Capitulo 7

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Estaba por quedarme dormida de nuevo. A mi cuerpo ya se le hacía familiar la sensación de estupor que le precedía al sueño. Era como un hormigueo de  anticipación, mezclada con miedo y emoción por la expectativa de verlo otra vez.

Sentía la suave briza en mi piel y el olor a humedad. Estaba a punto de despertar en el sueño pero Vivian me trajo de vuelta.

–En serio, no te vez bien, Em. Debes dejar de pensar en Kevin. Toda esta situación te está afectando.

–Aunque parezca increíble, lo que me pasa no tiene nada que ver con Kevin. –Me incorporé para subir mis pies al sofá y cruzarlos en posición india.

–Entonces, si no es por él. ¿Qué es? –Se giró, subiendo una de sus piernas al sofá, doblando la rodilla para quedar frente a mí.  Colocó su codo en el respaldo del sofá y apoyó la cabeza en la palma de su mano, haciendo sonar sus pulseras.

–Es… complicado… no sé cómo explicarlo sin parecer una loca. –Bajé la mirada a  mis manos en mi regazo.

–Solo dilo. Simple. –Si claro. Como si fuera a decirle “Oye estoy teniendo estos sueños con el chico caliente que me salvó, pero no son sueños calientes, sino que me siento raramente atraída por él. Y siento lo que él siente y es probable que si él muere yo también. Ah y me pide que lo salve, y no sé como mierda quiere que lo haga” Eso sería demasiado, y creería que Kevin me había dejado más loca de lo normal.

Vivian miraba mi rostro. Estaba segura que podía leer la indecisión en mi cara.

–Vamos Emma, sabes que puedes contármelo –Alargó su mano y la puso encima de las mía dándole un apretón–. Yo soy la última persona que te  juzgaría  o te vería como una loca.

Tenía razón. Ella era muchas veces el foco de burlas -por los demás y hasta por mí y mis amigos- por su estilo de vida. Si tenía que contarle a alguien algo tan loco como lo que me pasaba, esa persona sería Vivian. Estaba segura que no me juzgaría.

Me miraba expectante, con una sonrisa en sus labios. Y tanto como esa sonrisa era irritante en ocasiones, también lograba calmarme.  Así que decidí decírselo.

–En realidad no sé lo que es o lo que significa, solo sé que me siento como en la obligación de hacerlo.

–Cariño, nadie puede obligarte a hacer lo que no quieres. –Dijo Vivian en tono calmado.

–Ese es el problema, no es que “alguien” me obligue. Es que ese alguien hace que mi cuerpo quiera hacer estas cosas.

– ¿Qué cosas Em? ¿Quién? –Me preguntó preocupada.

–Ayudarle. Y no sé quién es, bueno si lo sé pero no lo conozco. –Dije nerviosa.

–No lo entiendo Em.

– ¡Yo tampoco! –Dije exasperada.

–A ver. Empecemos por el principio, porque no te estoy siguiendo. ¿Quién es este “alguien”?

–Es el chico que me salvó. –La miré a los ojos.

– ¿Lo has vuelto a ver?

–Sí. No. Algo así. –Dije nerviosa.

– ¿Si? ¿No? O ¿Algo así? ¿Cuál de las tres es la respuesta. Emma?

–Es una mezcla de las tres. Lo veo… Lo veo en mis sueños. –Dudé.

– ¡Oh! Ya veo. –Dijo alzando las cejas.

– ¡No! No esa clase de sueños. Estaría más que feliz de que sean de ese tipo. Es algo más complicado.

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