Angel.

868 159 75
                                    

           

02 de Abril, 2017.

Apenas abrió sus ojos supo que hoy sería un gran día. Tzuyu llevaba ya un tiempo sin ver a su amada, aunque a cada segundo la podía sentir con ella. Tenía incluso largas conversaciones a diario con su novia al teléfono donde se prometían amor y fidelidad eterna, aunque muchas veces terminaba siendo un monólogo, sin embargo Tzuyu no necesitaba a nadie más que a Jihyo en su vida para ser feliz.

Unos brazos rodearon su cintura, Tzuyu sonrió más que nunca en la vida al sentir su calidez tan cerca, adoraba que Jihyo siempre tuviese esos detalles tan especiales.

—   ¿Qué haces aquí? Deberías estar descansando, Tzuyu.

Comentó Jihyo mientras llenaba su mejilla de cortos besitos, lo que hizo a Tzuyu sonreír. Su amada siempre se había comportado de esa manera con ella, como una madre sobreprotectora que además podía ser la persona más malvada del mundo si alguien llegara a hacerle daño a su pequeño tesoro, como a ella le gustaba llamarla.

—   Me gusta sentirte cerca. — Murmuró Tzuyu cabizbaja, mientras Jihyo se iba hacia alguna de las habitaciones.

Tzuyu sacudió la cabeza y sonriendo negó. Terminó de arreglarse y salió de casa.

Ellas se habían conocido hace ya tiempo, cuando sólo tenía 14 años y no sabía nada acerca del mundo. Estaba de vacaciones con sus familiares en Corea, pero por no hablar el mismo idioma que los niños de su edad ella siempre fue apartada del grupo. Sin embargo, llegó el día en que aquello dejó de ser rutina, pues Jihyo llegó a protegerla y a brindarle su compañía.

Pero eso no se detuvo ahí. Jihyo incluso había aprendido a hablar en mandarín sólo para poder comunicarse con la menor y también enseñarle Coreano, así ella podía interactuar mejor con las personas. Realmente le debía muchísimo a Jihyo.

Ella además contaba con una paciencia infinita. Tzuyu era torpe y a veces la lastimaba, sin embargo ella seguía siempre a su lado, como si nada pasara. Jihyo tenía un corazón de oro y era hora de que Tzuyu le devolviera todo lo bueno que ella había hecho.

Es por eso que pasó a comprar un ramo de rosas azules y una pequeña paleta de dulce, a su amada le fascinaban las golosinas y de vez en cuando se lo permitía. Jihyo era demasiado estricta con las dietas que seguía, y Tzuyu nunca pudo entender el porqué, si a sus ojos ella se veía hermosa con sus mejillas llenas de comida.

Un suspiro salió de sus labios y sonrió con nostalgia. Hacía mucho que ella no podía disfrutar de aquellos momentos con su preciada Jihyo, sus tiempos y su espacio no coincidían.

Pero ya había pasado un tiempo, y Tzuyu se sentía preparada para afrontar su realidad.

Es por eso que se arrodilló frente a la casa de su amada y tocó el cemento. Levantó la mirada y no pudo evitar que una lágrima corriera por su mejilla, seguida por muchas que no tardaron en caer.

"En memoria de Park Jihyo 1997 – 2016"

Hoy se cumplía un año de su partida y jamás había odiado tanto estar viva. La vida se la había arrebatado injustamente y ahora se reía de ella en su sufrimiento. ¿Por qué ella entre todas las personas? Fácil, pues el corazón de oro que poseía Jihyo era tan grande que había salvado a un pequeño de ser arrollado, pero Jihyo jamás pensó que si lo hacía, la que acabaría a 3 metros bajo tierra sería ella misma.

—   ¿Por qué, Park Jihyo? ¡Por qué lo hiciste, maldita sea! — Gritó con todas sus fuerzas, mientras sentía como el corazón se le caía a pedazos por la ausencia de su amada.

Entonces nuevamente la tenía a su lado, esta vez secaba sus lágrimas y la abrazaba, mientras Tzuyu destrozada trataba de abrazarse a ella, aunque sólo podía abrazar al aire.

—   Tranquila, mi niña... No te dejaré sola. — Murmuró Jihyo a su oído mientras se sentaba al lado de su lápida, observando con una sonrisa los regalos que Tzuyu había preparado.

Entonces Tzuyu lo pudo ver. Sus ojos ya no reflejaban amor, sino deseo... Deseo a ser libre y descansar en paz.

Con una última lágrima, Tzuyu cerró su puño y dio la media vuelta. Ella no podía seguir siendo tan egoísta... Ella aprendería a vivir con el recuerdo de su amada, sin embargo ya no podía retenerla más en este mundo, donde ella no era feliz.

Era hora de devolverle todo lo bueno que había hecho. La estaba dejando ir.

Jihyo necesitaba descansar en paz.

Angel. [One Shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora