve barítono lo sacó de sus cavilaciones— no has tocado la comida.

—No tengo hambre ahora mismo —sacudió la cabeza, apartando educamente justo el bento que su amiga Tatsuki acababa de empujar hacia él.

—Venga, ¿para qué has venido si no? —protestó la pelinegra codeándole el costado.

No quería venir en primer lugar... No lo dijo en voz alta, no queriendo para nada recibir un puñetazo de parte de Tatsuki.

—En ese caso... —Ulquiorra giró su cintura hacia la derecha donde había dejado su mochila y sacó un recipiente de su interior— ¿tampoco querrás de esto? —levantó la tapa despacio, creando inevitable expectación en Ichigo, y cuando la abrió del todo y vio un trozo de la tarta que había comido el día anterior quiso maldecir al Arrancar de aquí hasta el infierno y al mismo tiempo besarlo.

Espera, ¿no acababa de pensar en eso, verdad? Él definitivamente no acababa de pensar en eso. No es que sus pálidos labios parecieran suaves a la vista y- ¿Qué demonios? Se tiró del cabello, su cabeza dando vueltas.

¿Qué demonios?

—¡No has cambiado nada, Ichigo! —Tatsuki le dio una palmada en la espalda que, gracias al cielo, lo devolvió a la realidad—. Te sigue pirriando el chocolate. De niño eras igual.

—No tienen porqué enterarse todos —murmuró en voz baja. Sentía sus mejillas calientes. Su amiga se echó a reír y de nuevo lo animó a comer.

Estúpido Ulquiorra y estúpida tarta.

*~*~*~*

—Pareces molesto.

Ichigo levantó la cabeza desde el árbol en el que estaba recargado para ver a Ulquiorra apoyado contra el tronco.

—No lo estoy —escupió.

—Me gustaría diferir —contestó separándose del tronco y parándose frente a él—. ¿Qué sucede?

—No creas que puedes comprarme con comida —siseó el pelinaranja, desafiando al Arrancar con la mirada.

—¿Da esa impresión? —abrió sus ojos verdes de par en par por un instante. Así que Kurosaki le había malinterpretado... —. Hago esas cosas porque se nota que te gustan.

—¿Por qué? —era la cuestión principal.

—¿Necesito un motivo?

—Sería lo normal.

Se quedaron en silencio. Ulquiorra pensando en lo dicho e Ichigo esperando por una respuesta que resultara convincente. Al ver como el pelinegro se acuclillaba pero continuaba pensativo, Ichigo suspiró y habló por él.

—¿Por qué no lo haces con Inoue? Lo de la comida —preguntó con cautela, la pregunta resultándole extraña y hasta sonaba extraña a sus oídos—. Parece que se gustan.

Por segunda vez Ulquiorra se sorprendió—. ¿Gustarme?

—Sí, ya sabes... o quizás no —se rectificó al recordar que el Arrancar antes era incapaz de reconocer emociones o incluso de sentirlas—. Quiero decir, cuando estás cerca de alguien que te gusta se te acelera el pulso y quieres... no sé, pasar todo el tiempo posible con esa persona y cuidar de que esté bien —él mismo se quedó pensando en la explicación que acababa de dar, no teniendo del todo claro si era la definición correcta.

—Ciertamente Inoue-san es una mujer excepcional, pero... —hizo una pausa que llamó la atención de Ichigo, volviendo a mirar hacia los ojos verdes— no es ella.

—¿Qué quieres decir con «no es ella»? —la implicación de sus palabras sonaba a que no solo no se trataba de Inoue, sino que Ulquiorra sentía ese tipo de cosas por alguien más. Solo de pensarlo estaba estupefacto. ¿Un Arrancar? ¿Enamorado de alguien? ¿Qué?

—Siento esas cosas que has descrito, pero no por Inoue-san —concretó, llevándose una mano al pecho.

—Bueno, —Ichigo torció sus labios en una media sonrisa algo incómoda. Había asumido que había algo entre esos dos...— no quiero meterme en tu vida privada y preguntar quién-

—Eres tú.

Por un segundo no oyó más que el eco de esas dos palabras en su cabeza. Sus ojos se abrieron imposiblemente grandes ante lo que acababa de confesar. Lo miró con incredulidad y shock, esperando que le dijera que era una broma, pero Ulquiorra no bromeaba y si hay algo que había aprendido en estas últimas semanas es que era directo y honesto con todo lo que decía. La intensidad de sus ojos verdes hablaban por si solos si aún le cabía duda.

Los labios de Ichigo temblaron, porque no sabía qué decir o cómo reaccionar más allá de la sorpresa. La fuerza con la que Ulquiorra le miraba se suavizó con una expresión que denotaba comprensión. Le parecía increíble porque visto desde una tercera persona era su rostro estoico de siempre.

—¿Cómo puedes...? —trató de decir, no sabía el qué.

—Yo tampoco quería creerlo —sacudió la cabeza— pero no gano nada ocultándolo. Independientemente de cuál sea la respuesta pienso que tú valoras la honestidad.

No podía creer que fuera verdad, o quizás no quería creer. Porque fueron enemigos a muerte. Porque estuvieron destinados a matarse el uno al otro, lográndolo. ¿Qué mala broma del destino era esta? ¿Mandaban a que fuera la persona que le gustaba la misma que le destruyó? Siendo justos, estaba juntando sus piezas rotas de su alma poco a poco, aún así...

—Acepto que sientas eso, pero...

—No espero nada a cambio, si es lo que te preocupa —suspiró livianamente antes de volver a ponerse en pie y estirar sus piernas—. Me conformo con que lo sepas.

—Ulquiorra...

—No es necesario que me mires con lástima. Tú y yo fuimos enemigos, está bien si aún me odias.

Él decía eso y aún así, incluso en su confusión, Ichigo pudo notar el ligero tick de dolor en sus ojos cuando mencionó el odio. Le costó responder, levantarse y decir que no le odiaba, nunca lo hizo. Al final se lo dijo, justo cuando el pelinegro se había dado la vuelta.

—¡Hemos empezado desde el principio! —cerró fuertemente sus puños a sus costados, sus ojos brillando con una determinación que creía muerta—. Por eso... ¡Seamos amigos!

Ulquiorra se tensó visiblemente y no se dio la vuelta. Pasaron unos tensos segundos para Ichigo hasta que el Arrancar giró la cabeza, una extraña pero ligera sonrisa adornando su pálido rostro.

—Será un placer.

Ante esa rara sonrisa, Ichigo sintió su pecho oprimirse. Quizás, y solo quizás, algún día pueda entender más los sentimientos de Ulquiorra.

*~*~*~*

NA: *snif snif* Ya estamos llegando al final. ¿Qué? ¿No lo esperaban? Ups. Pero ah, estuve dándole muchas vueltas a cómo sería la confesión para luego darme cuenta de que Ulquiorra es alguien directo a pesar de que ahora sea capaz de sentir.

Si alguien se lo pregunta, Ichigo estaba recluido porque los demás estaban jugando a verdad o reto y no quería entrar en esa mierda (?).

PD: Ichigo implica al final que puede que algún día desarrolle lo mismos sentimientos que tiene Ulquiorra hacia él.

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⏰ Última actualización: Apr 02, 2017 ⏰

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